T R E I N T A

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CONTRAATAQUE

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CONTRAATAQUE

Luna:

Jamie está completamente loco, no creo que Leo esté enamorado de mí... y provocarle celos... no creo que su plan vaya a funcionar.

No soy una persona pesimista, pero hacer eso no es una buena idea, solo conseguiré que Leo se aleje de mí.

Camino junto a Leo, después de que Jamie prácticamente me secuestrara se encuentra de mal humor, me atrevería a decir que está enojado conmigo.

—¿Iremos a la cabaña? —dice él bastante seco.

Algo en mí se relaja al escucharlo hablar. Trato de sonreír para él, pero su mirada es bastante dura, sin ninguna duda está enojado y me encantaría saber por qué.

—La verdad es que no creo poder ir hoy.

Acelera el paso y se detiene frente a mí, me obliga a pararme en seco, lo último que quiero es hacerlo enojar más.

—¿Tiene algo que ver con tu amigo?

El ceño de Leo se frunce, creo que hablar con Jamie me hizo más daño de lo que me ayudó, ya estoy teniendo alucinaciones, pero me parece que Leo está celoso, bastante celoso.

—No, no tiene nada que ver con Jay, es mi papá... no sé qué le dio por querer comer todos juntos, no tengo ganas de ir a la dichosa comida, preferiría mil veces ir contigo a nuestra cabaña, pero ya viste como se puso la última vez que nos vio juntos, no quiero meterme en problemas.

Su ceño se relaja un poco, ya no parece molesto, ahora parece más... asustado. Los dedos de Leo recorren mi barbilla y sus nudillos rozan mi mejilla, tal vez sea mi imaginación, pero siento pequeñas descargas eléctricas en donde su piel me está tocando.

—Sabes... creo que tu padre me odia.

Trato de contener una carcajada sin mucho éxito, Leo no tiene ni idea de lo mucho que Dante Soon lo odia. Por un momento olvido todo y me pierdo en esos mares azules, siempre que los veo llego a la misma conclusión, Leo tiene los ojos más hermosos del mundo.

—Bueno —Suelta mi cara—, yo si tengo que ir a la cabaña, tengo que cambiar algunas tablas porque alguien las rompió.

Me encojo en mi lugar y le sonrío con pena, Leo me devuelve la sonrisa, una sonrisita altanera. Debo admitir que saltar sobre las escaleras no fue una de mis mejores ideas, incluso tuve que curar la herida con un poco de poder angelical, lo último que deseaba era explicar porque tenía semejante cortada en el tobillo, ya estoy un poco harta de tener que darles tantas explicaciones a mis papás.

Leo agita un poco su mano para despedirse, me quedo pegada en mi casillero sin quitarle la vista a Leo, cada vez que nos alejamos siento que se lleva una parte de mí con él, parece que se arrepiente y regresa corriendo a mi lado solo para dejarme un beso en la mejilla. Esta vez se va corriendo y deja a mi corazón completamente acelerado, me dejo caer sobre mi casillero con una inmensa sonrisa.

Ángelus: La NefilimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora