Volvió a casa después de una media hora en el hospital, velando el sueño del rubio que no estaba demasiado subido de ánimo.
Su brazo izquierdo colgaba inerte todavía, aunque había recuperado parte de la movilidad de sus dedos. Ahora que lo pensaba con claridad, después de haber pasado casi un hora cenando y charlando con Naruto, él ni siquiera lo había notado y sin embargo Gaara se había dado cuenta solo con verla.
Oh Gaara. Por algún motivo que Yuna no era capaz de averiguar, últimamente siempre se dibujaba una sonrisa en su rostro al escuchar su nombre y sus ojos brillaban cuando lo veía. Por no comentar ese cosquilleo en la nuca y esas mariposas en el estomago cada vez que en su mente se proyectaba la imagen del pelirrojo.
Sus labios se curvaron levemente al pensar en él de nuevo, mientras abría la puerta de su nuevo hogar con una extraña sensación de cansancio nada frecuente en ella. Sus párpados querían cerrarse y todo su cuerpo pesaba. Hacía tanto tiempo que no se sentía así, que le costó reconocer que le estaba sucediendo.
Aún sabiendo que era esa sensación, seguía siendo extraño. Desde que despertó de su muerte que no había dormido ni una sola vez, ya que su cuerpo tenía siempre una energía inagotable que le impedía cerrar los lojos por más de veinte segundos.
Una vez dentro de su casa, caminó lentamente sobre los kunais que habían por el suelo, parpadeando con más frecuencia de lo normal mientras tanteaba las paredes a su alrededor para apoyarse.
Su cabeza daba vueltas y su visión era algo borrosa, por no mencionar el agudo pitido que empezaba a adormecer sus oídos.
A penas le dio tiempo a terminar el pasillo, cuando un fuerte pinchazo golpeó su corazón y se desplomó al suelo. Lo último que fue capaz de ver antes de sumirse en la oscuridad, fue el mango de un kunai acercándose peligrosamente hacia su sien.
Yuna abrió los ojos de golpe, encontrandose en una extraña situación. Estaba en primera fila ante la presencia del temible Madara Uchiha. A sus espaldas, muchos más ninjas de los que jamás habría visto, mucho menos juntos.
La escena no le parecía real, no por lo surrealista que era, si no porque no sentía su cuerpo como siempre. Se sentía una intrusa dentro de sí misma, y no podía mover ni un solo músculo a voluntad propia.
Sus brazos, sus piernas, sus ojos, su boca. Todo se movía en contra de sus pensamientos, y no tenía ni la menor idea de lo que sucedía.
"Uchiha Madara." Pronunció ella, llamando su atención. "No dejaré que pongas un solo dedo sobre la alianza, mucho menos en Naruto." ¿Qué se supone que estaba diciendo? ¿Alianza? Además, ¿Madara no estaba muerto? Había oído hablar de un tío en Akatsuki que se hacía pasar por él, pero era más que consciente de que ese no era Madara Uchiha, sino Obito Uchiha.
"¿Oh? Proteges demasiado al chico. ¿No me digas que es tu novio?" Intentó burlarse, sin sonreir ni un poco. Demasiado serio para el humor.
"No es momento para hablar, pero por si te interesa: no, no es mi novio." El hombre alzó una ceja, y una sonrisa macabra se formó en el rostro de la pelimorada. "Pero como se te ocurra tocar a MÍ novio..." Chocó sus manos delante de su rostro, y una pequeña onda de sonido fue visible por la fuerza del golpe. "Te mataré."
Esta vez Madara si sonrió, burlesco.
"¿Matarme eh? Puedes intentarlo, aunque has crecido desde la última vez que te vi. Pensé que habías muerto, y mírate." Se mofó, señalandola de arriba a abajo. "Pareces más fuerte que nunca."
Bien Yuna parecía igual de fuerte que siempre, pero su cuerpo había crecido notoriamente. Se la veía mucho más adulta, su pelo era más largo todavía, recogido en una coleta alta para que no molestase a la hora de pelear, vestía un traje diferente al que llevaba habitualmente de niña y además, mostraba una cosa que siempre había ocultado. Tal vez porque ya era demasiado visible.
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𝗜𝗡𝗩𝗘𝗡𝗖𝗜𝗕𝗟𝗘 » 𝘕𝘈𝘙𝘜𝘛𝘖
FanficDesde el principio del mundo ninja hubo gente difícil de vencer, personas que parecían ser invencibles fueron derrotados a la llegada de alguien más fuerte todavía. 《Todos tienen un punto débil, puede ser una habilidad que no controlan, la lentitud...