ㅤㅤㅤㅤㅤTaku casi nunca le toma interés a algo, todo siempre le resulta aburrido.
ㅤㅤㅤㅤㅤEl chico nuevo no deja de ver su móvil por nada del mundo.
ㅤㅤ«El aburrimiento se cura con curiosidad. La curiosidad no se cura con nada...»
...
❝ A los amigos, por otra parte, no hay que entenderlos, hay que aceptarlos.❞
➥ Ese instante de felicidad (2013), Federico Moccia
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Al término de la segunda semana todo fue relativamente normal, digo relativamente porque lo único que me sacaba de mis casillas era la maldita curiosidad de saber qué diablos era lo que tenía ese celular que lo volvía tan interesante. Sabía que la tecnología avanzaba a pasos agigantados y que ahora podías hacer grandes cosas a través de tu teléfono móvil, pero nunca especificaron que éste pudiera robarte todo interés en la vida humana haciéndote que te centraras únicamente en él.
Eso no era del todo posible.
¿O sí?
El caso era que la nuca no había dejado de descocerme desde el primer día de clases y culpaba al chico nuevo por ello. Siempre era lo mismo, casi pocas cosas llamaban mi interés y cuando algo lo lograba y no llegaba a obtener lo que yo quisiera, sea respuesta, objeto o lo que sea, mi cuerpo reaccionaba como si tuviera algún tipo de alergia. Y era justo lo que pasaba ahora mismo, ya hasta me dolía parte de mi cabeza por estar rascándomela a cada rato, entretanto aquel anaranjado solo pasaba sus dedos por aquella estúpida pantalla y sus ojos brillaban de manera especial.
¿Qué rayos le pasaba? Eso no podía ser más que una jodida broma. Nadie puede estar más perdido por un móvil como él lo está, así este hablando con alguien o simplemente jugando un juego, sigue sin parecerme del todo lógico. Y más aún el hecho de que los profesores no noten que su atención está enteramente en ese aparato que en ellos. Si yo fuera docente si me molestaría, le daría una reprimenda verbal y luego le quitaría el dichoso teléfono.
Si yo fuera docente...
— ¡Eso es! —exclamé logrando sobresaltar a Atsuki que comía su emparedado.
— ¿Qué te sucede? Por poco y haces que me atore, idiota —dijo empezando a limpiar parte de la mesa ya que debido a mi grito había tirado parte de su miserable almuerzo.
—Ya sé cómo hacer para saber que rayos tiene en ese teléfono —expresé bastante animado. Atsuki solo levanto una ceja con incredulidad, para luego soltar un suspiro.
—No me digas que sigues con esa obsesión tuya de querer saber qué cosa tiene en su móvil —asentí rápidamente—. ¡Por favor! Hermano, ya déjalo ¿quieres? El chico no incomoda a nadie para que vayas tú y jodas sus momentos de tranquilidad.
—Estar pegado todo el día a un maldito aparato no es tranquilidad —replique de inmediato.
—Ya, pero no por eso vas a ir tú a hacerle pasar malos ratos solo por tu estúpida curiosidad, que, por cierto, es raro que la tengas —hice una mueca con los labios al saber a qué se refería—. ¡Wow! Esto es increíble —vitoreó aplaudiendo con ahínco—, el gran Taku siente interés por alguien, y lo mejor de todo es que ni siquiera sabe su nombre.
