Encuentro Con El Pasado (con Donghae)

C U A T R O

    MIENTRAS marcaba el número de Malcolm, Kathy se dijo que Donghae tenía la culpa. Su jefe era muy diferente a Donghae; Malcolm era estable, pausado; reía poco, pero para equilibrar esa falta nunca se enfadaba mucho. Kathy sabía que, desde luego, había momentos en que él no podía reprimir la irritación... y tan pronto escuchó su voz supo que ése era uno de esos momentos.

-Malcolm, lo siento mucho -dijo Kathy-. Luce debió...

-¿Dónde estás?

-En Vermont. East Hawley. Es un pueblecito... Verás, lo que pasa es que la iglesia se ha incendiado. Seguro que habrás leído la noticia en los periódicos -sin darse cuenta repitió algunos de los comentarios de la tía Margaret-. Lo publicaron en la primera plana...

-¿En el New York times? -la interrumpió Malcolm-. Lo dudo.

-Supongo que en eso tienes razón -aceptó-. Pero se publicó en Providence...

-¿Contrataron a nuestra empresa? -preguntó Malcolm-. Quieren que hagamos una evaluación de los daños?

-No exactamente -aceptó Kathy, incómoda-. El asunto todavía es informal. Verás, uno de los miembros de la iglesia es una antigua amistad mía...

-¿Amistad, Kathy? ¿Cuántas veces te he dicho que las amistades no se mezclan con los negocios? Me temo que tendremos que rechazar el trabajo -declaró Malcolm.

-De eso se trata, Malcolm -titubeó e intentó aclarar sus pensamientos-. Es posible que la iglesia resulte ser significativa.

-Kathy, no importa lo que pienses -la interrumpió-. Y no importa cuán significativa resulte ser la iglesia. En nuestra empresa no se mezclan los negocios con la amistad. No aceptaremos el trabajo.

-Espera, no es un negocio y la empresa no se encargará de esto, lo haré yo.

-Es lo mismo.

-En este caso no, Malcolm -insistió.

-¿Qué quieres decir con eso?

-He inspeccionado la iglesia, he visto lo que queda y he llegado a alguna conclusiones. Esta noche...

-Kathy -volvió a interrumpirla con impaciencia-. ¿Cuánto tiempo piensas quedarte ahí?

-Sólo unos días -aseguró-. Es posible que me vaya mañana...

-Eso es un alivio. Espero que vuelvas cuanto antes, pues aquí eres indispensable; no podría seguir adelante sin ti, querida.

La declaración dejó muda a Kathy. Por más que Malcolm dependiera de ella pocas veces se lo decía, y con menos frecuencia la llamaba «querida». Malcolm no usaba esa palabra con ligereza y nunca antes la había dicho por teléfono.

-Gracias, Malcolm -logró decir-. Eres un encanto.

-Sólo he dicho la verdad, y tú lo sabes.

-Bueno, sí, supongo... pero...

-No aceptes ese trabajo. Si no regresas mañana, comenzaré a estar celoso.

-¿Qué? ¡Malcolm! -Kathy ahogó una risita porque Malcolm volvía a ser el de siempre, cortés y bromista. A los dos les agradaba ese juego-. No tienes motivos para preocuparte -prometió riendo-. ¡Mi amistad es una anciana!

-Muy bien, me alegro de saberlo. Ahora... yo me quedaré aquí al menos dos semanas más, en un proyecto mucho más complicado de lo que imaginamos, pero es posible que vaya el martes o miércoles a Providence... sólo para asegurarme de que cumplirás tu promesa.