D I E Z

297 25 2
                                    

   AL parecer, la situación era peor de lo que había pensado.

-Pero alguien debe saber dónde estamos -declaró en tono positivo-. ¿No les diste nuestra ubicación por radio?

-Sí, pero puede que tuviera algún error de cálculo. Además, después de eso estuvimos en el aire un tiempo y recorrimos cierta distancia.

-¿Por qué no usaste la radio otra vez? -preguntó con mirada acusadora-. Pudiste darles nuestra nueva ubicación.

-Recuerda que estaba tratando de aterrizar. Tranquila, Kathy -extendió la mano para tocar la de ella y sonrió cuando ella lo rechazó-. No corremos peligro. Tenemos refugio, bastante leña y comida. Podríamos aguantar hasta la primavera.

-¿Hasta la primavera?

-No creo que lleguemos a eso y ojalá tengamos que quedarnos sólo unos pocos días.

-Pocos días -repitió acongojada-. No podemos, yo no puedo... no tengo tiempo.

-El mundo no se acabará -expresó con toda la razón y calló para observarla con los párpados entrecerrados-. A menos que no toleres la idea de estar a solas conmigo unos días.

-Preferiría no tener que hacerlo, ya lo sabes.

-Lo sé mejor que nadie, pero pensé... -titubeó sin dejar de observarla-... que dadas las circunstancias...

-Las circunstancias no cambian nada.

-Piensa en la alternativa -le aconsejó-. Estoy seguro de que pasar unos días a solas conmigo es mejor que estar muerta.

-Sólo un poco mejor -aceptó con los dientes apretados y, a pesar de las sombras, notó el breve brillo en la sonrisa de él.

-Esto está mejor, va de acuerdo con tu personalidad -comentó complaciente-. Hace un rato, cuando dijiste que te salvé la vida, me pusiste nervioso. La gratitud nunca fue tu estilo, salvo al principio, claro...

-¿Qué estás haciendo? -lo interrumpió. No quería hablar del principio.

-Estoy preparando un lugar para dormir -explicó él con pocas palabras.

-¿Qué tienen de malo las literas?

-Están muy lejos del fuego. Es evidente que esta cabaña se construyó para usarla los veranos. No está protegida contra el frío, para bajar los colchones de las literas y colocarlos dentro del círculo de la luz, junto a la estufa.- Los alineó con cuidado, uno al lado del otro-. El aire frío se filtra por todas partes, de modo que dormiremos junto al fuego.

-Quizá tú... -recelosa vio que los dos colchones juntos daban la anchura de una cama matrimonial. Donghae estaba loco si pensaba que dormirían así, tan juntos-. Yo usaré una de las literas, estaré bien.

-En este momento es fácil decirlo -regresó al círculo de luz-... pero ya cambiarás de opinión.

-No dormiré en el suelo -le informó, se puso de pie y caminó para reclamar una de las literas que todavía tenía colchón-. Aquí estaré muy bien.

-Como gustes -se encogió de hombros y colocó uno de los colchones sobre el otro antes de avivar el fuego-. A pesar de haber crecido en el trópico, aguantas muy bien el frío.

-Llevo ocho años viviendo en Nueva York -le recordó Kathy mientras hacía un nido acogedor con las mantas-. Estoy acostumbrada al frío.

-Es posible que sea eso lo que te gusta -comentó pensativo mientras colocaba unos leños junto al fuego para que se secaran-. Un mundo frío y conveniente, donde no cabe la espontaneidad, donde no necesitas arriesgarte.

Encuentro Con El Pasado (con Donghae)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora