11.

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Todo sucedía tan rápido. Ambos perdidos entre suspiros y jadeos.

Rogando cada vez más fuerte que su excitante roce continuara sin descanso. Los gemidos llenaban el cuarto, las marcas de deseo sus cuerpos.

Era una insaciable llama que ardía entre sus respiraciones. Murmullos suplicantes de pasión infinita.

Devoraban su cuerpo y alma en aquel acto erótico, danzando entre las sábanas y acariciando sus intimidades. Enredando sus cabellos y entrelazando sus manos.

Pidiendo sin pudor alguno a los dioses que aquello nunca terminara, que su amor perdurara en la eternidad. Que su pequeño gran tabú, intimo y secreto, pudiera ser visto como lo más hermoso ante la sociedad tanto como lo era para Afrodita.

En la profundidad de la obscuridad, pronunciaron sus nombres y sellaron sus labios en un cálido y delicado beso.

(...)

Timothy

Despertó con dificultad, sintiendo una gran presión sobre él.

Intentó moverse pero le era imposible, sus piernas y torso no respondían del todo. Hasta que se percató de su situación, sonrojándose por completo.

—¡Apártate de encima!— gritó sacudiendo los brazos.

—Cállate— sentenció el rubio rodeándolo con sus brazos.

—¿Qué haces aquí Theodore? ¡Dijiste que dormirías por tu cuenta!— exclamó el mayor avergonzado.

—¿No recuerdas lo de ayer?— preguntó apretando el abrazo.

—¿Qué exactamente?— lo observó confuso.

—Que podía ser como antes, y eso incluye el colarme a tu cama— sonrió acurrucándose de manera exagerada sin soltarlo.

—Me aplastas Lindsey— chilló con dificultad.

Ante el comentario, el menor lo soltó riendo.

—Gracias— suspiró sonrojado mientras se enderezaba para ir al baño.

—¿Te vas tan pronto al trabajo? Ni siquiera tienes alarma

—Instinto— respondió a juego y se levanto de camino al baño de la habitación.

Cuando estuvo allí se miró al espejo, al tiempo que notaba el líquido en su pijama.

Imposible. Estaba sucio.

Avergonzado recordó vagamente su sueño. ¿Por qué ahora? ¿Por qué justo ahora?

Había tenido un sueño húmedo, justo cuando pensó que todo iba de maravilla se descubría a si mismo fantaseando con su hermano.

Esperaba tenso a que el menor no lo notara o ya lo hubiese notado. El carmesí cubría completamente su rostro y los nervios lo invadían.

Bajó su pantalón y observó con vergüenza el resultado de aquel sueño erótico. Seguía sin comprender porqué después de tanto tiempo no lograba deshacerse del sentimiento que había intentado olvidar con tanto esmero.

Sin detener sus pensamientos giró el grifo de la ducha y se adentró bajo el agua.

—Lindsey— suspiró, apretando la pijama que aún llevaba puesta mientras se relajaba con un ligero temblor.



Theodore

Se envolvió en las sábanas, manteniendo el calor de la cama.

Olía a él. Era agradable y desagradable al mismo tiempo estar rodeado del aroma de su hermano mayor.

R E C U E R D O SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora