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Los rayos del sol se filtraron por la ventana abierta de su habitación, irrumpiendo el plácido sueño que el doctor mantenía entre sus sábanas color café oscuro.

A regañadientes despegó sus ojos del borde inferior, recibiendo poco a poco la iluminación que se rehusaba a abandonar su recinto sagrado. Frotando sus ojos, se levantó de la suave colcha, dirigiéndose directamente al baño para iniciar su rutina de trabajo, no era necesario de un aparato electrónico que le retumbara el tímpano para avisarle que ya era momento de despertarse, desde muy joven tuvo su reloj biológico interno programado, quiera o no, y de distintas formas, se levantaba a las seis y media de la mañana. Un don y una maldición.

Acomodó su pulcro uniforme de trabajo en la cama, antes de encaminarse escaleras abajo a la cocina. Tocó el botón de café automático, provocado que el colador hiciera su respectivo trabajo, dejando descender el líquido caliente hasta la cafetera.

Ya programado, subió nuevamente para vestirse y peinarse, dejando a un Byun Baekhyun pulcro y digno de un doctor de alta estirpe.

Con la taza en mano, examinó sus resúmenes de aquella reunión pasada, digiriendo lo último para continuar con el proceso de la post-cuarentena en el laboratorio de las instalaciones, fue ahí cuando su amplía y basta memoria le hizo sonar la alarma, el paciente destinado para hoy, no tenía escapatoria.


— Solo espero que sea otro de esos pacientes que tienen dolores internos, paranoicos cuando lo único que tienen son cólicos a evolución de nefríticos, es más sencillo. — Acarició sin mucha presión el puente de su nariz antes de encaminarse a la salida, dispuesto a enfrentar lo que Yixing había sugerido con tanta desesperación.














Las puertas automáticas de la entrada se abrieron para él, dejándose ver por todos aquellos que residían en el interior. Se encaminó al despacho de su compañero, con la idea de pedirle los datos y el procedimiento que habían llevado a cabo con el paciente desde ayer en la noche. En el camino fue saludado por varias enfermeras y médicos en pasantía.

Unos que otros pacientes que solían frecuentar el lugar por sus incesables casos de descenso de defensas, abriéndole el paso a varias enfermedades, unas más fuertes que otras, pero a fin de cuentas, curables por el momento.

Tocó tres veces la puerta de madera pintada, escuchando un "Pase" por respuesta. Abrió e ingresó a su interior, captando la suave y calma mirada de su confidente.


— Buenos días. — Baekhyun solo se atrevió a asentir viendo como unos papeles se deslizaban por el escritorio del pelinegro hasta él.


— Esto es todo lo que hemos podido tomar del paciente, es complicado y confiamos en que tú puedas lograr algo.


— Así será. — Ninguna palabra fue emitida, dando como finalizada la conversación, retirándose de la oficina de su compañero, se dirigió a la suya, queriendo leer lo que fueron capaces de prolongar sus allegados.

Síndrome de Cotard. » вaeĸyeolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora