Me perdí en mi personalidad de aquel día, me había ido
En mi personalidad de aquel día, me había ido
En mi personalidad de aquel día, me había ido
Me había ido, me había ido, me había ido..
Para Black Hat, aquél era un día perfecto. Las cortinas negras estaban recogidas por el inusual fenómeno que se presentaba en la metrópoli que había escogido como sede de su organización. Una fortísima lluvia azotaba la enorme ciudad desde poco antes de las doce del día y había perdurado hasta ese momento, es decir; pasadas las dos de la tarde. El frío abrumador de afuera se mezclaba a la perfección con la calidez del fogón de la chimenea. La ciudad estaba en calma, no se escuchaban los molestos ruidos de los automóviles, ni de los niños que a esa hora salían de estudiar. Por algún extraño motivo, lo humanos parecían sentirse repelidos por la lluvia, incluso asustados. El único ruido que se podía escuchar eran las enormes gotas de lluvia caer al suelo o chocar contra los enormes ventanales de vidrio, y la madera que se quemaba en la chimenea proporcionando así el calor que Black Hat tanto gustaba.
Sí, efectivamente la mejor descripción para aquella tarde era nada más y nada menos que perfecta. Tanto, que en lugar de estar encerrado en su despacho como solía hacerlo, el excéntrico dueño de la organización había decidido acomodarse en la sala de estar, leer un libro en la comodidad de su sillón reclinable de terciopelo en diferentes tonalidades púrpura. Frente a él, 505 dormía cómodamente en su acolchada camita, cubierto de una manta amarilla y recibiendo el calor del fuego detrás suyo. Por otro lado, Demencia, cuyo comportamiento se asimilaba al de una lagartija, estaba más relajada de lo usual a raíz de que no tener Sol que tomar, su temperatura corporal estaba siendo regulada por un montón de cobijas que ella misma se puso encima. A diferencia de Black Hat o 505, ella estaba lo más cerca posible al fuego para evitar que su cuerpo temblara demasiado.
No obstante Black Hat tenía una sensación extraña desde hacía algunos días atrás, como si un acontecimiento importante estuviera aproximándose a una velocidad impresionante. No estaba seguro de si era un sentimiento infundado o si su instinto le estaba advirtiendo algo, fuese lo que fuese, no podía bajar la guardia por nada del mundo, aunque eso significara una jaqueca permanente hasta que todo terminara. En ese momento tenía miedo. Sin embargo, todo marchaba tal cual debía hacerlo, claro, hasta el día de lluvia. Pero días antes Demencia seguía haciéndole maldades a 505, y éste último seguía siendo tan noble como siempre. Flug, mientras tanto, había cambiado sólo un poco desde exactamente una semana atrás, mismo tiempo que en desconocimiento de Black Hat, había tenido nítidos sueños donde se metía a su habitación.
El joven científico se sentía tranquilo, por las noches descansaba plácidamente y cada vez más horas. Su insomnio había desaparecido y con ello gran parte de su estrés. Su preocupación de todos los días seguía ahí, era inevitable tener que complacer a Black Hat con nuevos y mejores inventos cada vez, además de otras tareas del hogar. Ese día, justamente, le tocaba a Flug preparar algo de comer. El chico estaba en pijamas todavía, cómodamente tarareando una canción popular mientras cocinaba y preparaba algo de té para acompañar el almuerzo, nada demasiado complicado, preparó un omelette para cada uno a excepción de él mismo, que se reservaba a tomar alimentos líquidos estando en compañía de otras personas. Irónicamente, Flug depositó su confianza en Black Hat, quien era el único que lo había visto comer sin su bolsa puesta, pero, obviamente, sin invadir del todo la privacidad del científico con respecto a ver su rostro. Eso seguía siendo un misterio para la Organización entera.
Los años de práctica le facilitaban el trabajo de llevar las pesadas bandejas desde la cocina hasta donde estuviesen los demás. Para su suerte y comodidad, todos estaban reunidos en la cálida sala de estar, por lo que Flug no tuvo que dar más vueltas.
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「Paperhat」Two breaths walking 「LongFic」
FanficEl pasado está lleno de sorpresas y el presente no siempre es tu mejor momento. El futuro es efímero, sin embargo, tarde te darás cuenta que la felicidad estaba en aquello que insignificante pudo mostrarse. El amor, no obstante, es un arma de dos fi...