Eros Mistake 1

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Un joven de unos diecinueve años, de cabellos negros bien cortados y vestido con un traje totalmente pegado a su cuerpo de un material especial en color negro entró a la cabina de la nave seguido por varios otros. Sus trajes denotaban cierta nobleza, pero el del joven denotaba realeza, decorado con ónices, zafiros negros, amatistas y topacios.

—¿Estamos cerca? —preguntó con voz clara y sedosa que hizo que uno de los pilotos se sonrojara. El capitán le contestó de inmediato.

—Muy cerca, su excelencia. Ya hemos contactado con la federación de Ursa Blanca y están listos para recibirnos. El comandante Víctor Nikiforov nos atenderá en persona.

—Excelente. Denme aviso tan pronto lleguemos, quiero estar preparado.

De regreso en su habitación, el príncipe Eros llamó a sus sirvientes y les ordenó que lo prepararan para una breve siesta. Mientras lo hacían su mirada se detuvo en una especie de cápsula bastante grande que había engarzada en la pared. No podía ver aún el interior, pero sabía qué contenía y aunque solo veía una silueta borrosa se podía imaginar el resto. Muchas veces se había sentido lo suficientemente intrigado como para mirar. Acarició la cápsula con languidez y su rostro se tornó serio.

—Tal vez termine usándote después de todo —las palabras solemnes y serias fueron como un susurro en su habitación, sin embargo, una sonrisa lasciva se mostró en sus labios al pensar en el comandante.

—Seguramente sabe bien lo que tiene que hacer en la cama. Apenas puedo esperar.

(Flota de Víctor Nikiforov en el cuadrante galáctico de Ursa Blanca)

—Comandante, la flota del príncipe Eros estará aquí en dos horas —un hombre de cabellos grises y mirada clara asintió. El comandante estaba sentado en el puente de mando con su uniforme y unas botas que le alcanzaban casi la rodilla. Tenía las piernas cruzadas y una pose despreocupada mientras se daba tiempo para responder.

—Bien, ¿preparaste lo que ordené? —un hombre de piel tostada y cabellos de un rubio oscuro respondió.

—Todo está listo, comandante. Será un recibimiento digno de un príncipe.

—Perfecto, Christophe.

—No me llames así. Cualquiera diría que no nos tenemos confianza —el comandante se echó a reír.

—¿Crees que sea cierto eso de que el príncipe es un fenómeno en la intimidad?

—Es lo que dicen. ¿Piensas divertirte con él?

—Dicen que su planeta está repleto de riquezas. Aun cuando me entretenga unos días con él, invadiré su planeta. La vida de sus ciudadanos dependerá de lo mucho que me divierta su famosa habilidad en la cama.

—Eso es muy cruel —comentó Christophe con media sonrisa.

—Por el contrario, es muy magnánimo de mi parte. Será un souvenir muy bonito para mi colección —dicho lo cual se recostó en el asiento de mando con una expresión satisfecha.

—Mínimo déjame escoger un souvenir para mí esta vez. He estado muy aburrido últimamente.

—El que gustes siempre que no sea el príncipe —el rostro del comandante Nikiforov se volvió más frío y cruel —ese lo quiero para adornar mi cama, sin importar lo que pase con su planeta.

Eros Mistake (Victuuri / Otayuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora