Prólogo.

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Unos pequeños pies corrían por el piso congelado, una risita que se escuchaba por todo el castillo iba acompañados de gritos de alegria

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Unos pequeños pies corrían por el piso congelado, una risita que se escuchaba por todo el castillo iba acompañados de gritos de alegria.

Una melena azul se movia de un lado a otro mientras la pequeña niña miraba detrás suyo, un oso polar la había alcanzado y la había echo caer, la niña al sentir como sus rodillas pegaban contra el piso comenzó a sollozar por el dolor, luego unos alaridos vinieron junto a un lloriqueo.

El oso preocupado puso su nariz en las mejillas de la pequeña, olfateo aquella agua que corria por sus mejillas rosadas.

-¿¡podrían callarla?!.

Grito la voz de una mujer.
Pronto unos brazos de una arpía tomaron a la pequeña y la llevo a algún lugar en el castillo lejos de su alteza, Jadis.

Jadis la bruja de Narnia tenía una hija.
Jadis no podía amar.
Su oscuro y frio corazon no podía darse ese lujo y si, en algún momento amo algo.
Lo único que amaba era el poder.

Lo único que amaba era el poder

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TRONO DE HIELODonde viven las historias. Descúbrelo ahora