Cuarto capítulo.

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—¡el gran gato, se ha ido!

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—¡el gran gato, se ha ido!.

Jadis sonrió y cerro sus ojos, como si le hubieran quitado un gran peso de encima. La gente celebrara y reía ante la situación.

—general, prepare sus tropas para la batalla.—El Minotauro dio un gran mujido.

—Querída Yell.—Puso una mano en mi hombro.—buen trabajo.

Sonrió con descaro.
Dos ciclopes me tomaron por los brazos, confundida mire a mi madre.

—¿qué esta pasando?.

—¿creiste en algún momento que tendrías mi confianza?, mi pobre hija traicionandome.

Su mano pego en mi mejilla, mis miedos se habían echo reales, estaba perdida.

—llevenla al campamento, cuando la batalla terminé, me haré cargo de ella.

—¡no!, ¡madre no lo hagas!.—Los ciclopes me arrastraron.—¡suelteme malditos ciclopes!, ¡haré que los maten!.

Ya más entrados en el bosque, logre golpear con mi cabeza a uno de los ciclopes, este me soltó y pude tomar mi espada y asesinar al otro que me tenía por los brazos, luego maté al otro que había noqueado, corrí hasta la mesa de piedra, reconocí a Lucy y a susan, estaban dormidas sobre el cadáver de Aslan.
No tenía razón, la antigua magia no había funcionado, tenía que avisar de la muerte de Aslan.

Corrí hasta el campamento donde busque a Oreius, el Centauro, ya nos conocíamos, en el pasado yo había informado de las posiciones de batalla que mi madre usaba.

Cuando llegue a la tienda de Oreius, sabía que algo malo había sucedido.

—ha muerto, me ha echo que lo matará.

Oreius bajo la cabeza.

—tenemos que avisar al rey Peter, iré yo, no se mostrará con confianza ante ti.

—no lo culpó.

Mientras estaba fuera de la tienda de Aslan, Peter, el humano rubio me vio con odio.

—¿qué hace ella aquí?.

—mi rey, ha venido para anunciar una tragedia.

—Aslan ha muerto.—Lo mire directamente.

—¿por que debería de confiar en ti?.

—¿qué acaso no conoces la actuación, mi rey?—Hable con sarcasmo.—la gente me conoce más que a ti, en el pasado ayude a la gente de Aslan, tu deberías confiar en mí, soy la única comunicación que había entre ella y Alsan.

Peter corrió hasta la tienda de Aslan.
Después de unos minutos salio

—entonces es cierto, murió.

Dejó ambos puños en la mesa, Edmund y Oreius estaban a su lado.

—sus hermanas están en la mesa de piedra con el.

—tendrás que ser el líder.—Habló Edmund.

—Peter hay todo un ejército listo para seguirte.

—no puedo hacerlo.

—Aslan sabía que podías.—Peter me miro.

—por algo serás el nuevo rey de narnia.

—¿qué pasará con tigo?.—Entrecerro sus ojos.

—seré libre.

Con sólo pensar en que si derrotabamos a mi madre por fin podía quitar ese gran peso que estaba en mis hombros, solté unas lágrimas.
Peter se sorprendió un poco.

—preparemonos para la batalla.

Peter estaba peleando con el cinturón de su espada, la cota era muy gruesa y se le dificultaba abrocharlo.

—¿Necesitas ayuda?

El río nervioso.

—Un poco, si.

Me plante delante de él y le ayude a abrocharse, miro cada uno de mis movimientos y cuando termine alce mi vista hasta el, ambos teníamos la misma estatura y nos mirábamos a los ojos del otro, quite mi mirada nerviosa, el carraspeó.

—¿Es tu primera batalla?

—Lo es

—¿Nerviosa?

—La verdad es que no, nada me pone más feliz el saber qué tal vez esto acabé.

—¿Que harás después de que todo acabé?

—ya te lo dije, seré libre.

—¿Tendrás una casita de mimbre en medio del bosque cerca del río y vivirás así hasta convertirte en anciana?

Reí

—No suena mal, pero no, me debilitó Peter, el invierno ha acabado y yo también.

Frunció el ceño confundido

—No lo entiendo.

—Soy hija de Jadis si pero no por que realmente me halla tenido, hace mucho tiempo en su corazon sintió la soledad así que de un trozo de hielo esculpió un bebé y con su magia hizo que cobrará vida, comenzó a sentir algo extraño en su pecho, algo que tal vez la llevaría a la ruina y fue ahí que dejó su creación de lado y se concentró en tener el poder y solo el poder.

Miré a Peter quien me miraba con melancolía

—Al menos eso me contaban las arpías.

—Entonces, si estás echa de hielo, ¿Te derrites?

Mi risa esta vez fue más alta.

—Algo así, Jadis me hizo con su magia, cuando ustedes llegaron su poder se debilitó, y yo también lo hago.

—si ella muere, tu también

—Si, pero no creo que importe mucho, ¿somos desconocidos después de todo no?

Agachó su vista un poco incómodo

—Es que siento...desde que te ví en casa del señor Tumnus...emm...ya sabes eres amiga de Lucy y ella se pondría mal, si eso.

Algo se romovio en mi interior

—ella lo entenderá—me acerque a el, puse mi mano en su hombro—y tu también.

Le di un beso en la mejilla y me gire para marcharme, después de estar a unos metros de el volví a girarme.

—Solo te pido un favor.

Un ligero tono rojo se encontraba en sus mejillas, tragó saliva y me miró.

—Dejame a mi a Jadis.

Y de nuevo me gire para irme a cambiar.

Y de nuevo me gire para irme a cambiar

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TRONO DE HIELODonde viven las historias. Descúbrelo ahora