Cumpleaños compartido

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Era otro 1 de Julio en casa de Inglaterra. Sin embargo, desde que América se había ido la casa estaba muy silenciosa. Inglaterra había ido a una reunión, y dejó a Hong Kong a cargo de Canadá. Él sabía bien que Matthew era muy responsable, y que a pesar de la poca diferencia de edad entre él y León, podía controlarle y llevarse bien con él.

La casa estaba prácticamente vacía. Ni siquiera estaba la presencia de la única chica de la casa: Seychelles.

Era como si nadie se hubiese acordado del cumpleaños de ambos. Matthew estaba acostumbrado pero León no. Si él hubiese estado en casa con China tendría una fiesta enorme y estaría rodeado por su numerosa familia. Recordaba cuando era pequeño, y China le cargaba y le daba de comer mientras los demás morían de ternura. Recordaba ese entonces en el que su nombre no era León Kirkland. Recordaba cuando su nombre era Wang Jia Long, y era el centro de atención de su familia. Entonces pensó en Matthew, en ese chico que nunca llamaba la atención, en aquel que nunca notaban a pesar de estar en la misma habitación. Matthew también cumplía años y estaba tan solo como él.

León decidió acompañar a Matthew y su oso polar.

—Hola Matt —dijo León mientras tocaba la puerta y se recargaba en el marco de la puerta.

—¡Oh! Hola León ¡Feliz Cumpleaños! —dijo Matthew con su tierna voz y abrazando su oso—. Dice Kumajaro que también te desea un feliz cumpleaños.

—Gracias, feliz cumpleaños a ti también.... Espera, pensé que tu oso se llamaba Kumojaro.

—No, es Kimajuro.

—¡Me llamo Kumajiro! —dijo el oso irritado.

—Jeje eso dije.

—Entonces... —interrumpió León—, pasaremos nuestro cumpleaños solos, sin fiesta ni tarta ni nada.

—De hecho...ya estoy acostumbrado, siempre se olvidan de mi cumpleaños.

—Lo siento, yo no...

—No, tranquilo —interrumpió Matthew—. Si quieres podemos intentar hacer nuestra propia tarta de cumpleaños. Si ellos no nos dan nuestra tarta y fiesta, podemos hacer nuestro propio postre y celebrar juntos. Aparte, no estamos solos del todo, Kumajiro está aquí.

—¿Quién eres? —interrumpió cierto oso.

—Soy Canadá

A pesar de que siempre se muestra inexpresivo, León no pudo evitar sonreír con eso. Eso le dio cierta gracia, pero no lo suficiente como para sacarle una carcajada.

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Ambos se habían dirigido a la cocina. Matthew buscaba libros de recetas de cocina, aunque todo lo que tenía Inglaterra era pura basura. Esperaba encontrar alguno de los libros que Francia le regaló uno de sus cumpleaños pero que Inglaterra decomisó.

Mientras León sacaba los ingredientes, y preparaba el horno. Esperaba haber heredado algo del talento culinario de China, o por lo menos de sus hermanos.

Una vez que Canadá halló el libro de postres, ambos pusieron manos a la obra en realizar su pastel de cumpleaños. Mientras Kumajiro jugaba con la harina que estaba en la mesa.

Cuando ambos terminaron sacaron la tarta del horno, seguía la decoración. Hicieron una decoración sencilla, para poder terminarlo cuanto antes —de todas maneras nadie más que ellos lo verían— y lo pusieron a enfriar.

—Listo, ahora solo falta que se enfríe —dijo León.

—Sabes...por un momento pensé que ibas a incendiar la cocina como la vez que incendiaste la biblioteca de Arthur.

—Lo de la biblioteca fue un accidente con los petardos.....además me quedé sin petardos, Inglaterra me los decomisó ayer.

—Ya sé que regalarte para el próximo año. Ahora, lo que tenemos que hacer es limpiar este desastre.

—Es más desastrosa la comida de Inglaterra —dijo León casi soltando una carcajada.

Matthew supo que León debía estar lo suficientemente feliz como para dejar de lado su modo inexpresivo.

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Como no habían velas de cumpleaños, León tomó unas de la habitación de Arthur —de paso recuperó sus petardos—, por lo general esas velas las usaba para sus cosas mágicas raras.

"Ahora tendran un mejor uso que con esa basura" pensó León.

Colocaron las velas en el postre, y ellos a ambos lados. León como el piromano que es, encendió las velas. Entre los dos se cantaron "feliz cumpleaños" y pidieron sus respectivos deseos.

Luego, comieron el postre en la sala mientras veían una película británica aburrida que les hizo dormirse con los platos de pastel a un lado.

Cuando Inglaterra llegó por la noche, los encontró durmiendo uno sobre el otro con la boca abierta. Dejó dos cajas de regalo en la mesita delante del sillón, y les dio un beso en la frente.

—Lamento no haber estado con ustedes hoy, puede que no lo parezca pero ambos son importantes para mí. Han crecido mucho mis niños —dijo Inglaterra mientras sonreía y acariciaba los cabellos de ambos.

Vio que el oso de Matthew estaba durmiendo en la mesa de la cocina, así que decidió cargarlo y dejarlo dormir con su amo. No pudo evitar sonreír cuando él que agarró al oso entresueños fue León.

Mañana seguro les haría una fiesta a ambos y con mucha comida gourmet como solo él la sabe hacer (?).

Fin...

¡Feliz Cumpleaños, Hong Kong!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora