-Capítulo 7-

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Cuando por fin terminaron las clases del día me fui a casa.
Seguramente mis padres ya habían llegado.
Al entrar, noté que sus valijas aún estaban en el comedor. Guardé el casco de mi moto en el closet; subí a su habitación, buscándolos.
Una sonrisa enorme se asomó en mis labios cuando vi a mi madre del otro lado del pasillo. Toda la angustia que tuve durante el día se esfumó por completo. Corrí rápidamente, y la abracé con todas mis fuerzas.
-Te he extrañado mucho, mamá.-
-Yo también, Ally- me abrazó, solo ella y mi padre solían llamarme así- la próxima vez vamos a elegir un destino más cercano, a ver si logramos quedarnos allí el tiempo esperado- rió.
-Si. ¿Me dirás por que volvieron antes?- le dije.
-Pero si ya te lo he dicho, cariño. Estábamos muy lejos. Nos preocupaban tú y tu hermano.- yo Asentí. Esa idea aún no terminaba de cerrar en mi cabeza.
-¿Y papá?- pregunté
-Está con Ashton en su habitación.-
-Okay.-
Fui hasta la habitación de mi hermano, encontrándome con una escena que no esperaba.
Ambos estaban abrazados, al parecer muy fuerte, mi padre estaba al borde de las lágrimas. Aunque su expresión no era triste.
No entendía nada, Otra vez. Supuse que fue porque se habían extrañado.
Estaba por marcharme para dejarlos tranquilos, cuando una voz familiar  me detuvo.
-Hola hija- lo abracé con fuerza.
-Hola papá, te eché mucho de menos-
-Yo también, All. Muchísimo.-
Después de un rato, dijo:
-Voy a ayudarle a su madre con las maletas.-
-Está bien. Ve tranquilo. - El salió por la puerta y lo seguí.
-Espera, All.-La voz de Ashton me detuvo.
-¿Qué quieres?- era increíble que me hablara con total normalidad, como si lo de esa mañana nunca hubiera pasado.
-Solo quería decirte que lo siento.- bajó la mirada.- Por lo de esta mañana.
Yo solo me encogí de hombros.
-No creo merecer que me trates de esa manera. ¿Te he hecho algo? Es decir, nunca me habías hablado así.-
-No, no me has hecho nada. Claro que no, por Dios.-
-¿Entonces?-
-Estoy en una situación complicada, en la que no se exactamente que sentir. Voy a dar un salto muy grande. Y sinceramente no me siento tal feliz como debería. Estoy principalmente asustado.-
-Sea lo que sea, no es mi culpa.
-Lo sé.
-¿Qué es lo que está pasando, Ashton?-dije- Todos actúan tan extraño conmigo. Como si escondieran algo.
-No puedo decirte ahora, All. Lo sabrás en su momento.-
-¿Sabes cuantas veces he escuchado esa frase estos días? Estoy cansada de que nadie confíe en mi. No te das una idea de lo que duele el hecho de que dos de las personas que más quiero me oculten algo que es evidentemente importante. Lo único que hacen es pensar en ustedes mismos.
-No All, esto es por ti. Lo juro.-
-¿Sabes una cosa? Váyanse a la mierda. Tu, Michael y su jodido secreto. -
Fui hasta mi habitación. Me puse mis audífonos a todo volumen, recostandome en mi cama, mirando el techo. Di muchas vueltas sobre el asunto, sin llegar a ninguna conclusión. Tal vez realmente debería olvidarlo.
Yo soy de esas personas a las que les gusta tener todo bajo control. Era probable que lo que me estaba molestando era no tener el control sobre la situación. Se notaba que mi hermano estaba extraño. Aún así no había opción más que ignorar lo que pasaba.
Tenía que tomar aire. Sabía exactamente a donde ir. Tomé mi libro favorito de la biblioteca, busqué mi abrigo, y bajé al comedor. Me encontré con mis padres viendo televisión. Mi mamá pasaba sus dedos    por el cabello de mi padre. Me detuve a pensar en qué haría sin ellos. Nuestra familia siempre fue sumamente unida, siempre supimos que nos teníamos los unos a los otros incondicionalmente. De seguro también por eso me molestaba que Ashton no me contara lo que pasaba.
Decidí pedirle disculpas a mi hermano en cuanto volviera. En ese momento realmente necesitaba despejarme.
-Voy a caminar un poco- le dije a mamá. - No volveré tarde.
-Está bien cariño. Ve con cuidado.-
Asentí, para después salir por la puerta del frente.
Caminé hasta el parque. Por suerte se encontraba a solo unas calles de mi casa. Pasé por al lado de unos niños que estaban amacándose en los columpios. Lamenté que estuvieran ocupados. Rápidamente encontré mi rincón favorito en todo el lugar. Se trataba de un pequeño sitio que había debajo de un árbol realmente grande. Tenía un césped impecablemente verde. Cada vez que quería leer tranquila, o simplemente pensar, me sentaba allí. Era relajante. La sombra no era demasiada, ya que entre las hojas del árbol solían colarse algunos rayos de sol. Una sensación realmente  maravillosa.
Para cualquier persona de Sidney ese podía ser el parque o el sitio más común del mundo. Para mí, en cambio, era especial.
Me senté en el suelo, con mis piernas en forma de indio y la espalda recostada sobre el tronco del árbol.
Saqué el libro de mi mochila, comencé a leer.
Aparté la vista de la lectura, para detenerme un segundo en mi alrededor, a unos cuantos metros de mí había un chico sentado sobre un banco, leyendo también.
Genial, pensé. No soy el único bicho raro que viene al parque a leer a pesar del frío.
Continué con lo que estaba haciendo, esta vez adentrandome plenamente en el libro. La literatura es fabulosa. Simplemente con palabras es capaz de hacer que sientas algo, o que (aunque suene algo drástico) cambiar la perspectiva en la que ves la vida. Siempre va a parecerme fascinante.
Pensando en aquello me di cuenta de lo que quería. En ese momento estaba cursando uno de los años de universidad básica, es decir que aún no había escogido la carrera a la que me dedicaría. El año entrante sin dudas elegiré Licenciatura en filosofía y letras. Siempre que me sentaba en aquel lugar descubría algo sobre mi misma. Y me encantaba.
-¡Hola!- Escuché una voz conocida.
Mire hacia arriba, encontrándome con Louis.
-¡Hola! ¿Cómo estás?- pregunté mientras me ponía de pie.
-Bien, solo vine a leer un rato. Me parece un buen lugar. Al parecer, a ti también.- señaló el libro que yo tenía en la mano. Noté que el chico que leía a unos metros de mí era él.
-Si, lo es. No sabía que te gustara la literatura.-
-Claro que me gusta. Me parece genial. Me ayuda a escapar de la realidad.- miró hacia abajo
-Tienes razón.- Asentí con el mismo gesto. -justo hoy estoy utilizándola para eso.-
-¿Qué pasa Irwin? ¿Aún es por lo de la pelea con tu hermano?.- Yo asentí.
El se encogió de hombros, para después cambiarme de tema.
-¿Que lees?-
-Uhmm Hush, Hush.¿Lo conoces?
-Claro que sí, es de mis libros favoritos. Creía habertelo dejado en claro el día en que te conocí.- levantó el libro que llevaba en las manos, mostrándomelo. Se trataba del mismo que yo estaba leyendo.
-Tienes razón, pero podrías haberlo sacado de Internet. También es mi libro favorito.- sonreí.
-Hubiera sido muy idiota de mi parte, Allison. -
-En ese momento yo creía eso de tí, sinceramente no se en dónde quedó aquel Louis egocéntrico que conocí.-
El simplemente se encogió de hombros.
-Mi idea era ser irritante, aquel día en clases noté que eres una alumna excelente, y yo al ser tan competitivo, quería hacerte la vida imposible. Aún así terminaste cayéndome bien, lo que arruinó por completo mi plan.-
-Lo tomaré como un cumplido.- reí. Lo que acababa de decir era extraño. Pero sonaba bastante sincero.
-Lo es.-
Yo me limité a sonreír.
-Irwin...-
-¿Si?-
-Todavía tenemos que festejar nuestro diez. ¿Verdad?-
-Así es.- Me encogí de hombros.
-¿Y si vamos a tomar un helado? Si no tienes nada más importante que hacer, obviamente.-
-Claro-dije.- será divertido.
-¿A dónde prefieres ir?-
-Te llevaré a mi heladería favorita. Está cerca de aquí.-
-Perfecto.
Caminamos mientras charlábamos estupideces, hasta que se me ocurrió una pregunta interesante.
-¿Estás aquí de intercambio verdad?-
-Si, así es. Como habrás notado, vengo de Inglaterra.-
-¿Eso significa que volverás a allá dentro de un año?- Tal vez podríamos ser buenos amigos y que se fuera no ayudaría demasiado.
-En teoría si. Pero Sidney me gustó mucho más que Londres. Por lo que voy a tratar de conseguir un pase a la Universidad de aquí. Planeo que mi familia venga aquí a vivir también.-
-No sabía que eso era posible.-
-Lo es, de hecho el tipo de intercambio que realicé es más que nada para eso. Tengo que preocuparme por tener un buen promedio, eso contribuye a que habiliten el pase de universidad a universidad, y a los trámites para ser ciudadano oficial de Sidney.- sonrió
Yo le devolví la sonrisa.
-Pareces seguro de lo que quieres. Me agrada.-
Ya estábamos frente a la heladería, así  que entramos. Pedí una malteada de chocolate, Louis una de fresa. Elegimos una mesa junto a la ventana, nos sentamos.

Esa tarde Louis me dejó en claro que ama a su familia tanto como yo amo a la mía.
Nuestras personalidades resultaron sumamente parecidas.
Me mostró una foto de sus hermanas, cada una de ellas era realmente hermosa. Mientras hablaba de su familia, su voz estuvo a punto de quebrarse. Fue entonces cuando supe que realmente los extrañaba.
Descubrí que Louis era una persona sensible y artística. Sin dudas se parecía a mí.
-Louis... En caso de que te quedes aquí en Australia, ¿Por qué carrera optarás?.-
-Uhmm estuve pensando- dió un sorbo a su bebida- en fotografía.
-Eso es genial.- le sonreí
-¿Y tú?-
-Creo que licenciatura en filosofía y letras es una gran opción.-
-Claro que lo es. Estoy seguro de que te irá genial.-
-Muchas gracias.- miré hacia la ventana, ya estaba anocheciendo.- Louis, creo que debo ir a casa. Le dije a mi madre que no volvería tarde.-
-Por supuesto. ¿Te parece si te acompaño a casa?-
-Por mí esta bien.-
Caminamos nuevamente. Charlamos de estupideces, reímos como unos locos. O el frío nos había afectado las neuronas o las bebidas tenían demasiada azúcar, pero lo cierto es que cualquier estupidez hacía que nos  riéramos como si no hubiera un mañana. La compañía de Tomlinson se sentía bien.
Casi tan bien como la de Michael.

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