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Minho
Los días transcurrían y yo seguía oyendo mi propia voz decir "Extráñame"

Me iba a volver loco si continuaba oyéndome, las preguntas recorrían mi cabeza ¿a quién le dije aquellas fuertes palabras? ¿Por qué esa risa se me hace familia? ¿Por qué SungHoon se pone nervioso cuando menciono el tema? Solo tenía una opción y sin duda no la voy a desperdiciar.

Tengo que salir de aquí.

SungHoon no vendría dentro de dos noches, tenía tiempo de irme de esta puta cueva lo antes posible.

Tomé aquel estilo de abrigo con capucha y me lo coloqué, llevando conmigo una manzana y algo de agua. Comencé a caminar hacia la salida, nunca había sentido tanta adrenalina como ahora, iba a salir, me iba a ir de aquí.

La luz de la luna me recibió, el canto de los grillos y algunas luciérnagas alumbrando el camino, el pasto verde estaba húmedo bajo mis botas.

Tomé el aire suficiente, es hora de saber quién carajos eres, Minho.

Avancé lo más que pude, perdiéndome entre los grandes árboles que daban un aspecto tétrico al bosque. Con mi vista adaptándose a la oscuridad de la noche, no sabía si avanzaba en línea recta o simplemente daba vueltas en círculos. Decidí actuar rápidamente y trepé a un árbol, ascendiendo hasta la cúspide. Una vez allí, el aire fresco golpeó mi rostro y la luz de la luna iluminó de manera aterradora el sendero que se extendía ante mí.

Logré apreciar a los lejos algo, algo con luces.

Un pueblo.

Tenía que llegar ahí, lo más rápido posible.

¿Ahí se resguardaba SungHoon por las noches?

 No lo sabía.

Pero pronto lo descubriría.

Bajé del árbol de un salto, apresurando el paso para antes de que amanezca, según SungHoon , no tenía que exponerme mucho al sol por mi falta de memoria, algunos venados corrían asustados al verme mientras caminaba, los búhos cantaban misteriosamente mientras sus enormes ojos se fijaban en mi, ojos curiosos y llenos de brillo.

Las horas pasaban y el cielo apenas estaba comenzando a cambiar a un color más claro, el camino de poco en poco comenzaba a verse más claro, tenía que resguardarme rápidamente, no quiero arriesgarme a encontrarme a alguien por aquí.

-Escuché algo por aquí, rápido, SeHun, por aquí..- una voz se oyó a unos metros de mi.

Mierda. Mierda. Mierda.

Corrí apresuradamente hasta una enorme piedra con plantas colgantes, decorándola ridículamente bien.

-¿Viste eso? ¡Debe ser un venado!- Susurró emocionado el dueño de esa voz.

Rodé los ojos, no tienen idea a qué están intentando atrapar.

Los pasos se hacían más cercanos y no sabía qué mierda hacer.

Intente apoyarme en la piedra pero las plantas colgantes se abrieron paso, haciéndome caer al interior de la piedra.

Una cueva, otra maldita cueva. Pensé.

Me adentré hasta el fondo de esta, estaba muy oscuro, pero nada que yo no pueda alcanzar.

Las plantas se volvieron a abrir y un rostro se asomó.

Un rostro demasiado conocido.

-Aquí se habrá escondido, SeHun.- Dijo aquél chico.

Ambos se adentraron y yo no sabía qué mierdas hacer.

Bloody Rose #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora