7

599 89 1
                                    

"Cada vez me acostumbraba a contar cada error"

Estaba a su lado, miraba su rostro relajado, sin ninguna muestra de preocupación o miedo. Los médicos estaban con el, en la camioneta, rumbo al hospital.
Los dos médicos que se encontraban allí en la parte trasera, le dijeron que , Mikaela, sufrió heridas graves. Perdió una cantidad de sangre muy grande, quemaduras de diferentes grados y unas potentes heridas en la espalda. No podían decirle la causa pero si que también se golpeó la cabeza con fuerza, este con las manos intranquilas asintió mientras veía al mero estabilizado Mikaela.

Su corazón exclamaba por el.

Bajaron rápidamente a Mikaela en la camilla, a partir de allí, no pudo acercarse, tenían que ocuparse de el. Llamo por celular a Guren y explicó la situación, pidió 4 meses de descanso, este, todavía con culpa en sus hombros no le negó la petición que estaba pidiendo. Corto la llamada y se sentó en la sala de espera, no tardó en ganarse miradas de admiración y asombro de los únicos presentes. Vio una puerta para salir al patio y saco un cigarro, lo encendió y lo comenzó a inhalar.
Los segundos se volvieron minutos, y los minutos a horas. Ya era de noche, con cansancio se dirigió a una máquina para hacer café. Presionó café cortado y espero que el vaso de telgopor se llenase. Se agachó para mirar como goteaba el tubo donde salió el café, un olor característico del mismo acaramelo al azabache tentándolo de tomarlo. Abrió el sobre naranja de azúcar y lo vertió. Con esa cucharita de plástico los mezclo y camino hasta la sala donde solo se encontraba el y la recepcionista, supongo.
Se recostó contra el asiento y comenzó a dar sorbos al café sintiéndose como nuevo, con baterías recargadas. Entre ese momento reconfortante un doctor se dirigió a su dirección.

"No es el momento indicado pero como usted salvo el año pasado a mi hija del atentado Zuks, puedes ver al paciente con nombre de Mikaela" El azabache se ganó una gran sorpresa con eso, ese atentado fue el año pasado donde gracias a su estrategia nadie salió herido. Este, riguroso, siguió al docto hasta la habitación.

Con tan solo ver cómo se abría esa puerta conmocionó al azabache, comenzó a hiperventilar, su corazón era un tambor, estaba demasiado extasiado.
Los cabellos rubios, aquel rostro originado por los verdaderos dioses del Olimpo.
Lo amaba.

Le dedico una mirada prepotente al doctor el cual enseguida abandonó la habitación para dejarlo a su camino. Tomo él banquillo y lo colocó a a su lado, estrecho su mano envolviéndola como si fuera la cosa más valiosa del universo. Esa tacto tan insignificante lo completo como ninguna acción antes, lo siento Shinoa. Yuu ya tiene a alguien.
Se quedo dormido entre lágrimas de felicidad, estaba tan cansado que no podía mover ni su cuerpo.
Pasaron las horas y las enfermeras no interrumpían su sienta cuando cuidaban del paciente rubio, es más, el médico ordenó que lo dejaran descansar allí y que no interrumpieran, ya que, el rubio solo necesitaba reposar.

Unas orbes de forma cansada se activaron, calofríos por la calidez en su mano formaron ondas de escalofríos en su espina, le gustó eso. Vi aquel que le hizo sentir calidez y sus pulmones se vaciaron del asombro, pequeños piquetes en sus azules ojos, felicidad inimaginable.
El azabache se levantó por un movimientos de la cama, con cansancio levantó la vista encontrándose con el sonrojado rostro de Mikaela. Soltó la mano inconscientemente y se acercó a su rostro, quitándole la máscara de oxígeno, le seco y las lágrimas sonriéndo.

"Bienvenido" Largo en llanto avergonzándose.

"E-Estoy en c-casa" Respondió.


"Y yo me enamoraba de ellos"

Trompeta [Mikayuu-Yuumika]~ OnSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora