-Sí, Justin, tú, Chaz y yo.
-¿Quién es Chaz? -inquirí, medio confundida.
-Su hermano.
De pronto recordé la conversación que ella había tenido con Justin anoche y que había mencionado a un Chaz como su hermano.
-Oh-musité-. Me encantaría-sonreí, amable.
-¡Le diré a Justin para que organicemos todo!-me abrazó de nuevo, dando brinquitos como una niña pequeña.
Así era Sharon; dulce, tierna, cariñosa, frágil y entusiasta, era una niña pequeña encerrada en el cuerpo de una persona adulta de veintiún años.
-Oye-musité, cambiando repentinamente de tema-, quiero ir al tan famoso puente de los suspiros, quizá pueda tomar algunas fotografías.
-Il ponte dei suspiri. ¿Y para qué quieres ir allí? No es la gran cosa-dijo-. Más bien deberías ir a la plaza de San Marcos, muchos toman sus fotografías allí.
-Lo sé, pero no quiero algo común. Ya me conoces-me encogí de hombros.
-Bueno, también podrías ir al Palazzo Ducale, le podrías tomar bellas fotos.
-¿Al qué? ¿Sharon, te molestaría hablarme en español?
Ella rió.
-Al Palacio del Duque.
-Gracias. ¿Me llevarás al Puente de los suspiros?
Puso los ojos en blanco ante mi insistencia.
-Está bien. Te llevaré mañana.
-Gracias, Sharon. Eres la mejor-y fui yo quien empezó el abrazo ahora.
Seguimos caminando por las calles de Venecia, mirando casi todas las tiendas de ropa que allí había. Comimos en un pequeño restaurante y luego llegamos cansadísimas al departamento.
Eran las siete de la tarde con treinta minutos cuando llamaron a la puerta.
-¡Es Justin!-anunció jovialmente Sharon y se levantó como rayo dando grandes zancadas hacía la puerta.
Dirigí mi vista hasta allá, desviándola del televisor, anhelante de ver el rostro perfecto.
-¡Amor!-Sharon se lanzó a sus brazos en cuanto la figura de su novio fue palpable, y él la recibió cálidamente.
La fierecilla se removió incómoda.
-Ven, pasa.
Desvié mi mirada de nuevo al televisor queriendo aparentar que no la había despegado de allí.
-_______, hola-mi nombre en su voz era tan melodioso y diferente al resto de voces que habían puesto en su sonido mi nombre; lo hacía parecer bello, único.
Me giré para mirarle.
-Hola, Justin-le sonreí.
-¿Cómo va tu primer día en Venecia?-preguntó.
-Cansado-reí al recordar que había usado el mismo adjetivo cuando él me había preguntado acerca del vuelo.
Creo que él también se acordó, porque rió de la misma manera que yo.
-Ojala los demás no sean siempre así-comentó y sonrió, luego miró a Sharon para entablar conversación con ella.
Entonces yo me giré de nuevo, pero a decir verdad, estaba más pendiente de su conversación que del programa italiano que se proyectaba en la televisión.
-¿Estás nerviosa, cielo?-le preguntó a Sharon.
-¿Sobre qué?-inquirió ella, confundida.
-Sobre tu entrevista de trabajo, mañana.
-¿Mañana es siete?-la voz de Sharon sonó alarmada- ¡Dios, lo olvidé!
Entonces me giré de nuevo para mirar.
-¿Tienes una entrevista de trabajo?-pregunté, realmente emocionada.
-Sí y... ¡oh!-se quedó en silencio durante unos segundos- ¡Lo siento! ¡Lo siento, lo siento, lo siento!-se acercó a mí- Es que no recordaba lo de la entrevista, perdóname.
Tardé un segundo en comprender por qué me pedía disculpas.
-Oh, Sharon, no. No te preocupes, nena-le sonreí-. Iremos otro día a visitar el puente.
-¿No estás enojada?
-¿Yo? Para nada, al contrario. ¿De qué es el trabajo que solicitas?
-Enfermería en el hospital de la Isla de Torcello. ¡Tengo una idea!-dijo de pronto, como si la primer parte no importara demasiado, se giró a mirar a su novio- Amor, ¿podrías tú llevar a _______ a Il ponte dei suspiri?
Los ojos se me abrieron de par en par ante la sorpresa y luego miré el rostro de Justin, tan bello como el de un ángel. Él también me miraba con sus ojos marrones-Chiaro. Per me non c'è nessun problema-respondió él y luego sonrió.
-Gracias, Justin -dijo Sharon y luego me miró.
-Español, por favor-dije y los dos rieron.
-Que sí, que no hay problema-dijo mi amiga.
Miré a Justin.
-¿Seguro que no tienes cosas que hacer y te estoy quitando el tiempo sólo por mi capricho? Porque puedo esperar a que Sharon tenga tiempo, no hay prisa, de verdad.
-No-me respondió-. Por mí está bien, a menos de que no quieras ir conmigo-rió.
-No, digo, sí-sacudí la cabeza-. Quiero decir, gracias por llevarme.
-A Justin le gusta ese lugar, seguro que está más que encantado. Él te puede dar el Tour-bromeó Sharon.
-Y para mí sería todo un placer-se rió el interpelado, y mostró todas las perlas blancas que formaban su sonrisa, en la que por un lacónico segundo, me perdí.
-Gracias-musité y me giré de nuevo a mirar la televisión.
Me había asustado un poco un inusual hecho, desvié completamente mi atención de mi mejor amiga y su novio a propósito, debido al pensamiento que la reacción había producido y me puse a pensar en eso. ¿Por qué encontraba a Justin muy atractivo? Sí lo era, pero lo que realmente me preguntaba era ¿por qué todo en él causaba una sensación extraña en mí? Miré de reojo a la feliz pareja a mis espaldas, y pude ver la sonrisa de Justin volar hacía Sharon. Entonces llegué a una conclusión fácil. Estaba deslumbrada por él. Por supuesto, era el joven más apuesto con el que me había topado en toda mi vida. Me reí discretamente, qué suerte la de Sharon.
-¿Te quedas a cenar?-preguntó ella, luego de un rato- ¿Sabes? Con ________ se me ocurrió una idea hoy, ¿por qué no salimos un día los cuatro? Nosotros tres y Chaz-explicó ella sin esperar la respuesta de su novio a la primer pregunta.
-No, cielo, no puedo quedarme. Hoy hay cena familiar-torció el gesto-. Y lo de la salida los cuatro suena estupendo, le comentaré a Chaz hoy.
¿Debería preocuparme? Sabía que Sharon ocultaba muy dentro de ella la idea de emparejarme con alguien, pero al pensar en el hecho... ¿qué tan malo podría llegar a ser si se trataba del hermano de Justin? Seguro también era apuesto.
-Hasta mañana, vendré a desearte buena suerte antes de que te vayas-dijo Justin a su novia y luego besó su frente.
-Gracias, amor.
-________-me giré a mirar a Justin de nuevo al escuchar mi nombre-. Mañana tenemos muchas cosas por hacer, espero no te canses-sonrió.
De pronto sentí una emoción que no pude explicar, una ligero entusiasmo allí, cerca de donde se encontraba la fierecilla enjaulada.
-Hasta mañana-musité y le devolví la sonrisa.
Sharon y Justin salieron hasta la puerta en donde tardaron más de cinco minutos en despedirse; traté de no pensar en ello, por que a fin de cuentas, su manera de decirse adiós era algo que a mí no me incumbía.
Luego de que oí la puerta cerrarse, Sharon se sentó a mi lado en el sofá y luego suspiró.
-¿No es perfecto?-preguntó.
-¿Qué cosa?-inquirí, confundida.
-Mi novio-musitó, con aire de orgullo.
Yo reí, pero no dije nada. Aun cuando Sharon me lo había preguntado no podía decirle lo que pensaba. Sí, sí era perfecto, pero por alguna extraña razón, mi boca no podía soltar esas palabras enfrente de mi amiga.
-¿A qué hora te irás mañana?-pregunté.
-A las seis.
-¿De la tarde?
-De la mañana.
Abrí los ojos como platos y la miré.
-¿Seis de la mañana? Y ¿a qué hora vendrás?
-No lo sé-musitó y luego torció el gesto-. La Isla de Torcello está un poco lejos, quizá venga como a las cinco de la tarde.
-Pero si sólo te harán una entrevista, ¿por qué tardarás tanto?
-Por que si me aceptan, me quedaré para que me capaciten o algo así-se encogió de hombros.
-Voy a extrañarte-hice un puchero.
Ella rió.
-Me extrañarás más si consigo el trabajo, por que saldré hasta las ocho de la noche-volvió a reír y esta vez yo me uní a su risa.
-Shar, estoy cansada, me acostaré ya-dije.
-¿Tan pronto? Pero si son las ocho de la noche.
-Ocho cuarenta-corregí-, y sí, estoy muy cansada y quiero dormir.
Bueno, de lo que había dicho, sólo la primer parte era cierta por que tenía miedo de volver a soñar la misma pesadilla de la noche anterior.
-Está bien. Buenas noches.
-Buenas noches-me levanté del sofá y caminé hasta mi habitación.
-¡Ah! Mañana te tienes que levantar temprano-me avisó-. Justin vendrá antes de que yo me vaya y luego te llevará al Puente de los suspiros.
Me detuve antes de entrar a la habitación.
-Genial-mascullé, y sonreí.
Me introduje a mi habitación y me arropé para dormir, luego me acosté en la suave cama y me cubrí con las sábanas. Me quedé mirando el techo en total oscuridad, y alcanzaba a percibir el sonido del televisor proveniente de la sala.
Sentía el entusiasmo crecer con cada minuto que pasaba, mañana iría al famoso Puente de los suspiros, un lugar que he querido visitar desde que Sharon se vino a vivir aquí; pero había otra razón para alimentar ese entusiasmo, y era que pasaría un buen rato con Justin. Pero aun no sabía por qué esa idea me entusiasmaba tanto.
Los golpes en la puerta me despertaron y entonces me percaté de la voz de Sharon del otro lado
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Manual de lo prohibido Justin Bieber y Tú (ADAPTADA)
FanficEsta novela no es mía. Falso y pérfido eran sinónimos de mi nombre. De todos los papeles que pude protagonizar, era dueña del único que todo el mundo en mi situación, rechazaría. Lo peor era que esta no era una obra de teatro, cuyo objetivo es sólo...