Capítulo #8

8 0 0
                                    

Tiempo actual. Miércoles 1 de Noviembre de 2017.

Llevo varios días en el hospital esperando noticias y todo lo que sé es que Alison sigue en terapia intensiva, luchando por su vida. El doctor había sido cruel y frío al decir que cada vez luchaba con menos fuerza y yo sólo puedo rezar con más furor porque ella se recupere y ver sus ojos una vez más.

La amo. La amo tanto que duele y todos los sentimientos se quedan estancados en el pecho sin saber por dónde brotar si no puedo besarla para liberarlos un poco.

Por otro lado, sigo sin recordar nada del accidente y sé que todo está pasando por mi culpa. Mi maldita culpa. Por mí, el amor de mi vida está decayendo en su lucha entre la vida y la muerte. Y tengo miedo de perderla, no estoy lista.

Según los oficiales yo había chocado el auto donde iban Carlos y Alison; pero sigo sin recordar cómo fue que ella llegó ahí y por qué yo haría algo como eso.

Todo parece indicar que estoy en un shock que bloquea de mi memoria los que, con seguridad, pueden ser los más crudos momentos de mi vida.

Mis conocimientos en leyes me dicen que de no tener testimonio, ni pruebas que me hagan inocente, yo sería directamente la única causante de la muerte de mi difunto esposo Carlos y de la condición de mi prometida. No puedo calcular el tiempo en prisión porque no tengo cabeza para reflexionarlo, pero definitivamente las consecuencias son para mí.

Sólo sé que debo recordar lo que pasó y que un milagro despertara a Alison para que pudiera rectificar mi testimonio. No podía ser totalmente culpable de ese accidente, algo debió haber pasado, estoy segura.

Aunque realmente todo lo que necesito es simplemente que ella despierte.

Mi último recuerdo es el rostro furioso de Carlos cuando le dije que me casaría. Luego todo es borroso y aleatorio entre el volante, pedales, gritos, humo, vidrios y sangre.

¿Qué había hecho?

Sólo sé que estoy a contrarreloj para poder recordar lo que había hecho, quedarme junto a mi mujer y seguir en secuencia parecía ser lo único que ayudaba a recordar la historia.

La puerta de la habitación se abre, revelando a 2 figuras que conozco bien.

- Lilian, ¿qué pasó? – la voz suave de la rubia choca contra mis oídos pero no puedo procesarlas totalmente bien.

- Yo no recuerdo. – digo débilmente.

- Lilian. – me llama el rubio y rizado. – Seré tu abogado; pero, necesito tu declaración. – me pide y yo niego.

- Ella está muriendo por mi culpa, pero no sé qué pasó. – susurro y un sollozo se escapa, recibo un abrazo de Nora y su vientre abultado de 5 meses.

Cierro los ojos y sé que sólo necesito seguir recordando. Poco a poco la historia toma forma en mi cabeza, es una terapia improvisada para recordar y espero funcione.

Tiempo atrás. Martes 25 de Febrero de 2014.

Suspiramos con cansancio al terminar de ordenar todo en el cuarto de Nora, quién se dejó caer bocabajo sobre su cama con los brazos extendidos. Christian se deslizó con la espalda pegada a la puerta y se sentó en el suelo, mientras yo sostenía una escoba y miraba a mi alrededor. Había quedado impecable.

Imité la acción de Chris con una pared y luego en un acto sincronizado reímos juntos de satisfacción, se sentía bastante bien haber terminado luego de una semana moviendo los pocos muebles de Nora entre fletes y taxis. Intercalar el estudio, tareas y mudanza había sido un reto muy interesante.

Cada otoño Donde viven las historias. Descúbrelo ahora