Capítulo #5

11 0 0
                                    

Encontré la imagen perfecta para este capítulo... Debe ser un regalo porque precisamente en el momento que subo esto, es mi cumpleaños hahaha

Si algún día alguien lee esto, ¡gracias!
Espero les guste.

******

Tiempo atrás. Martes 31 de Diciembre de 2013.

El reloj marcaba las 9:45pm y yo me encontraba envuelta en una cobija viendo por televisión las noticias, donde pasaban la manera en que llegaba el año nuevo a distintos países y sus festejos en grande.

Me sentía un poco nostálgica, era la primera vez que pasaba esa fecha sola. La navidad tampoco fue fácil; pero, lo que hacía particularmente doloroso ese fin de año fue el hecho de que si antes me sentía sola rodeada de familiares, en ese momento esa soledad de materializaba. Un año nuevo representa un reset mental en muchas personas, se hacen propósitos, sienten que las cosas irán mejor y hay esperanza. Justo en ese momento no había nada para mí, mas que el solo hecho de que pronto iniciaba una etapa temporal de mi vida en que estaría lejos de esa familia y matrimonio que me hacía infeliz.

Miré en la mesita de noche la tarjeta que Christian me había dado días anteriores. Lo había pensado mucho, quería marcar, pero al final había decidido no ir.

No temía por mi vida o algo así como ese día habíamos bromeado; más bien, temía de ser un estorbo o incomodar.

De pronto tomé una decisión abrupta y comencé a vestirme. Iría por una botella de vino y uvas, esperando encontrar aún en las tiendas, sin saber que estaba en búsqueda de los 12 propósitos que no haría, pero que cambiarían mi vida para siempre.

Salí y me recibió el frío abrazador, las calles estaban poco transitadas y las casas en el vecindario se veían iluminadas por dentro. Pensé en las familias que se encontraban reunidas y sonreí.

Luego de varias cuadras caminando y tiritando de frío, no sabía si me estaba volviendo loca; pero, no quería volver atrás al calor de mi nuevo hogar en aquella ciudad, algo me decía que siguiera adelante.

Caminé sin rumbo, entrando a varias tiendas sin tener éxito en alguna de ellas. Miré el reloj y marcaba las 10:30pm, muchos negocios empezaban a cerrar y derrotada decidí que quizás era el momento de pensar en regresar a casa.

Pero todavía había una voz interior que me impulsaba a seguir. Un poco más, sólo un poco más. Y debía reconocer, me estaba divirtiendo, era buen distractor.

Eran pasadas las 11:00pm cuando decidí que definitivamente no iba a encontrar lo que buscaba, pero seguí caminando.

Era reparador la sensación del frío en la cara, mientras llevaba las manos a los bolsillos y sentía el contraste de la calidez. Era reparador caminar sin rumbo y evitar pensar que estaba recibiendo un nuevo año sola, si no que estaba en una hermosa ciudad. Debía encontrarme a mí misma, era urgente hacerlo.

De pronto, cuando menos lo pensé, estaba frente el Stanley Park que hasta el momento no había visitado. Me quedé de pie ahí, mirando la tenue iluminación y miré alrededor.

Debía estar loca si entraba ahí, pero en ese momento nada importaba así que lo hice.

Veía personas en algunas bancas, pensando recibir ahí el año nuevo y conforme me adentraba en el parque la gente iba siendo menos, hasta que, inevitablemente, en cierto momento me encontraba sola de nuevo.

Mis ojos se acostumbraron a la oscuridad y podía ver algunos detalles de aquel lugar que me resultaron grandiosos. Los caminos, la naturaleza, la vista al agua que en cierto momento iba a dar al mar. Sin duda ese también se volvería uno de mis lugares favoritos.

Cada otoño Donde viven las historias. Descúbrelo ahora