Jin, el rubio frente al aeropuerto

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Sus padres siempre habían creído que estudiar en una de las mejores preparatorias de Estados Unidos sería de ayuda para él. Park Jimin, con diecisiete años, un acento terrorífico para el inglés por su descendencia coreana y calificaciones lo suficientemente buenas para obtener una beca en la 21st Century High School.

-Además hay otros chicos asiáticos. La coordinadora de nivel nos lo ha dicho. – Dijo su madre intentando convencerlo y, a la vez, hacerlo sentir mejor sobre el viaje que haría.

-Pero, no quiero irme a Estados Unidos. – Sus ojos fueron de su madre a su padre. – Estoy bien aquí. Me gusta vivir en Corea. También me gusta la escuela a la que voy y los amigos que tengo.

Zaymin, su padre, no era del tipo que se conmoviera con lágrimas o con súplicas. – Nadie te ha preguntado si quieres o no ir allá, Jimin. Es algo que Nanami, tu madre, y yo hemos decidido.

Y el chico de cabello castaño oscuro simplemente asintió. No sabía cómo se comportaran los adolescentes a su edad en Estados Unidos, pero en Corea la obediencia era absoluta. - ¿Para cuándo debo empacar entonces? - Preguntó con la mirada en la madera de la mesa del comedor.

-Para el viernes. Ese día partirá tu vuelo y tendrás el fin de semana para ubicarte en el apartamento que conseguimos para ti. – El hombre terminó su frase poniéndose de pie y mirando a su hijo con severidad. - El lunes quiero saber que estás en la escuela, Jimin.

Su madre, como siempre, lo miró con aquella expresión de "no hay nada que pueda hacer", cosa que Jimin odiaba y, ya la odiaría más en el futuro.

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Antes que pudiera percatarse, estaba en el aeropuerto con un maletín deportivo colgando de su hombro derecho. Le dolía la correa de éste ensartándosele en la piel debido al peso, pero su mayor pesar era ver que sus padres le despedían como si fuese a una excursión de la que volvería en un par de días.

¿Acaso se daban cuenta que le enviaban a kilómetros y un océano de distancia? Probablemente no. O tal vez no era algo que les interesara.

"Pasajeros con destino a Nueva York abordar por la puerta número nueve." La voz de la chica en el altoparlante, distorsionada porque el volumen que debía utilizar era superior a sus cuerdas vocales y a la capacidad del aparato por el que tenía que hacer el anuncio. Jimin intentó distraer su mente en aquel hecho y se despidió de sus padres sin hacer mayor gala de sus sentimientos reales.

Muchas horas de vuelo, pésima comida y un tremendo dolor de espalda le llevaron hasta Nueva York.

-Mi nuevo hogar. – Susurró para sí mismo cuando salió a la calle llevando su maleta, y nuevamente el estorboso maletín que consideró equipaje de mano.

La lluvia torrencial le recibió y él no podía hacer más que ponerse el capuchón del suéter deportivo que llevaba puesto. – Un taxi... - Miró para ambas direcciones de la calle en busca de uno pero, todos parecían llevar prisa.

Del otro lado de la calle, un chico rubio lo observaba. Por sus rasgos, era claro que también tenía una descendencia asiática pero, su cabello teñido y su forma de comportarse echaban en claro que llevaba muchos años en el continente opuesto.

-Otro turista. – Masculló en voz baja. – Lo peor es que hasta parece coreano. – No pudo evitar soltar una risa al ver cómo el otro se hacía de ojos aún más rasgados por causa de la lluvia que le golpeaba en el rostro. Y él tan tranquilo debajo de su enorme paraguas. – Ingenuo. – Podría ayudarle, mas lo suyo nunca fue ser caritativo. No obstante, el miserable chico ya tenía suficiente y él se sintió en la "obligación" de asistirlo.

Se cruzó la calle, deteniéndose justo frente a él sólo para burlarse mentalmente del otro que intentaba esquivarlo para ver hacia los autos que corrían frente al aeropuerto y, sin moverse ni un paso de su posición. Era como si temiera que "la tierra de las oportunidades", como llamaban los extranjeros al país, fuera a quemarlo o contaminarlo.

Cansado de verlo girar la cintura de un lado al otro viendo, le habló finalmente. - ¿Sabes? No conseguirás un taxi por aquí, si es lo que buscas.

Jimin subió la mirada hasta el rostro de su interlocutor, quien sólo atinó a pensar que el turista tenía un rostro bastante... ¿Bastante qué? Oh, sí. Bastante atractivo. Especialmente cuando uno veía esos labios carnosos y rosas. ¿Sería acaso que no buscaba un taxi sino... una cita? Él había escuchado hablar sobre esos turistas que en realidad no lo eran, sino que...

-¿Es en serio? – Preguntó Jimin, interrumpiendo los pensamientos del rubio. - ¡Vaya! – Bufó y apretó su puño libre. - ¿Cómo voy a llegar a ese lugar, entonces? – Sopesó su difícil situación un instante y luego regresó la vista al otro. – Perdón por mis modales. Mi nombre es Park Jimin. Acabo de llegar y no tengo la menor idea de nada.

-Así que te llamas Park. – Comentó fingiendo seriedad, aun cuando sabía que eso no era así. – Pues mucho gusto, Park. Me llamo Seok-Jin Kim, pero puedes llamarme Jin.

-El... El gusto es mío. Por cierto, mi nombre no es Park. – No sabía siquiera cómo empezar con aquella absurda explicación. Un momento, se llamaba Seok-Jin y ¿no sabía aquello de los nombres? ¡Vaya tipo! – Es Jimin. Ya sabes... Ah... Primero el apellido, ¿no?

-Claro, claro. – Respondió Jin como si aquello fuera parte de algo tan lejano para él como Asia misma. - ¿Y a dónde es que te diriges? Tal vez pueda ayudarte.

Pasado el asunto, el castaño le mostró el papel con las indicaciones. -Voy a esta dirección. Mis padres escogieron ese edificio de apartamentos porque estudiaré en la 21st Century High School.

Jin tomó el papel y examinó la dirección. ¿Qué edificio era ése? Tenía una lejana idea. No era un lugar del tipo en el que acostumbraban vivir los alumnos de la preparatoria. – Creo que conozco. – Respondió. - Yo también estudio ahí. Podría presentarte con unos amigos. – Añadió con una sonrisa.

Jimin juntó ambas palmas e hizo una breve reverencia al otro en agradecimiento. – Estaría en deuda contigo si haces eso por mí.

El rubio sonrió una vez más. – No hay problema. Eso sí. Desde ahora debes saber que somos un grupo exclusivo y... jamás se les debe hablar a los becados. ¿De acuerdo?

Jimin asintió en silencio, sintiendo que un nudo se formaba en su estómago. No tenían que saber, ¿cierto? No había forma que supieran que él...

Y aquella tarde sería el principio de su larga historia.


21st Century High School  [ Yoonmin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora