Capítulo 1.- Luis Carlos

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     Comienza el día, la alarma suena de la misma manera que lo hacía ayer a la misma hora, las 6:30 a.m.; es la hora de ir a mi tormento... La secundaria, los mismos nerds jugando ajedrez, los mismos abusivos quitándoles su lunch a los niños de primero, la misma cara de aburrimiento en todos los chicos y los maestros con más ganas que nunca de hacernos sufrir.
     Hola, mi nombre es Luis Carlos, soy un chico alto, cabello negro, delgado, ojos café oscuro y un poco antisocial, nunca me ha gustado convivir con otros chicos de mi edad, siempre he estado solo, es la manera de ocultar mi dolor; después de todo, mi padre abandonó a mi madre cuando yo nací y ella se casó con un bueno para nada que solo duerme y bebe y repite el mismo ciclo todos los días del año sin excepción.

Escuela

    Son apenas las 7:30 de la mañana y los maestros ya están buscando la manera de fastidiar a los alumnos que claramente no somos de su agrado, en especial, yo era el blanco de todos los maestros, me dieran clases o no...
Me odiaban!
Con una sola mirada furibunda de me decían más que todos los libros que he leído en toda mi vida, y eso es mucho decir.
     Finalmente suena la campana de entrada a clases... 8 largos módulos de clases; en mi idioma, 8 horas de tortura sin parar.
La maestra de mates, en particular, se pasaba todo el día, sin importar si no tenía clase con ella, siempre se la pasaba fastidiandome, poniendome reportes por cualquier cosa por más insignificante que fuera, incluso por no usar el color de bolígrafo adecuado en una sola palabra.
Los chicos de mi salón y yo solo vivíamos con la esperanza de que el reloj diera las 11:00 a.m. y salir al receso y descansar un rato antes de volver a la misma pesadilla de diario...
Pero sin embargo, había algo diferente el día de hoy, algo que era extraño, unos policías habían entrado en la escuela e interrogaban a los maestros, intendentes, mujer de la cafetería, e incluso a la directora que no salía para nada de su oficina; yo contemplaba su hermoso rostro (nótese el sarcasmo) escupiendo mientras hablaba y de pronto me señalaba para que uno de los oficiales me viera... Un momento ¿SEÑALANDOME? eso no era normal, ¿de que me culparían ahora, de que encontraron una rata en la comida?
     En cuanto ellos se voltearon, aproveché para huir hacia el único lugar donde no me encontrarían... El baño
Un lugar lleno de graffitis y ¿sangre?
Algo no andaba bien en esto, había sangre esparcida por todo el sitio y un cuchillo; ahora todo tenía sentido, unos oficiales haciendo preguntas, sangre, un cuchillo...
Habían asesinado a alguien en los baños de la secundaria, y si la directora me señalaba a mi, no era buena señal, en ese momento de dí cuenta que ella me culpaba de un asesinato y ni siquiera sabía de quién se trataba...
Escuché unas voces que se acercaban al sanitario, lo único que pensé fue esconderme en un cubículo y para mi sorpresa ahí estaba mi primo de tercer grado, tenía múltiples cuchilladas en todo el cuerpo y le habían cortado la garganta, los médicos forenses me miraron lleno de sangre e inmediatamente llamaron a los policías para que me llevarán a la estación y me juzgarán "de acuerdo a las leyes".

     Mi sangre se enfrió súbitamente y lo único que pensé fue huir; me deslicé por entre las piernas de los forenses y corrí por mi mochila y salí por los pelos de la escuela, llegué a una casa abandonada donde me reunía con mis primos los fines de semana a leer cómics y ver películas... Lo único que me pasó por la mente fue que me irían a buscar a mi casa y me llevarían a prisión por homicidio, evidentemente, todo me señalaba a mi, si no encontraba pruebas que demostraran mi inocencia sería mi fin...

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Hola chicos!❤
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Luis Carlos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora