Capítulo 7: Metaxas

14 2 3
                                    

     Desperté temprano, puse a cargar mi celular un rato, organicé mis cosas para irme y me quedé mirando el jardín unas 2 horas, Isaac despertó y le agradecí por dejarme pasar la noche ahí, recogí mi celular y antes de irme di un último vistazo por la ventana que daba a la calle y había unos 7 policías que venían por nuestras cabezas. Abrimos la ventana que daba al jardín y bajamos por el árbol por el que yo había subido anteriormente, el tardó más, dijo que iría a recoger algo a la cocina, se tardó por lo menos 5 minutos en volver al jardín, traía con el una mochila y unas llaves, creí que eran para abrir la puerta trasera del jardín pero solo preguntó si sabía manejar... Eso no me agradó en lo absoluto.
    Entró a la cochera y sacó el deportivo azul de su padre y abrió la puerta creyéndose piloto de carreras, entré sin chistar; metió cambio y aceleró al máximo... Derribó la cerca de madera del jardín.
     El manejó por casi dos horas, el combustible se comenzaba a agotar y me escondí en la parte de atrás para que el pudiera recargar, 5 minutos después, mi turno de manejar llegó, nunca lo había hecho, jamás me imaginé que la primera vez que me pusiera atrás de un volante sería en estas circunstancias y mucho  menos que sería en un deportivo... ¡Y AZUL!, mi color favorito, de no ser porque la policía me buscaba por todas partes, éste sería el día más feliz de mi vida, pero bueno, hay que aprender a adaptarse a la infinidad de obstáculos que la vida te pone enfrente, yo soy la prueba viviente de eso, me culpan de un asesinato y lo que hago es buscar pruebas que demuestren lo contrario; la policía me busca y no tengo a nadie de mi lado, consigo ayuda; ahora estaba llevándome el premio por más delitos cometidos por un menor de edad en menos de un mes...
¡Lo olvidé por completo! Estaba amenazado, si las cuentas no me fallaban, faltaba una semana y dos días para que el plazo se cumpliera, 9 días... Ahora, estaba conduciendo peor que un bebé en su primer coche de baterías, Isaac sacó un mapa y según lo recorrido, estábamos en dirección a las vegas y llegaríamos a nuestro destino en aproximadamente 32 horas...
     Estuvimos tomando relevos para descansar y conducir en el camino, no podíamos parar, de lo contrario la policía nos encontraría; ya tan solo faltaban 2 horas para llegar, necesitábamos mucha comida, un buen baño y una siesta real, no tan solo descansar un rato en un asiento de auto.
     Un rato después, ya estábamos llegando a la ciudad del pecado, estuvimos merodeando un rato por enfrente de la tienda, nadie se alertaba por nuestra presencia, al parecer ahí solo éramos 2 personas comunes, estábamos sentados en unas bancas frente al Casino Archer, cuando de pronto ví entrar a una persona un tanto conocida...
¡Sr. Jason Metaxas! Mi profesor de latín, el único maestro de la escuela que me cae bien, no sé si sería de ayuda tener a un profesor de latín, pero lo que sin duda era un misterio era que a cada lugar a donde iba había una persona de la escuela...
Cuando fui a investigar a la escuela, estaba Flores; en la banca de Manhattan, Flores; y ahora en las Vegas, el profesor Metaxas... Algo no cuadra, mejor no me acerco mucho.
     Pasamos casi 2 horas sentados frente al casino, eran ya las 8:13 p.m. y decidimos entrar a ese sitio; cerca de la entrada había una mesa de póker y ahí estaba Metaxas con un montón de fichas, al fin veía porque no salía, pasamos por un lado de él y ni siquiera se dió cuenta, el casino contaba con servicio de hotel y pagamos 1 noche.
     Pasaba ya de las 2:00 a.m. y no tenía sueño, Isaac ya había caído rendido en la suave cama del cuarto, yo por mi parte, salí del apartamento y me senté a un costado de la puerta, me estaba quedando dormido cuando escuché gritos provenientes del elevador, parecía un borracho, cuando las puertas se abrieron, salió Metaxas con una botella de Whisky y otra de Champagne entre los brazos, venía con la corbata en la cabeza y tambaleándose, parecía un trompo, y en su mano izquierda había algo con lo que no había entrado, era una especie de maletín. Pasó por enfrente mío y ni se dió cuenta de que yo estaba ahí sentado. Entró a su cuarto y dejó la puerta entreabierta, unos 10 minutos después el silencio inundó el sitio, entré sigiloso a su cuarto y en la mesa estaba el maletín y en lo que a Metaxas consierne... Estaba tumbado en la alfombra con una botella derramando en su mano; en fin, me fui acercando poco a poco al maletín y al abrirlo ví que tenía una etiqueta, la de una paquetería, alguien se lo había enviado de Manhattan, el nombre del remitente estaba borroso y no pude descifrarlo, al abrirlo, estaba una carpeta que decía mi nombre y venía acompañado con una foto mía y de mi primo, dentro de la carpeta había un documento en el que ponía:
"Estimado profesor Jason Metaxas, por medio de la presente le informo que ya no hará falta que se encargue del alumno Eduardo Rodríguez, ya que este ha muetro, la policía dice que su asesino es su primo Luis Carlos Rodríguez, con los 2 fuera de la jugada podremos continuar con el plan acodrado"

     Había algo raro en el documento, había palabras con letras cambiadas, solo conocía a una persona que escribía de esa manera:
               Maestra Flores....

Luis Carlos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora