Capítulo 5: Volver a verte

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No me sorprendía que los 3 días siguientes, Will no viniera a visitarme, su comportamiento se había tornado extraño, supongo que necesitaba estar solo. Aún así, sus palabras me dejaron qué pensar. Will sabía algo que, obviamente, yo no. La curiosidad me carcomía. Quería verlo y hacerle un interrogatorio completo, pero la forma en que me habló ese día me hacía sentir un tanto incómoda y miedo. No sabía si me iban a gustar las respuestas que me daría.

Como es costumbre, tomé mi abrigo del perchero y un gorrito de lana blanco. Salí de casa y caminé hasta el parque, de nuevo. Siempre iba ahí cuando quería pensar, cuando algo me inquietaba pero, inconscientemente sabía que tenía la poca esperanza de ver a aquél chico de cabellos rubios.

Al llegar a la abandonada banca, mi sorpresa fue que ahí estaba él.

-No pensé que tardarías tanto en volver. -Dijo con la mirada en el suelo, para luego mirarme. Su mirada subía y bajaba. Examinándome.

-¿Quién eres? -Mi voz sonó como un susurro, pero el extraño pareció escucharme perfectamente mientras no me quitaba la mirada de encima. Ni yo a él.

Fue caminando lentamente hasta que estuvo frente a mi.- Niall, Niall Horan. Un placer verte de nuevo, Alice.

-¿Qué? -Mi mente era todo un caos. Ya lo había visto y lo que dijo me lo confirmó pero, no lograba acordarme de nada más.

-¡Vaya que tienes mala memoria! No me recuerdas, ¿Verdad? -Me sentía incómoda.

-No...

-Nos conocimos hace tiempo en este mismo parque. -Dijo mirando a su alrededor con el brazo extendido.- Estabas justo en esta misma banca, pero en diferentes condiciones.

Pareció que mi mente hizo un rápido "click" y lo recordé.

***

El frío viento de invierno golpeaba mi rostro con fuerza mientras sentía como los diminutos copos de nieve caían sobre mí. El parque parecía tener un leve manto blanco cubriéndolo, fijé mi vista hacia el suelo cuidando de no caer por el resbaloso suelo. Llegué a la familiar banca y me senté con cuidado abrazando mis piernas y apoyando mi frente en ellas. Lágrimas comenzaron a salir por mis, ya rojos, ojos. Nunca había tenido una pelea tan horrible con Derian como esta. El podía ser celoso pero, había veces, que sus celos no tenían sentido. Esta pelea había sido a causa de eso. Escuché pasos a lo lejos pensando en que podría ser él; me acurruqué aún más. No quería hablar con él. No ahora.

-¿Estás bien? -Preguntó una voz desconocida.

Levanté mi borrosa vista, debido a las lágrimas, y tuve que parpadear unas cuantas veces para lograr ver bien el rostro del desconocido que estaba en frente de mí.

-Yo... No... -El inmenso nudo en mi garganta no dejaba que las palabras fluyeran de mi boca como yo quería.

Su mirada era un tanto intimidante. No mostraba pizca alguna de emoción o sentimiento, ni siquiera interés en saber mi respuesta, realmente.

-No es seguro que estés aquí a esta hora. -Dijo mirando su reloj de mano.- Mucho menos sola, andan muchos locos sueltos. -Parecía haber querido formar una sonrisa, pero supongo yo, que se contuvo.

-No me preocupa, en realidad. -Mis brazos seguían abrazando mis piernas. Quería estar ahí, pensar, era todo.

-Vas a congelarte aquí... -Dijo, incitándome a que le dijera mi nombre.

-Estoy bien. -Miré a mi costado. La verdad era que el frío me estaba consumiendo pero trataba de no pensar en ello. Sentí como aquél desconocido se ponía de pie y me cubría con su enorme, para mí, chaqueta de cuero negro. Volvió a tomar asiento mientras miraba al frente con los codos apoyados es sus mulos y sus manos se unían entre sí.

-Supongo que me quedaré aquí acompañándote, entonces.

-Quisiera estar sola. -No estaba del mejor ánimo. No quería la compañía de alguien justo ahora.

-Sí, bueno... Tú no me escuchas así que, yo tampoco tengo que hacerlo, nena.

Era exasperante el hecho de que no respetara mi decisión. Lo único que necesitaba en este momento eran unos minutos sola; no cabe decir que el que un desconocido se preocupe por ti de un momento al otro, era bastante extraño.

Estuvimos en silencio unos minutos hasta que me decidí. Me puse de pié quitándome la chaqueta que, anteriormente el rubio me había colocado en los hombros, para extenderla hacia él. El chico levantó su mirada hacia mí mientras tomaba su chaqueta.

-Gracias. -Dije dispuesta a irme. Justo había dado la media vuelta cuando el habló.

-De nada, extraña. -Su tono de voz había cambiado.

Aún estaba de espaldas, con un poco de nerviosismo. pero lo dije.

-Alice. -Me preguntaba si me arrepentiría de esto. Esperaba que no... Como quiera, no era probable que volviera a verlo.- Me llamo Alice.

No volteé, simplemente seguí con mi camino. Lejos de él.

***

-¿Ya me recuerdas, Alice? -Preguntó el rubio, con la mirada puesta aún en mí.

-No entiendo nada. -Lo rodeé y tomé asiento en la banca. El lo hizo unos segundos después.

-¿Qué cosa? -Su rostro estaba totalmente seria. No había manera de descifrar qué era lo que podía esconder detrás de aquella nula expresión.

-Todo. Pero sobre todo una cosa... -Aquí vamos.- ¿Por qué te quedaste esa noche conmigo?

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