CAPÍTULO OCHO

11 2 0
                                    


POV CARLY

Antes de verle, decido entrar en la cocina para beber un vaso de zumo fresco de naranja, aunque no me guste, pero necesito relajarme. Veo a mi familia a través de la ventana, que están en el lado contrario de la casa de donde nos encontraremos nosotros, aunque Tom sale corriendo hacia la ventana con una gran sonrisa.-

-Primita, ¿no habías quedado con Jack?

-Eh.. Sí, estaba tomando algo fresco y salía ya, ¿cómo lo sabes?

-Oh, Carly, mi pequeña Carly, es mi mejor amigo, nos lo contamos todo. Y quiero que sepas que me alegro que intentéis arreglar la tensión que había; me hacía sentir incómodo.

-Ya, no hemos empezado con buen pie, pero nada mejor que una buena charla y la paz para todos, no es nada agradable que por un par de mal momentos os haga estar mal, además, llevo aquí dos días y me queda algo más de un mes. Por cierto, ¿me dejas tu teléfono dos minutos para que pueda llamar a Matt?

-Sí, no lo necesito de momento, aunque no llames mucho tiempo. Me lo devuelves cuando acabéis y nos busquéis, aunque ya sabes dónde estamos.

-Gracias primo, te prometo que eres el mejor.

Marco los nueve dígitos que me obligué a memorizar antes de venir por momentos como estos. Tarda unos segundos en responder, así que me acerco a paso rápido hacia los columpios para tener intimidad.

-Buenas, ¿quién es?

-¡Hola amor! Soy Carly, te he llamado rápido desde el número de mi primo. Te echo de menos.

-¡Cariño, te echaba de menos! Estaba como los locos sabiendo que no podía llamarte. ¿Cómo va todo?

-Genial, porque por fin he podido ver a mi familia, pero no puedo dejar de pensar en ti y en nuestros amigos.

-Te entiendo, Carly, pero en un mes estarás de nuevo con nosotros.

A lo lejos veo a Jack acercándose sonriendo, aunque cuando visualiza el teléfono, se para y me mira fijamente mientras hablo.

-Lo estoy deseando. Y tengo que colgar ya, intentaré llamarte pronto, te quiero.

-Yo también te quiero, pásalo bien.

Cuelgo al momento y el móvil vibra avisando de que llegó un WhatsApp, el cuál leo sin abrir, y una sonrisa enorme me aparece junto a una pequeña carcajada.

Te extraño bb, me llamas sta noche?

El contacto es Óscar y un emoticono amarillo al lado. Más tarde le preguntaré.

-Ven, Jack. Ya colgué.

Viene al trote hacia mí, me levanta tirando de mis manos y me pega a su pecho dándome un abrazo. Y yo no entiendo nada.

-Me encanta como hueles a coco, y quiero que se pegue en mi ropa.

-¡Estás loco!.- digo riéndome y apartándome.

-Quizás lo estoy, y antes de que digas nada, quiero empezar a hablar yo. Quiero disculparte por haber sido un pesado estos dos días, te he estado agobiando y diciendo comentarios imprudentes sin respetar que tengas novio y tu idea de alejarte de mí, y como no podría soportar que lo hagas, iremos a tu ritmo, ¿vale? A tu ritmo en todos los sentidos, llevarás las riendas y haremos que te sientas cómoda, porque yo me descontrolo si tomo mi propia iniciativa, digo cosas que no debo y haría cosas que sólo provocarían que me odiaras.

-Sólo con una condición.

-¿El qué, pequeña?

-Acepto el que yo lleve el control, porque quiero tranquilidad para nosotros y mi familia, pero hazlo. Lleva las riendas por última vez, ahora, esta noche, me parece lo más justo.

-Carly, no puedes hablar en serio. No sabes lo que dices. No sabes de lo que soy capaz.

Noto esa tensión de placer, se me nubla la vista y me dejo llevar. A la mierda todo.

-Enséñame de lo que eres capaz.

Me agarra de la mano firme, sin apretar para no hacerme daño. Me lleva hasta una caseta de madera que hicieron mis abuelos a la que no dieron uso, pero meten objetos y muebles que no caben en la casa. Abre la puerta nervioso, con manos casi temblorosas y excitadas. Entra y vuelve a tirar de mí. La caseta está iluminada lo necesario por los focos que rodean la casa de mis abuelos, y esto se torna a peligroso.

Jack se acerca, provocando que mi cuerpo recule hasta notar un tope en las piernas, y mi cuerpo cede cayéndose encima de algo blandito. Una pequeña cama.

-No llego a comprender lo que piensas. Me molesta no saber lo que quieres. Carly, necesito saber si estás segura de seguir, porque no hay vuelta atrás.

Trago saliva y le observo, su forma de tensar la mandíbula, las venas en sus brazos fuertes, su gran erección... Y no puedo resistirlo.

-Confío en ti, me dejo en tus manos.

Suspira de forma leve y tira de mí para ponerme de pie y tumbarse él en mi lugar, sin soltarme, y va haciendo fuerza para que me coloque a horcajadas sobre él, justo sobre un gran bulto. Me pide silencio, que no hable. Pone las manos en mis muslos y va subiendo levemente, hasta llegar al botón de mi pantalón y lo quita. Me pide que me lo baje y no lo dudo en ningún momento. Se le escapa una leve risa viendo que es un bañador y no puede ver el tanga que me regaló, aunque sube las manos por mi vientre hasta colocarlas en mis pechos, suspirando, y yo con pequeños jadeos. Y de repente, sin esperarlo, me aprieta los dos pezones mientras sube más su erección clavándola en mí.

-Quítame el pantalón, Carly. Por favor.

Sin pensarlo dos veces, me retiro un poco y lo bajo rápidamente, totalmente satisfecha.

-¿No te dejas algo que nos separa?

Y de repente caigo en lo que estoy a punto de hacer, y cuando estoy segura de que me arrepiento de todo esto, pasa algo que me deja anonadada.


Cambio de sentidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora