El reencuentro con Yuuri es caótico y muy emotivo. Hay lágrimas, gritos y en medio de tanta efusividad, los cuatro acaban en el suelo al abrazarlo, pero a nadie le importa. Están felices de tenerlo de vuelta. Lo que no les agrada, es la repentina atención que reciben.
Hubieran preferido que se tratara de una reunión íntima, pero entre tantos reporteros enviados para captar el momento, y gente curiosa del mismo Distrito, tener privacidad resulta imposible.
Mari nota que en apenas unas semanas, Yuuri ha cambiado mucho. Quizás no tanto en apariencia, más el aire que lo rodea sí que es distinto, ahora proyecta algo muy diferente a la fragilidad que lo caracterizaba y que sin embargo vuelve a aparecer cuando permanece absorto contemplado un punto fijo en la distancia. Es Viktor.
Creyó que estaría en primera fila para recibir a Yuuri en lugar de mantenerse alejado, así como también tuvo la impresión de que Yuuri se resistía para ir hacia él, pero al final lo ignoró.
"Es mejor así" se dice mientras ve que Viktor se marcha "De esa forma, le será más fácil a Yuuri olvidar".
Como parte del seguimiento al nuevo ganador, son grabados en el recorrido a su nueva casa, una mansión en la Aldea de los Vencedores, la primera en ocuparse desde que fueron construidas. Es difícil no maravillarse por el lujo, pero Mari no puede quitarse el sentimiento de incomodidad.
-Sé que es molesto, pero aprenderás a no hacerles caso-le aconseja Yuuri al percatarse de las miradas hostiles que su hermana les lanza a la gente del Capitolio-Es sólo porque soy la novedad, no durará, lo prometo.
Se resigna y tratar de tomar lo bueno de la experiencia. Permite que una de las estilistas le tiña el pelo de rubio y acepta sus cumplidos al exhibir su fuerza ayudando a su madre a mover una pesada caja sin batallar, más requiere emplear todo su autocontrol al escuchar sus comentarios superficiales sobre el Distrito doce, al que unos se refieren como un "adorable y rústico pueblito" en tanto que otros se quejan de "cómo es posible que vivan en esas condiciones", como si la gente del distrito eligiera ser pobre por gusto.
-No todos son así-se apresura a intervenir Yuuri nuevamente.
Conoce a Phichit Chulanot, y acaba por darle la razón. El estilista es amable, considerado y muy simpático. Descubre que fue en gran medida por su trabajo que Yuuri se destacara tanto, si bien le sorprende que decidiera acompañarlo, sobre todo considerando la reputación del Distrito 12 como el más pobre. Según sabía, los vencedores regresaban a sus hogares en tanto que los estilistas permanecían en el Capitolio, gozando del éxito y la popularidad obtenidos a través de los tributos y no se veían hasta la Gira de victoria seis meses tras el final de los Juegos.
-Es que no puedo imaginar estar lejos de mi amigo por tanto tiempo-expresó Phichit con cariño, pasándole un brazo por los hombros, y aunque Yuuri se sonrojó, no hizo por apartarlo y Mari pensó que debía sentirse muy cómodo con él para aceptar tal muestra de afecto físico.
Terminó por aceptarlo de buena gana, tanto a él como a sus hamsters. Su hermano nunca había tenido muchos amigos y el que pudiera contar con otra fuente de apoyo luego de lo que tuvo que pasar, la reconfortaba de sobremanera. Phichit estaba al pendiente de Yuuri, pero sabía en qué momentos darle su espacio. Era un poco excéntrico, eso sí. Por ejemplo, siempre llevaba consigo una gastada cinta roja que guardaba con gran recelo, aún si en algunas ocasiones sus mascotas o el propio Vicchan gustaban de robársela para jugar con ella.
-Ustedes del Capitolio sí que son raros-le dijo sin rodeos tras devolverle la cita después de que Vicchan y un grupo de hamsters se aburrieran de roerla.
-Lo sé-asintió Phichit, quien lejos de ofenderse por el comentario le regaló una sonrisa mientras enrollaba y guardaba la cinta-Gracias, es muy valiosa para mí. Era de un amigo-contó con nostalgia.
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No es lo que parece
FanficPara Mari Katsuki, Viktor Nikiforov siempre fue su mayor dolor de cabeza. -Siempre que mi hermano se involucra contigo, de una u otra forma, acaba lastimado-prácticamente le ladró-Tal vez hayas engañado a Yuuri, a mis padres y al Distrito entero, pe...