Mi Jefe Yakuza [ Fic/YOI/ Au ] HIATUS

Viktor Quiere Jugar

Yuuri

Era poco común para el despertar de golpe, sus horas de sueño siempre eran bien cuidadas por sus hombres, pero ni ellos podían con un ruso aburrido y sexy, no sabia como, pero el patinado se había colado en su cuarto y creyendo que seguía dormido estaba metiéndose bajo las mantas totalmente desnudo.

—Yuuri... Vamos despierta quiero jugar - dijo pegando su cuerpo al del  pelinegro intentando despertarlo, Yuuri intentaba aguantar, pero su cuerpo reaccionó antes - vamos... Si no despiertas tendré que jugar aquí abajo - dijo con aquella dulce y seductora voz mientras se metía bajo las mantas y bajaba los bóxer del jefe Yakuza y pasaba sus manos por su miembro, haciendo que despertara por completo.
—Viktor! Sal de allí - dijo bajando su mano para poder quitar el rostro del ruso.
—No, tardaste demasiado en despertar y ahora voy a jugar solo - no alcanzo a responder, ya que de inmediato su miembro fue tragado por el ruso, haciendo que sus manos se apretaran en las mantas y el cabello suave y sedoso del chico.
—Viktor... Es muy temprano para jugar - dijo tratando de sacarlo de allí no podía dejar que el hiciera lo que quería, necesitaba enseñarle quien seria el amo, pero la forma en que usaba su lengua sobre su miembro - oh Mierda... Vitya... Me voy a enojar
—No me importa - dijo lamiendo, chupando y succionando hasta cansarse, luego el ruso lo soltó y se arrastró sobre el cuerpo del japonés. - Vamos, me has tenido varios días sin nada... Quiero jugar
—No vas a poder ponerte de pie luego
—Eso quiero - le respondió besandolo a lo que el nipon coloco sus manos en las nalgas del ruso y comenzó a tocarlo.

Los días fueron así, Yuuri trataba de trabajar y hacer sus cosas, pero el ruso se metía en medio haciendolo perder el tiempo con el, las cosas eran demasiado buenas para seguir de esa forma, por lo que Yuuri comprendió que luego vendrían las cosas malas.

—Señor Katsuki... En la entrada hay dos hombres, dicen ser detectives - dijo Manami entrando en la oficina mientras estaba Yuuri dándole literalmente duro contra el escritorio al ruso.
—Diles que bajó de inmediato - dijo tomando al ruso y dándole un beso en sus labios - tengo que dejarte, pero necesito que te escondas con Makkachin en tu cuarto y no salgas - le dijo saliendo de él, sonriendo al sentir como jadeaba.
—Allí esperare... Luego me debes otra ronda.

Yuri.

Habian llegado a la mansión katsuki hace un rato, primero la habían observando desde el auto, esperando ver algo extraño, pero nada, luego decidieron entrar, el lugar era magnífico, mármol y muebles que de solo sentarse le daba miedo dañar por lo costoso que se veía.
—El señor Katsuki bajara de inmediato, pasen por aquí - dijo el extraño mayordomo llevándolos a una especie de Living pequeño, con algunos libros y adornos, una que otra flor por aquí y por allá, Otabek se sentó en uno de los mullidos sofás.
—No vayas a manchar lo - dijo enfadado como siempre mientras se sentaba a su lado
—No lo vayas a manchar tu con tu pelo oxigenado
—Hey!..
—Bienvenidos, soy Yuuri Katsuki, ¿quienes son ustedes? - interrumpió un japonés de cabello negro, alto y con un traje negro de pies a cabeza, ceñido haciendolo perder la cordura por unos segundos.
—Somos el detective Otabek y Yuri, estamos aquí para hablar sobre usted sobre la desaparición de Viktor Nikiforov, ya que, usted estuvo esa noche en la fiesta - dijo el kazajo poniéndose de pie y estrechando la mano del japonés.
—Claro, no hay problema, siéntense - dijo sentándose en uno de los sofás solitarios, llamando al mayordomos quien sirvió tragos para todos. - bien... Díganme que quieren saber... Acaso aun no hay pistas del hermoso Viktor?
—Hermoso? Eso suena muy...
—Soy un gran fan de Viktor Nikiforov joven... Rubio, eso es de conocimiento público, cuando supe de su desaparición fue terrible, me senté en mi oficina a sufrir por un día completo, aun lo hago, pero no como antes - le interrumpió con un tono burlon y triste, un tono que no permitía identificar sus sentimientos.
—Lo lamentamos señor Katsuki, solo esperamos que deje que le hagamos algunas preguntas rutinarias - dijo Otabek colocando su mano en el. Hombro del ruso para calmarlo, ahora las cosas se pondrían más y más duras.