Día 4. Enfermedad.

1.8K 186 136
                                    

Cuando Dazai llegó esa mañana a la agencia, la oficina era un caos. El caos de siempre, por supuesto. Sin embargo, en medio de aquella caótica situación que era el pan de cada día para los detectives que allí trabajaban, faltaba algo. Estaban los hermanos Tanizaki siendo tan incestuosos como de costumbre, también Atsushi intentando que un inocente Kenji no le quitara el teléfono para leer sus mensajes con Akutagawa, por no mencionar a Ranpo chillando para reclamar la atención y los dulces de Fukuzawa. Lo que echaba en falta eran los gritos que llamaban al orden de Kunikida, y eso era extraño porque, según su ideal, debería haber llegado hacía veinte minutos. Y no, no es que hubiera leído su preciado cuaderno para ver si él salía en alguna parte o memorizado sus horarios para encontrárselo casualmente por la calle. Simplemente, estaba acostumbrado a llegar y tener al rubio dando órdenes a diestro y siniestro que, cómo no, caían en saco roto.

-Atsushi-kun -habló a modo de saludo, acercándose al chico tigre y al chico granjero-, ¿y Kunikida-kun?

-Ni idea, hoy llega tarde.

-Kunikida no va a venir hoy. -Masculló Edogawa desde su asiento-. Al parecer está enfermo con gripe, o algo así. La verdad es que no me interesa mucho.

La cara del suicida en ese momento se convirtió en un cuadro tal que Nakajima se sintió muy tentado de sacarle una foto.

-¿Dazai-san, te encuentras bien?

-¿Desde cuándo puede enfermar ese tipo?

-Todos enfermamos, Dazai. -Comentó Yosano apareciendo de repente-. Incluso los rubios idealistas que dan clases de matemáticas. Al fin y al cabo, él también es humano.

-Yosano-sensei, ¿qué estás intentando decir con eso?

-Oh, Dazai, no todo lo que digo va con segundas intenciones.

-¿Sí? ¿En qué mundo?

-Como sea. Por si te interesa, el jefe ha dicho que no pasaría nada si quisieras, por cualquier razón que nada tuviera que ver con Kunikida, tomarte el día libre.

-Esa indirecta ha sido demasiado directa.

-Imaginaciones tuyas.

-Estoy seguro de que no. No estaréis pensando en...

-Veo que lo has averiguado, Dazai. -En un arranque de... de algo, Ranpo se subió a su mesa apuntando al ex mafioso con el índice-. ¡Hoy tienes una misión espacial (sí, espacial)! ¡Ve a casa de Kunikida a cuidarlo!

-¿Por qué yo?

-Porque lo primero que has hecho nada más llegar ha sido preguntar por él, porque estás preocupado y porque seguro que te quedará genial el cosplay de enfermera.

-¿Esto es en serio?

Akiko alzó una bolsa en respuesta.

-Ya lo tenemos todo listo.

-¿Qué diablos os pasa a vosotros?

-Es que os shippeamos. Muy fuerte además. Ahora, toma, coge el cosplay y ve a casa de Kunikida. Y, recuerda, a los enfermos se les suele llevar algo de fruta. Yo te recomiendo melocotones.

-¡A mí el jefe siempre me trae helados!

-A mí Akutagawa me trajo un melón la última vez.

-¿Melocotones? ¿Helado? ¿Melón? Esto es demasiado surrealista...

-Pues más vale que te vayas haciendo a la idea. Venga, fuera de aquí, a cuidar a tu futuro marido. Y no olvides ponerte el cosplay, favorecerá a su recuperación.

Especial Kunikidazai WeekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora