Epílogo

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El sol de la tarde calentaba la tierra y se sentía que afuera hacía calor. Era por eso que Luna había preferido permanecer dentro de la madriguera de sus padres. Sus demás hermanos y hermanas estaban afuera, posiblemente jugando con los demás lobos o con sus tíos. Había escuchado, mientras dormitaba, que sus padres habían ido a recibir a su abuelo Balto, a su tío Kodi y a una tal Agatha. Y mientras sus hermanos pasaban el tiempo calentando sus pelajes bajo el sol, ella dormitaría en el frescor de su madriguera. Era más cómodo así.

- ¿¡Luna!?- escuchó una voz desde la apertura de la madriguera, junto con unos pasos que se acercaban a ella. Segundos después una pata la empujaba por las costillas.

- Vamos Luna, se que estás despierta- dijo el cachorro que acababa de entrar mientras la movía

Luna giró la cabeza y lo vio abriendo perezosamente los ojos. Frente a ella había un cachorro de 8 meses de edad, con el pelaje café como el de su padre y el de su tía Bell, y con ojos cafés

- ¿Qué quieres Unso?- dijo sin levantar la cabeza, en un tono cansado

- ¿Por qué no sales a jugar con nosotros?- dijo aun con su pata sobre ella

- Porque hace calor-

- Pero en un rato llegarán papá y mamá con los demás. Hay que recibirlos- dijo sonriendo

- Ya que lleguen saldré-

- Pero podemos jugar mientras-

- Hace mucho calor para jugar-

- Vamos hermanita, no seas así, sal a jugar- dijo volviendo a moverla con la pata

Los ojos azules de Luna brillaron con un destello de energía y antes de que su hermano pudiera hacer algo ella se levantó y lo tiró, dejando sus dos patas delanteras sobre sus costillas

- Si tu insistes- dijo sonriendo antes de saltar sobre él, corriendo hacia la entrada y saliendo

Se detuvo unos momentos al sentir el sol sobre su pelaje. Era gris como el de su madre y por un breve momento disfrutó como éste se calentaba.

- ¡Hola cachorra!- dijo una voz detrás y sobre ella. No se había dado cuenta de que tenía a alguien detrás y saltó por la impresión, soltando un pequeño grito. La voz detrás de ella rió junto con su hermano, el cual iba saliendo de la madriguera

- Si se asustó, tía- dijo Unso riendo

- Te dije que no notaría mi presencia- dijo Bell también riendo. Estaba sobre la madriguera, y había planeado junto con su sobrino espantar a la "amargada" de su hermana

- Tía Bell, eso no fue lindo- dijo Luna parcialmente enojada volteando a ver a su familiar

- Lo siento- dijo sonriendo mientras bajaba de la madriguera para lamerle la cabeza

La cachorra sonrió ante la muestra de afecto. Quería mucho a su tía. Era una loba muy simpática y fuerte, la cual siempre la hacía reír y jugaba con ella. Sabía que ella había ayudado a su madre durante el parto ya que su padre, después de acordar que nombrarían a los cachorros conforme nacieran, se había desmayado cuando su madre había comenzado a dar a luz. Siempre la divertía esa historia, puesto que era hilarante para ella que su padre, un lobo que se había enfrentado a un oso con tal de salvar a su madre, no había soportado la impresión de un parto.

- Vamos pequeña, hay que jugar en lo que tus padres llegan- dijo sonriendo mientras trotaba hacia donde se encontraban los demás lobos

Unso dio un pequeño golpe con sus cuartos traseros a los de Luna al pasar junto a ella, a modo de juego, mientas corría tras su tía. Luna sonrió y rápidamente se puso a su lado .Detrás de la madriguera había un pequeño claro donde los lobos solían descansar. No era muy grande por lo que, para poder jugar, solían meterse entre los árboles, lo que hacía más interesante el juego de atraparse. Dos cachorros, Kona y Zullu, estaban sobre Nuk tratando de derribarlo sin éxito entre los árboles. El pelaje de Kona era un café más claro que el de su padre, mientras que tenía los ojos azules de su madre. Zullu, en cambio, tenía el pelaje gris de su madre y los ojos cafés de su padre.

Una historia aparte. Parte 3: El Principio del Fin. (Un fanfic de Balto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora