Ella no es normal...
Zeika es una muchacha de 18 años, muy triste y solitaria que no sabe exactamente qué rumbo da su vida, atormentada por recuerdos del pasado que no la dejan vivir bien. Sin una madre que la acompañe, sino solamente su padre y s...
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Y evidentemente iba a resultar ser así, un largo camino lleno de aventuras y sorpresas inesperadas acompañaba al grupo de 7 amigos, los cuales entre bromas y risas le hacían ver al ambiente natural tenso y misterioso, algo más divertido y animado, ¿cómo no? Si ellos estaban llenos de sorpresas y alegría, Zeika también, y ya lo estaba comenzando a demostrar, luego del apoyo tan grande que le dieron sus nuevos amigos ya no podía sentirse apartada como lo había sido toda su vida, ahora no... porque ahora una inolvidable experiencia le deparaba, aunque ese ser que vivía dentro de la misma no paraba de atormentarle en la noche, tenía miedo, mucho miedo, le costó mucho trabajo dormir la noche anterior, puesto que no podía borrar la imagen de aquellos hombres que ella misma descuartizó y acabó, con el cazador ya eran tres. Y ella se sentía muy desconcertada de aquel ser que dentro de ella vivía, y no podía ser así.
Al anochecer el grupo de amigos estaba cansado, todo el día caminando y caminando, bromeando, jugando y conversando había sido algo agotador, pero no iban a descansar hasta llegar a su destino, aún les quedaban unas cuantas noches, y era todo completamente al azar, Zeika pensaba que al llegar a Miyamoto lo primero que haría sería tomar un buen baño y hacerle a sus amigos un banquete digno de dioses, luego los invitaría a ver películas, le mostraría a Sammy, Katou y Katie sus dos muñecas de la infancia, Susy y Anna, llevaría a Meko al jardín a conocer las flores tan lindas que han plantado ella, su papá y su hermano. Luego irían al hospital a visitar a Tokou, todas aquellas cosas estaban en su cabeza.
-¿En qué piensas, chica perdida? –preguntaba Meko a la castaña.
-En mi hogar –contestó mirando al horizonte- Lo extraño.
-Uhm, entiendo perfectamente, yo también extraño al mío.
-¿Tu hogar?
-Así es –contestó agachando la mirada- Mi infancia era la mejor, porque mi madre estaba cerca de mí.
-Te medio-entiendo –dijo ésta.
-Perdí a mi madre a los 8 años, el cáncer la invadió completamente, un día mi tío la llevó al hospital, me dejó al cuidado de mi tía, yo quería ir, pero no me dejaban... decían que no lo iba a entender, y esa misma vez, se la habían llevado al hospital y yo los vi partir en el auto... mi tío regresó, pero mi mamá no, yo lo amedrentaba a preguntas, él no sabía qué decir... hasta que me dijo finalmente que una nube bajó del cielo y se la llevó.
Al terminar de contar su historia Zeika lo miró con comprensión, ella entendía el hecho de perder a alguien de la familia especial para ti, es solo que él perdió a su madre de una manera justificable, a diferencia de ella.
-Entiendo lo que es perder a una madre.
-¿Perdiste a la tuya? –se atrevió a preguntar.
La castaña bajó la mirada recordando y finalmente decidió contarle, Meko la estaba viendo fijamente esperando escuchar su historia.
