Cap. 1- Mi madre

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Mirarla dolía. Desde que mi padre nos abandonó y nos dejó a nuestra suerte hace dos años atrás, me dolía ver como mi madre cambiaba. Ya no sonreía por nada, había perdido el humor, y su despecho retenido entre el rencor y la impotencia solo hacía que se desquitara con el único recuerdo que lleva de él; mi rostro. Pues tengo sus rasgos, su sonrisa y el carisma agridulce de mi padre. Incluso puedo sentir su rabia cuando en ocasiones ella logra mirarme a los ojos. Su mirada de desprecio me hiere cada vez más. Siento que soy el peor recuerdo vivo que le dejó él y la vida.

No debe ser fácil ser ella; que en un momento tengas un esposo, una familia unida y feliz y en el otro sientas que se abre un agujero de incertidumbre y soledad en el piso, y que yo sea un ancla pesada en su profunda caída.

Fueron tiempos duros. Ella tuvo que buscar un empleo, trabajar para que no me falte comida, ropa y mis estudios, al fin y al cabo, en el fondo ella me amaba... O al menos eso me gustaba creer.


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