- Capítulo 3 : Carrera de la amistad.

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Yûki y Ryu se encaminaron hacia la zona donde podrían empezar a dar las vueltas que el instructor había encomendado.

- Conque te llamas Ryu, ¿no? (Preguntó Yûki con amabilidad)
- Sí... Y tú Yûki. (Dijo Ryu seriamente)
- ¿Estás bien? ¿Te hizo daño?
- Sí, estoy bien. Pero, ¿por qué me salvaste? (Preguntó Ryu dubitativo)
- Simplemente, no tendría sentido dejar morir a un amigo por algo así.
- ¿Amigo? ¿Desde cuándo lo somos? (Exclamó Ryu)
- Desde que te he salvado. (Afirmó Yûki mientras soltó una pequeña carcajada).

Tras la caminata y esa pequeña charla, llegaron al lugar indicado, y se pusieron en posición para correr.

- Ve sin prisa, así no te cansarás. (Dijo Yûki, comenzando a correr)

Pero para sorpresa de Yûki, Ryu comenzó a correr a gran velocidad para adelante, adelantándolo, y dando grandes zancadas. Yûki continuó a su ritmo, y tras un tiempo se encontró a Ryu caminando, y se posó en su lado.

- ¿Lo ves? Te dije que debías ir lento. (Dijo Yûki con decepción)
- Hmpf... calla. (Dijo Ryu, suspirando).
- En la vida, al igual que en esta carrera, hay que mantener un equilibrio, porque si utilizamos toda nuestra fuerza desde un principio, acabaremos agotados y vencidos, en cambio, equilibrando todo, llegaremos a un punto mucho mayor. (Explicaba Yûki de forma tranquila)
- Comprendo. Pero... ¿y si ese equilibrio se torna en un intenso deseo de lograr todo? (Dijo Ryu expectante)
- Pues que solamente hallarás desgracias y lamentos. (Suspiró Yûki)
- Ya veo... (Responió en seco Ryu)

Los dos continuaron caminando, la meta se aproximaba, pero los dos iban cada vez más lentos.

- Y... cuéntame Ryu, ¿por qué eres así? Tan frío, tan solitario.
- ¿Por qué debería contarlo?
- Porque somos amigos, los amigos se ayudan entre sí. Para eso está la amistad, para lo bueno, y para lo malo. Por encima de las reglas, y de los compañeros, está la amistad. Yo nunca he podido tener amigos, siempre he estado solo, en la más pura oscuridad, sin tener un calor que me ayude. Pero, ¿sabes qué? Siempre he mantenido la sonrisa en mi rostro, a pesar de todo. Espero que comprendas el valor que doy a la palabra amigo, y te des cuenta que estoy aquí para ayudarte. Y no es porque me hayas ofrecido gran cosa, o me hayas convencido, sino que simplemente siento que podríamos forjar una buena amistad

Ryu se quedó completamente atónito, y en lo más profundo de su alma comenzó a sentir una ligera luz, la luz de la amistad.

- Está bien... supongo que tampoco he sentido eso a lo largo de mi vida, y bueno... sentirlo ahora es algo raro. Verás... desde que soy pequeño, mis padres me abandonaron por razones que desconozco, y he sido criado por mi abuela. Ella era la mejor persona del mundo, ojalá hubiera sido inmortal. Su bondad, su cariño, todo de ella, me hacía sentir querido... hasta que murió, y me quedé solo, solo en este mundo aciago, lleno de dolor y sufrimiento. Por eso mi personalidad cambió.

La meta cada vez se aproximaba más, estarían a escasos metros de ella.

- Yo... te ayudaré, lo intentaré. Al fin y al cabo, somos como el Ying y el Yang, y si nos juntamos seremos más fuertes que por separado. Te ofrezco mi amistad... aquí y ahora. Ayudarnos mutuamente, ser hermanos.

Habrían llegado a la meta, las hojas de los árboles comenzaron a caer ligeramente por los laterales de los chicos...

- Acepto. (Dijo Ryu con una sonrisa).

Mangata [ACT DIARIA].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora