_______ nunca había estado en un lugar así en su vida, pero había oído hablar de ellos en las conversaciones en voz baja de sus amigos en la escuela. Era un tema prohibido de conversación y lo que hacía más jugoso el chisme.
Debatió consigo misma por un largo rato, pero no podía quedarse aquí todo el día. Debido a que el coche era automatizado y programado, no había nada que pudiera hacer, sino salir y buscar a alguien que la ayudara a restablecer el protocolo del mapa. Dándose impulso con ambas manos, abrió la puerta y salió. Pero al momento que sus pies calzados con zapatillas tocaron el suelo fangoso fuera del coche, este se alejó sin hacer ruido, dejándola terriblemente asustada y sola.
- ¡Espera, vuelve! - ________ llamó inútilmente al coche en retirada.
Su primer pensamiento fue llamar a su tío, pero todas sus pertenencias, incluyendo su teléfono y la poca ropa modesta que había traído con ella durante su viaje al convento estaban encerradas en la parte posterior del transporte. Probablemente no estaría dispuesto a ayudarme de todos modos, admitió para sus adentros. No después de la forma en que nos separamos. Y ciertamente no quiero pasar otra noche bajo el mismo techo con él. Incluso ir a un convento donde estaría condenada a una vida de celibato era mejor que aguantar sus lascivos guiños y palmaditas en su trasero. Así que estaba por su cuenta.
La primero que iba a hacer era salir de esa zona, se dijo ______. Y entonces tal vez podría encontrar una persona buena y decente que la ayudara. Todo lo que tenía que hacer era realizar una llamada interplanetaria al convento y hacerles saber lo que había pasado y estaba segura que la sacerdotisa a la cabeza, enviaría a alguien a buscarla. La esperaban para mañana, después de todo.
- Será mejor empezar. No quiero estar aquí cuando se haga de noche - Sólo la idea le daba escalofríos.
Se dio la vuelta y estaba a punto de empezar a caminar por el derrumbado y fangoso pavimento cuando alguien la agarró por el brazo y la hizo girar.
- Ahí estás chica. Me preguntaba cuando ibas a llegar - Un hombre con un chaleco de seda teñido de rojo estaba resplandeciente ante ella. Era monstruosamente gordo y no muy limpio, con un hedor parecido a licor barato y a perfume aún más barato, como si hubiera estado hacía poco con una mujer de mala reputación. No es que _______ supiera nada de eso.
Había vivido una vida muy protegida en el rico distrito Knob Hill de Beta Seis casi la mayoría de sus veintidós años. Tal vez demasiado protegida, pensó con cautela ¡Si sólo su educación hubiera incluido algunas clases de defensa personal! Pero no lo había hecho, si una señora se quedaba donde pertenecía no tendría necesidad de defenderse ¿Qué si un fugitivo coche la llevaba a donde no pertenecía? ¿Qué se suponía que debía hacer en ese caso? Se preguntó ______.
- Bueno, ahora, ven conmigo - Dijo el gordo, rompiendo sus pensamientos. Tenía una voz aguda, chillona y se limpiaba la calva cabeza con un pañuelo sucio mientras hablaba.
- Lo siento, señor ¿Lo conozco? - ________ lo miró dubitativa y luego miró deliberadamente su mano grasienta sosteniendo su brazo.
- Todavía no, chica. Pero no te preocupes, lo harás. Gordo Sam es mi nombre. Ven al interior para que podamos hablar-
- Pero... Pero tengo que seguir adelante. Tengo que llegar al puerto espacial - Protestó ______.
- No te preocupes por todo eso. Gordo Sam te tiene en sus manos ahora - Dijo. E ignoro sus protestas, la arrastró dentro del lugar de mala muerte, por un largo pasillo con la alfombra hecha jirones. Entraron a una pequeña oficina privada y sucia - Ahora bien - Dijo cuando llegó a acomodarse en una silla giratoria de madera que crujía en protesta cuando bajó la mayor parte de su cuerpo en ella - Me perteneces a mí y puedes comenzar a trabajar de inmediato.-
- ¿Perdón? - ________ le miró sin comprender - Creo que me debe haber confundido con otra persona - Dijo mientras hablaba tan amablemente como podía - Y parece un hombre muy agradable, estoy en camino hacia el Templo de la Luz, así que no tengo actualmente la necesidad de un trabajo - Miró a su alrededor, temblando ante la idea de tener que esperar en este sucio establecimiento. No podía imaginar que otro trabajo este hombre pudiera ofrecerle.
Gordo Sam tenía el ceño fruncido.
- No soy un hombre agradable y no ha habido ningún error, chica - Dijo, con la comisura de los labios regordetes movidos hacia abajo en una mueca de enojo - Tu tío se llama Edgar Trelain ¿Verdad?-
- Bueno, sí - Dijo _______ dubitativamente - ¿Lo conoce?-
- ¿Qué si lo conozco? - La risa Gordo Sam fue un bufido - ¿Qué si lo conozco? El hijo de pta me debe seiscientos créditos. Y viendo la forma de obtener dos créditos extra, me envió a ti como forma de pago.-
- No puede hablar en serio ¡Debe estar bromeando! - ________ se quedó sin aliento, no pudiendo asimilar la enormidad de la situación.
- No es broma, chica. Tu tío me debe mucho... El bueno para nada no me pagó por varios meses. Diciéndome sobre su sobrina, sin embargo, me dijo que serías digna de pagar toda la deuda - Gordo Sam la miró de reojo apreciativo - No se puede decir que estaba equivocado.-
- Pero... Pero no importa lo mucho que le deba, yo no tengo la culpa - Protestó _______ - Y él no puede... Ofrecerme a usted como un coche viejo que ya no quiere para cubrir sus deudas ¡No es mi dueño!-
- De hecho, por leyes de Beta Seis sí, chica. Es su tutor legal hasta que tengas veintitrés y viendo que acabas de cumplir veintidós no hace mucho tiempo, significa que pasarás unos buenos diez meses en la Tierra. Lo cuál debería ser tiempo suficiente para que me puedas pagar los créditos que me debe - Se rió, un sonido denso, codicioso que se arrastró en la piel de ______ - Un montón de tiempo. Sólo mírate, tetas paradas, trasero firme, el pelo largo y los ojos grandes y de color miel. Además, soy mejor que irte a un convento, tu coño esta apretado como un avaro con su bolsa y no toman nada más que a vírgenes en esos lugares, por lo que me dicen…. Oh sí, los clientes te van a comer, chica. Comerte y rogarte por cada segundo.-