NTIDT

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—Pórtense bien— ordeno Kōki a sus hijos; besó sus mejillas y se dirigió a la salida. Escucho el llanto de sus hijos antes de cerrar la puerta, no le gustaba llevar a sus hijos al hospital a menos de que se enfermaran o les tocara consulta con Shintarō.

Abordó elu auto y salió rumbo al hospital. En una hora sería su consulta, y esperaba que su padre ya estuviera en el consultorio. Se estaciono donde siempre, entró al hospital Midorima y se dirigió al consultorio del peli verde –Papá.

—Hijo. Calma— abrazo a su hijo y le froto la espalda tratando de calmarlo.

—¿Cómo quiere que me calme cuando se fue de la nada?

—Lo siento— abrazo fuertemente a su hijo. Lo había extrañado tanto pero los días que estuvo en Kita lo hicieron sentir mucho mejor.

—¿Cómo está? ¿Cómo se ha sentido?

—Muy bien. Tú abuela te manda saludos y papá también, todos.

—¿Cómo están ellos?

—Bien. Tú abuela ya comienza con los achaques por la edad.

Sonrió al escuchar a su padre reír. Observó bien a su padre, realmente se veía mejor hasta más animado –Papá... ¿Por qué te fuiste?

Se removió algo incomodó por la pregunta —...

—Kaede-san. Kōki – Seijūrō se aproximó a ellos.

—Seijūrō-san— saludó Kaede.

—¿Por qué se fue así? No sabe lo preocupados que hemos estado.

—Lo siento.

—Kaede.

El castaño se tensó al escuchar la voz, volteo poco a poco y se encontró con el pelinegro, quien fruncía el ceño —Akashi-san.

Frunció aún más el ceño, tenía tiempo que Kaede no lo llamaba así —¿Cómo has estado?

—... Bien— respondió recordando aquella conversación entre Masaomi y Seijūrō.

—Se...

—Furihata Kaede— la enfermera interrumpió las palabras del pelinegro.

A pesar de que se negó, los tres Akashi entraron con él a la consulta.

Shintarō saludo a todos y luego prosiguió a pesarlo y chequearle la presión arterial —¿Cómo se ha sentido?

—Mucho mejor— una pequeña sonrisa aprecio en sus labios.

—¿Ha tomado su medicamento al pie de la letra?— el castaño asintió —¿Comido a sus horas?

—Sí.

—Bueno, pues ya que están aquí de una vez hagamos los estudios a ambos— miro al castaño menor –Solo es rutina. El tipo de aneurisma de Furihata-san se puede heredar, por eso les pedí que vinieran. También sobre lo otro aprovecharemos —5 minutos entraron dos enfermeras y se llevaron a los castaños para los estudios —¿Cómo ha estado su ánimo?

—La verdad, mi suegro se marchó de la casa a escondidas al día siguiente de que fuiste— confeso Seijūrō.

—¿Qué?

—Sí, se marchó. Únicamente dejo una carta a Kōki diciéndole que iba con su familia y no fuéramos por él. Quería estar solo.

—Ya veo... Físicamente se ve mejor que los últimos años, sin duda le hizo muy bien alejarse.

—¿Qué pasa si aparece otra aneurisma?— cuestiono Kaede.

—Seguiremos el mismo tratamiento, si aparece en el misma área se puede operar, igual en los demás. El problema es que aparezca en un lugar inalcanzable o que se pueda dañar con la operación.

Del odio al amor hay un sólo pasoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora