Culpa

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—Nos vemos el viernes, Kōki. Saludos a los mocosos y tú padre.

—Adiós, Mako— abandonó las instalaciones de H&I Corp., y se dirigió a su hogar.

Unas semanas antes, su padre había sido dado de alta del hospital, a pesar de su renuencia, termino cediendo para ir a vivir a la mansión Akashi. Con la única condición de que saldría en cuanto Shintarō-san confirmara su buen estado de salud.

En esas semanas todo había ido bien. Su padre se recuperaba rápidamente y ya estaba más animado. Claro, había entrado un poco en depresión por su cabello ¿Loco, no? Pero su padre siempre amo su cabello y ahora tenía una parte sin cabello, lo que lo deprimía pero gracias a que su cabello siempre lo había mantenido semi-largo, se peinaba de lado y esa sección se cubría.

Al entrar a los terrenos de la mansión vio ese auto que conocía muy bien. Se apresuró y al bajar entro rápido a la casa. –Buena tarde.

—Cariño. Llegaste— su padre estaba sentado en el sillón de dos plazas y en el individual Midorima Shintarō.

—Buena tarde, Kōki-san— saludo el peli verde.

—¿Cómo está?— pregunto yendo directo al punto.

—Muy bien. Pareciera que no fue operado...

—Eso significa que ya me puedo ir – Kaede interrumpió a Shintarō.

Acomodó sus lentes y prosiguió —Aun así tiene que tener cuidados y vigilancia... Asegurarse de que coma adecuadamente e ingiera sus medicamentos a su hora.

—Eso ya lo hago— explotó, enojado.

—Estar calmado y tranquilo. No hacer sobre esfuerzos— agregó mientras ocultaba su sonrisa.

—Eso es injusto ¡Ya no quiero estar aquí!

—¿Por qué?— cuestionaron los tres Akashi.

Kōki, Kaede y Shintarō miraron hacía la entrada de la casa, Seijūrō y Masaomi entraban a la sala.

—¿Por qué marcharte?

Aquella voz demandante hizo vibrar a Furihata Kaede. Últimamente, por alguna razón desconocida, sentía la piel de gallina cuando el pelinegro se le aproxima. Algo le decía que se alejara de él y no lo entendía, pues antes del accidente no le pasaba —Quiero regresar al departamento. Me siento incómodo.

—¿Por qué incómodo?— cuestionó Kōki —¿Ha pasado algo?

—¿Sucedió algo? ¿Te han tratado mal?— pregunto Masaomi.

—¡No es eso! Me han tratado muy bien...

—¿Entonces?— cuestionó Seijūro preocupado.

—Mi cuerpo me dice que no debo estar aquí— dijo sollozando. Y es que era verdad, cuando subía al segundo piso y veía las escaleras algo le decía que huyera de esa casa.

—Oh papá — Kōki corrió y abrazo a su padre.

—Lo siento. No se que me pasa. Antes no me pasaba

—Ya veo...— murmuró Shintarō.

—¿Qué pasa?— cuestionó Seijūrō.

—Esto posiblemente tenga que ver con la caída y que no recuerde. Algo debió influenciar la mente de Kaede-san para que no recuerde aquello y se sienta de esa manera.

—¿Pero qué? Subí a cambiar a mis nietos — Kaede se sintió frustrado —Akashi-san estaba conmigo ¿Verdad que eso pasó?

—...Sí.

Del odio al amor hay un sólo pasoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora