8: Un gran dolor.

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Llegué hasta mi casa y me detuve en los escalones de la entrada. Me sentía muy mal, no quería volverlo a ver, no quiero que se ría de mi.

-Estás bien Leah?-    No puede ser, me siguió. Levanté mi vista y lo miré, esta frente a mi con nuestras mochilas.    -Noo- contesté.    -Porqué lo hiciste? Quien te dijo que lo hicieras?-     -Nadie me lo dijo. Ya te dije todo en la escuela-     -... Leah, tu eres una chica hermosa- dijo. Inmediatamente me sonrojé, me sentía más nerviosa que nunca, me había sorprendido escuchar esas palabras de él, dirigidas a mi.      -Eve...-     -Pero lo que acabas de hacer estuvo mal, no tenías porque hacerlo. Escucha, no importa lo que los demás digan, siempre me tendrás a mi- dijo. Eve, es por eso que intenté ser linda, lo quería hacer por ti.

-Mi tía tiene una estética cercas, le puedo decir que te ayude a arreglar eso-     -Si, vamos- dije.

Me cortaron el cabello hasta mis hombros y me quitaron el tinte, además me hicieron un fleco muy bonito.

-Que tal ahora?- dije con una sonrisa de oreja a oreja.    -Mejor que lo que tenías antes- dijo y reí un poco.

Era ya en invierno, todos los jefes de grupo y los comités estábamos en una junta en la sala de ciencias. Nosotros cuatro nos habíamos vuelto más unidos. Cuando la junta terminó, nosotros nos quedamos a recoger.

-Sarah y yo iremos a tirar la basura- dijo Eve.     -Bien- dije. Los dos salieron del salón con las manos cargadas de bolsas.    -Oye Leah, quisieras venir con nosotros a comer más tarde?- preguntó Eric.     -... Claro, estaría encantada- dije. Y miré que a los chicos les faltó sacar una bolsa, así que iría a sacarla yo.    -Eric, iré a tirar esta bolsa-     -Bien-

Salí del salón y caminé por los pasillos de la escuela, ya todos se habían ido, parecía una escuela fantasma. Cuando llegué afuera, miré que Sarah y Eve parecían estar hablando, no quise interrumpirlos, así que me escondí.

-La razón por la que no pude ayudarte en secundaria, es que no sabía como. Nunca me había presentado a algo similar... lo siento, lo siento mucho. Sé que debí ayudarte en algo, apoyo moral o decirte que todo estaba bien, que todo mejorará, pero, incluso yo estaba algo asustada. Si lo que te llegara a decir sería correcto para esa situación, o lo mejor sería alejarme, pero ahora que lo comprendo, debí haber estado a tu lado en aquel momento- dijo ella.       -Lo entiendo, por eso, yo quiero ayudar a Leah, no quiero que sufra lo mismo que yo, ambos, estamos en la misma situación. Cuando los dos estábamos en primaria, nuestros compañeros siempre se burlaban de ella, le hacían bromas y la hacían sufrir, por eso decidí estar a su lado, para protegerla. Y cuando me contó que sus padres también se divorciaron, pude comprenderla...-      -Eve, a ti te gusta Leah?- preguntó. Me sentía nerviosa por lo que él llegara a responder, mi corazón latía a mil... A mi me gusta Eve.      -Ella... no me gusta, es diferente a lo que trato de decir- respondió. Sentí un gran dolor en mi pecho, y comencé a llorar.

El hilo rojo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora