9: El corazón marchito.

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A mi me gusta Eve.      -Ella... no me gusta, es diferente a lo que trato de decir- respondió. Sentí un gran dolor en mi pecho. Dejé la bolsa y fui al salón por mi mochila.

-Leah, ya te vas?- preguntó Eric.   -Si, ya me voy- dije sin ninguna expresión y salí de la escuela. Siempre acostumbraba a irme con Eve, pero ahora será diferente.

Llegué a casa, y como de costumbre, siempre estaba vacía. La parte posterior de mi garganta está muy caliente, me estoy poniendo tan triste y no puedo evitarlo. Cuando llegué a mi habitación, me dejé caer sobre la cama, y solté el llanto. Sé que mis deseos jamás se cumplirán, pero aún así, no puedo dejar de quererlo, ni hoy, ni mañana, ni el día del después... Lloré pensando en él, hasta quedarme dormida.

Al siguiente día no asistí a la escuela, me dirigí a mi lugar favorito de la ciudad.

-Sabía que te encontraría aquí-  escuché y voltee, era Eve, parecía estar cansado.  -Era raro que no asistieras a la escuela, así que decidí buscarte. Ayer te fuiste sin decir nada y cuando fui a tu casa, estabas dormida, tu mamá dijo que parecías estar deprimida. Qué pasa Leah?-   Este es el lado molesto de Eve. Se preocupó por mi?     -... Nada- respondí.     -Nada? Entonces porqué te desapareces así? Por favor, no me ocultes nada, no me iré hasta que me digas todo- dijo y se sentó en el césped.   -No tengo nada que decir-    -Si, si lo tienes, di realmente lo que piensas, no te quedes callada-    -No quiero, son muchas cosas malas-     -¡No me importa! Sólo quiero escucharte, no saldré herido. Dime todo, Leah- dijo. Porqué? Porqué es tan persistente?

-Bien... ¡Me sentía mejor antes de conocerte! ¡A veces me pongo a pensar, y todo habría sido mejor si tu nunca te hubieras acercado a mi! ¡Sueles ser arrogante algunas veces! ¡Eres un idiota! ¡Siempre quise que alguna vez tocaras unas notas de piano para mi! ¡A veces eres un crédulo! ¡Y esa tipa, Sarah, se cree tan linda, siempre coqueteando con todos, incluso me insulta y tu no te das cuenta!-  comencé a decir, sentí que me desahogaba, sacando todo lo que llevaba dentro, pero a la vez me sentía mal, como si realmente lo estuviera hiriendo... En verdad estaba hiriéndolo, podía notarlo en sus ojos.

-Es todo?- preguntó.    -¡No! ¡Eres un tonto, y nunca te das cuenta cuando las personas te ven la cara! ¡A veces te apesta la boca! ¡Sudas muy pronto! ¡Sueles creerte un galán cuando no es así! ¡Aunque a veces eres atractivo para mi-   Qué estoy diciendo?     -¡Espero que a ti y a esa tipa les valla mal en la vida!- volví a decir, él sólo me miraba.     -Ya terminaste?- preguntó poniéndose de pie.     -No- dije sin ya más poder, y levanté mi mirada hacia él.      -Me gustas Eve-   Él sólo me miró y luego sonrió.

-Gracias... Pero ya hay alguien que me gusta- dijo, y sentí como una jaula aparecía alrededor de mi.     -Si, lo sé- fue lo único que pude decir.

El hilo rojo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora