Tu presencia

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Desde aquel encuentro con mi madre, Kussun no se ha aparecido en mi departamento; de hecho, cada vez que nos  topamos saliendo de nuestros respectivos hogares, ella intenta evadir mi mirada, y apresura su paso; definitivamente me está evitando... y no me quedaré de brazos cruzados al respecto. Cuando analizo este tipo de cosas, me percato de lo mucho que ella me ha afectado, al menos en mi carácter; ¿no era yo el tipo de persona que disfrutaba de su soledad? No me queda más que reír ante este tipo de cambios, aunque, hay veces en que parezco una loca mientras río. 

Era temprano, aproximadamente las 5 am; no pude dormir bien el día anterior debido al sin fin de pensamientos que circulaban en mi mente, y la mayoría trataban de esa chica de gran sonrisa. Nunca, en toda mi vida, he sentido un deseo físico hacia otro ser humano, y me sigo preguntando el porqué ella lo despertó en un par de días; ¿qué tiene ella que otra persona no?.

- ¡Aaagh! - grité con frustración, estaba analizando demasiado las cosas. 

Me levanté camino al baño, quizás una buena ducha con agua caliente despeje un poco mis pensamientos. Cuando mi cuerpo hizo contacto con el agua de la regadera, sentí mis músculos contraerse un poco, supongo que dormí bastante mal, mucho peor de lo que pensé. Con un largo suspiro, comencé a lavar mi cabello. La ventaja de tener pelo corto es que se seca rápido, además es fácil lavarlo. Una vez dejé de lavar mi cabello, proseguí con mi cuerpo, empezando por mis hombros, y mi plano estómago; mis senos nunca fueron la gran cosa, pero al menos algo se podía agarrar, y no es como si la mujer japonesa promedio tuviera grandes atributos; al menos me gusta mi trasero. 

Salí de la ducha con calma; sequé mi cabello con la toalla y envolví mi cuerpo con otra. Entré nuevamente a mi habitación, y procedí a seguir secando mi cuerpo. Vestirme fue sencillo, usualmente uso ropa que considero cómoda, así que es común confundirme con un hombre. 

- Listo... - susurré, conforme con mi apariencia.

Mi día siguió tranquilo después de eso, claro, así fue hasta que mi compañera de trabajo, Tokui, comenzó a interrogarme por la cita que tuve con Kussun, aunque no puedo negar parte de la verdad.

- ¿Y? ¿Cómo te fue? - sentí la voz de mi pesadilla en vida a mis espaldas.

- Bien. - me limité a decir.

- Ambas sabemos que esa no es toda la historia~… - comenzó a tocar mi brazo con su dedo índice. - vamos, confiesa, rompe corazones~… - siguió tocando mi brazo.

- No diré nada, además, no es asunto tuyo... - volví a decir, esta vez con un tono más molesto;  su conducta me estaba agotando la paciencia.

- Rayos, sí que eres amargada, ¿no? - escuché su suspiro de resignación. - bien, no me cuentes nada, pero... - me volteé a verla. - algo me dice que estás preocupada... ¿pasó algo? -.

- ... - me quedé callada durante unos segundos. - no preguntes el porqué, pero... - suspiré. - me ha evitado desde que cenamos juntas... - volví a suspirar, se estaba volviendo un hábito.

- ¿Hiciste algo? - me preguntó con un tono serio, bastante impropio de ella.

- ...nos besamos... - susurré.

- ¿Perdón? -.

- Nos besamos... - volví a decir para que ella me escuchara.

- No fue solo eso... - dijo. - algo más pasó, nadie te evita por un simple beso... - me observó con una expresión que no pude descifrar.

- Bien. - tomé aire, intentando no sonrojarme al recordar. - n-nos tocamos un poco, y estuvimos a punto de... hasta que llegó mi madre... - desvié la mirada.

La Nanjou que solo tú lograste conocer (Jolks)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora