Capitulo 7

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Narrador omnisciente

Hoy domingo como todo buen fin de semana familiar, Ross disfrutaba de sus ventajas en el comedor, pues al menos la mayoría de los reclusos tenían de 2 a 3 visitas en el día, lo que le permitía elegir a gusto su almuerzo.

Desde que Ross había pisado ese lugar su única visita durante las primeras tres semanas fue su abogado el cual no iba cargado más que de malas noticias; pues durante la cuarta semana ya le habían dictado cadena perpetua.

En todos esos meses ya transcurridos nadie se apiadaba de aquella muchacha de rasgos finos no hacían más que irradiar frialdad a todos los de su alrededor, y la única capaz de sacarla de ese en trance era Leila; cuyos labios carnosos de labios rojos no dejaban de mostrar esa perfecta dentadura que muchas fumadoras anhelan tener.

Ross creía que ese día no sería la excepción que disfrutaría de una tranquilidad que sólo una vez a la semana ese calabozo le podría otorgar.

Pero como todo mortal tiene derecho a equivocarse, hoy la chica tendría la visita de una persona que hacía tiempo que no veía; y en el tiempo que lo hizo ese señor ejerció su oficio de manera en la que ningún otra persona lo hubiera hecho, pero el destino de Ross ya estaba trazado desde aquel instante en el que su progenitor dio un último suspiro.

— Tienes visita— le informaba la Guardia a la chica de cabello oscuro.

— Te equivocas, los únicos que hubieran venido a visitarme ya están a tres metros bajo la tierra.

— Pues lamento comunicarte que a causa de uno de ellos estas aquí— Ross se estremeció— no te comportes como un crío y vamos, no te lo volveré a repetir, sigueme que no será mi culpa si pierdes la visita.

El intento de un acento español de la Guardia, le hizo recordar viejas escenas que había batallando por enterrar en lo más profundo de su ser, donde sus demonios batallando día a día por librarse de allí.

No le quedó más que obedecer, así que se paró de mala gana tratando de mantener su compostura; pues ese recuerdo había logrado cristalizar sus ojos.

Al aproximarse cada vez más sentía un fuerte escalofrío que iba desde los pies hasta recorrer toda su espina dorsal, helandola de golpe al llegar a la sala de visitas.

No podía creer que él estuviera allí, presentía que ese semblante que siempre mostraba alegría fuera cambiado por uno serio, eso traería malas noticias.

— Hola Daniela, ¿cómo estás?— preguntó el abogado, más por educación que por cortesía.

— ¿Qué quieres?— preguntó fríamente— y no me llames por mi segundo nombre, no me gusta.

La chica de pelo oscuro no dudo en hacerle saber lo que su visita le provocaba, ella era muy directa, demasiado para el gusto de muchos.

— Estoy muy bien gracias, me alegra que quieras platicar— le respondió, la intensidad se notaba en el aire.

— Deje sus juegos y hallamos al grano que tengo un banquete esperándome en el comedor.

Su mirada era tan penetrante que le causaba escalofríos a cualquiera se, y aunque el abogado tenía un poco de temor por la persona que tenía parada enfrente de él, lo desimulo demasiado bien.

Suspiró.

— Tengo noticias sobre el caso de tu hermana.

No podía creer lo que escuchaba, eso causó que se sentará de repente.

Creía que ese caso había sido cerrado, creía que estaba soñando necesitaba ser despertada, necesitaba de nuevo ser Ross.

Capítulo dedicado a Avrilrodriguez44

💕✨Te quiero✨💕

🍃{*Dynalu*}🍃

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