"No voy a poder dormir pensando que mañana no habrá nadie aquí. Que te llamaré y no vendrás. Que me sentaré en la arena a observar cómo el sol se pierde en el horizonte. Que sentiré cómo la brisa se vuelve fría. Que me daré cuanta que el tiempo pasa porque el sol ha vuelto a salir. Que ya no estarás más."
Louis Tomlinson seguía esperando por él. Y sus ojos, eternamente azules, le decían que lo seguiría esperando por mucho más.