-Nunca, jamás, en mi vida me he sentido con alguien como me siento contigo. Nunca. T-te miraba y veía lo que busqué toda mi vida. Siempre he buscado la belleza en las cosas, arte, delicadeza, magia. Y tú lo tienes todo. Lo increíble, es que ya no te veo así. Veo purez en tus ojos, profundos, intensos, a veces me pregunto por qué el mar se refleja tan bien con ellos. Veo vulnerabilidad, calidez y amor. Veo los brazos que me abrazan cada día; una boca que sonríe creando hoyuelos a ambos lados de tu rostro cuando digo cosas estúpidas. Veo a alguien fuerte. Veo a la persona que me ha hecho darme cuenta de cosas de las que no tenía ni la menor idea.
-Pero no puede ser. No soy eso. Soy la criatura que intentó ahogarte. Estoy siempre frío, tengo branquias en el cuello; escamas entre mis dedos, un maldita cola de pez. No tengo absolutamente nada que ofrecer, no soy esas cosas que dices.
-No. Tú si eres todas esas cosas y más. Hace tiempo que no veo nada diferente en ti, Harry. No veo diferencia entre tu cuerpo y el mío. La hay, es una jodida obviedad, pero, ¿a quién le importa?
-A mí.
-No, por favor. No puedes hacerme verte de forma diferente de nuevo, Harry. No cuando ahora eres lo más real que ven mis ojos. Cuando veo a Harry, ese por el que siento cosas que no puedo explicar.