Capítulo 10: Desde ahora seremos rivales.

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Los ojos de Sakura seguían clavados en el suelo.
− ¿Sorprendida? − preguntó Ino sonriente al ver la reacción de su ex amiga − ¿Ves? Sasuke me toma en serio, él si me quiere, si no lo haría no me hubiera encargado esta tarea tan importante −
− Tú la aceptaste − aún no subía la cabeza, pero en cada palabra que decía sentía un punzante dolor, más fuerte que aquella herida física y real. 
 − Claro que lo hice −
Sabía perfectamente que no podía moverse, su cuerpo estaba helado por el frio, su mano izquierda casi inmóvil, llena de sangre y lluvia … Además de la transpiración, mientras que su cabello estaba sucio. Pero, por primera vez en su vida, sentía ganas de matar, verdaderas ganas de acabar con la vida de alguien… Con una fuerza inexplicable, golpeó con rapidez el suelo y como el primer ataque de aquella batalla, el suelo se levantó, haciendo que las piedras fueran directamente hacia Ino, que muy pesadamente pudo esquivarlas. 
− Diablos − murmuró Ino al ver que apenas podía moverse − ¿De donde sacó tantas fuerzas? − se dijo así misma.

Sakura comenzó a golpear ferozmente el suelo, con una tremenda y demoníaca fuerza todo comenzaba a destruirse a su alrededor, era algo asombroso y a la vez intimidante. Ino solo podía esquivar todo aquello que iba hacia ella, pero la misma rubia se daba cuenta que no duraría mucho más tiempo, la fuerza de Sakura parecía no tener límites, aunque si estaba segura de que la herida de la pelirosa haría cesar esas ganas que tenia de matanza. 
Sakura se detuvo, mientras caminó con la mano derecha en su herida, mirando hacia el árbol en donde Ino se acomodaba en una de sus ramas. 
− Seguramente te enoja… − Ino no podía sentirse mejor al ver como Sakura reaccionaba de esa manera, después de todo sabía que tenía muchas más ventajas que la ojiverde en la situación de Sasuke. 
− No, no me enoja. Es más, si quieres te lo puedes llevar bien lejos y largarte con él −
 − ¡¿He?! − Ino bajó hacia el suelo quedando nuevamente enfrente de la pelirosa.
− ¿Acaso no te das cuenta? Yo y tú; somos diferentes −
− Eso lo se −
− ¡Goken! − La rubia se asustó al ver que Sakura aun podía pelear, nuevamente corría con gran velocidad hacia Ino, que se vio atada hacia el suelo con unos finos hilos hechos de chakra, técnica parecida a la atadura de sombras. 
− ¿En que momento? − preguntó Ino, dándose cuenta que no iba poder escapar. Clavó sus ojos en el cuerpo de la pelirosa que ya estaba a un metro, y luego sintió nuevamente el dolor, pero esta vez no lo aguantó; cerró los ojos, tratando de hacer pasar ese horrendo momento. Pero el dolor permanecía, estaba allí, dentro de ella, sentía que su piel se había deteriorado y que faltaba poco para que su útero y otros órganos salieran a flote. Sintió un cosquilleo brutal en su oreja, era la boca de Sakura que le hablaba. 
− Esta vez la débil eres tú, esta vez tú eres la utilizada, esta vez tú eres la perdedora − Ino no respondía, ya que sus ojos aún estaban cerrados, no quería abrirlos. La pelea estaba perdida; cayó al suelo mientras las manos estaban repletas de sangre. Cerró los ojos lentamente y perdió la conciencia. Sakura se tiró de rodillas a unos centímetros del cuerpo de su amiga. Se había dado cuenta lo que hizo, Ino estaba a punto de desfallecer, la herida era mortal, definitivamente mortal, sintió los sollozos y gritos de sus amigos acercándose, de la nada. Pero ella permanecía sin mover un músculo simplemente con la cabeza gacha, sin ninguna expresión. 
− Ino… − Sakura se puso de pie y tambaleando caminó hacia la rubia desangrada, se agachó al cuerpo de ella y puso su mano sobre esa herida, que seguía sangrando – Ino − Otra vez las lágrimas no cesaban, “llegar hasta la muerte”, esa pelea para Sakura había comenzado como sin ningún sentido, nunca se hubiera imaginado que las cosas terminarían así. Aún le quedaba algo de chakra, poco, pero le quedaba. Sabía perfectamente que, si utilizaba su Chakra para sanar a Ino, sería un riesgo muy fuerte, podría quedar muerta ya que lo único que le mantenía de pie, es ese control de chakra que la pelirosa poseía. Pero eso no le importa. Comenzó a concentrar chakra en la palma de sus manos, mientras estas palmas subían sobre la herida. 
− Sakura-san… − Lee era el primero en llegar al lugar, solo se quedó mirando lo que hacia la pelirosa ya que no sabía cuál era el propósito de ella. Al llegar donde ellas, la verdad, era que no se le había ocurrido hacer nada, simplemente se detuvo y miraba como Sakura al mismo tiempo que lloraba, concentraba chakra. 
− ¡Sakura-chan! Eso es peligroso − esta vez era Naruto, seguido por Hinata, que miraba aterrada la escena. Tenten y los demás no tardaron en llegar. 
− No, no importa − se dijo así misma, pero el comentario había sido escuchado por todos los demás. Utilizando su Jutsu médico, Sakura comenzaba a sanar muy lentamente la herida de Ino. Mientras los otros no hacían nada, o por miedo a que Ino muera, o por respeto a la decisión de Sakura. 
− Sakura, ¿Sabes el riesgo que estas corriendo? − preguntó Tenten, tratando de controlar su serenidad. 
− ¡Lo sé! ¡Déjenme en paz! − Sakura lloraba desconsoladamente, aún estaba curando con su chakra las heridas de Ino, pero su cuerpo comenzaba a fallar. Como lo había pensado. Su chakra se desvanecía y con ello su energía vital también. Sakura lloraba, no solo porque sabía que iba a morir, sino que el tan solo pensar en la idea de que Ino también muera, se sentía culpable. Los ojos se nublaron más de lo que ya estaban, se tambaleó, pero la idea de que terminó de curar a Ino, le había hecho soltar una sonrisa de felicidad. Para ella, su última sonrisa. Todos corrieron a ver como estaba Ino, pero Naruto y Hinata estaban agarrados a Sakura que aún seguía agachada. La pelirosa se puso de pie, con las ultimas fuerzas que le quedaban, dio unos pasos hacia atrás con la ayuda de Naruto y Hinata, se recostó en el tronco de un árbol, mientras los demás corrían a ver como estaba Ino. 
− Vean como esta − pidió la pelirosa a la pareja que se casaría más adelante. 
− Pero, tú… − 
− Por favor, quiero saber cómo esta. Vayan a verla − Sakura tenía la cabeza agachada, las lágrimas se le habían terminado, su rostro no tenía expresión más que una fría y agria mirada, que trataba de disimular la gran tristeza que sentía en el fondo de su alma.
− Está bien, pero yo me quedare contigo. Tú ve, Naruto-kun − Hinata se acomodó para quedar a lado de Sakura.
− ¡Déjenme sola, maldición! −

La vuelta del UchihaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora