Capítulo 14

1.2K 153 12
                                    

Minutos más tarde el peliceleste abrió sus ojos y respiró con normalidad despreocupado a todos los presentes. Por suerte solo había sido un leve 'desmayo'.

- Nagisa, me asustaste - habló el pelirrojo soltando un suspiro.

- lo siento - el menor hizo una pequeña sonrisa nerviosa mientras miraba a su pareja.

- ya no importa, lo que importa es que estás bien - pasó una de sus manos por el celeste y suave cabello del menor acariciándolo lentamente.

- Kar...Karma...- llamó con algo de vergüenza -...Me...Me lo puedes atar...? - pidió con un tierno sonrojo adornando sus pálidas mejillas.

El mayor sonrió, se levantó un poco y acercó sus manos al cabello del menor.

Karma ya se había hecho un experto con los peinados para 'chicas', ya que cuando ambos eran adolescentes y aún más chicos, Él se encargaba de hacerle los peinados a Nagisa, también suele hacérselos a su hija y aveces, solo para molestarlo, a su hijo menor.

- listo - informó separándose y sentándose nuevamente.

- gracia Karma - agradeció el peliceleste tocando sus perfectas coletas mientras esbozaba una sonrisa.

- de nada - respondió devolviéndole la sonrisa.

El peliceleste trató de sentarse mejor, pero un fuerte dolor invadió su espalda haciendo que suelte un pequeño quejido que alertó al pelirrojo.

- Nagisa, no te muevas mucho, recuerda tus heridas - lo retó mientras ponía una almohada detrás de él.

- Si, aveces lo olvido - respondió algo adolorido, pero aún así con una leve sonrisa.

- sé que es un poco estúpido preguntar, pero, puedes caminar bien? - preguntó algo preocupado.

- sí, bueno, las veces que intenté me ayudaron enfermeras, pero si puedo - contestó mientras movía sus pies tiernamente por debajo de las sábanas.

El pelirrojo soltó una pequeña risa ante su acción tan infantil y lo tomó de la mano depositando un beso en esta.

- mañana ya saldrás de aquí y podremos ser felices juntos - ni siquiera ​sabía de donde sacó esas palabras, ni porque las decía.

- eso espero - respondió el menor en una tienda sonrisa - te amo, karma - un tierno sonrojo se apoderó de su rostro al pronunciar tan simples palabras que enamorarían a cualquiera.

- y yo a ti, Nagisa - Respondió depositando un suave beso en los pálidos labios del Shiota.

Aquel beso que comenzó de manera tierna e inocente terminó por convertirse en uno lleno de desesperación y deseo. Pero el pelirrojo reaccionó al sentir los brazos del peliceleste querer pegarlo más a su cuerpo. Se separó lentamente viendo la escena ante sus ojos: Nagisa respirando agitadamente con un fuerte sonrojo en sus mejillas, los ojos abiertos solo hasta la mitad y los labios levemente hinchados. Una escena que cualquiera querría tener enfrente.

- Qu...Que pasa, Karma? - preguntó mientras el oxígeno volvía a sus pulmones.

- Recuerda que estamos en un hospital y tú estás recuperándote - dijo el pelirrojo mientras veía los zafiros llenos de deseo frente a él.

-...Pero Karma...- el mayor se sentó correctamente soltando al chico.

- pero nada, debes descansar - volvió a acariciar su suave cabello por el cual tenía un gran apego, no sabía si era su color, su largo, su suavidad o qué que amaba el cabello del menor.

El peliceleste bufó y desvío su vista aun sosteniendo su sonrojo. El teléfono del pelirrojo vibró indicando un mensaje, lo tomó y revisó.

>>Meilin;
Señor A. Creo que encontramos la ubicación de Takaoka.

El mayor se puso serio con solo leer el nombre 'Takaoka'.

>> Mañana lo comprobaremos.

Contestó para luego guardar su celular y suspirar.

"Juro que lo encontré y acabaré con él de una vez por todas...Nagisa" Pensó mientras veía al menor.

~por otra parte~

El hijo mayor de los Akabane Shiota caminaba hacia la casa de su progenitor con su pequeño hijo al lado tomándolo de la mano.

- papá...Abelo Karma? - preguntó el peliblanco levantando la vista para fijarla en su padre.

- Sí, Haru...- respondió ante la repentina pregunta - Espero que esté...- dijo lo último para si mismo rogando que el mayor estuviera con sus 'pequeños hermanos'.

Unos minutos más tarde llegaron a la casa en la que pasó la mayoría de su infancia. Tocó la puerta y aguardó unos instantes, a pesar de ser también su casa no dejaba de 'ser cortes' cuando venía de visita.

Pero lo desconcertó el hecho de que lo recibió una mujer un poquito más bajita que él de largo cabello carmesí, ojos verdes y una linda figura a pesar de los años.

- si? - preguntó con una dulce sonrisa.

"No me digas que papá..." Claro pensó lo peor antes que cualquier otra cosa "o se mudaron y no me dijeron...".

- eh...se..encuentra Akabane Karma? - Preguntó aún desconcertado por la presencia de la mujer.

- Lo siento, pero no se encuentra ahora - el pelirrojo maldijo en su mente a su padre - disculpe, quién es usted? - preguntó mientras veía al pequeño niño detrás de él el cual parecía ser tímido.

- ah soy Kano Akabane, su Hijo - respondió ante la pregunta.

A la mayor se le iluminaron los ojos y una gran sonrisa apareció en su rostro.

- pasa, entren - dijo mientras los dejaba pasar.

Ambos entraron al lugar y vieron a un hombre alto de cabello color castaño que, a pesar de la edad, no tenía ni una sola cana, sus ojos eran color cobre. Era bastante apuesto a decir verdad.

- hola - saludó - quién es? Cariño - preguntó a su esposa mientras le daba la mano al pelirrojo en forma de 'saludo'.

- él es Kano, Tu nieto - los ojos del pelirrojo se abrieron de par en par, oyó mal o dijo 'nieto'?

- alto...Quienes son ustedes...? - preguntó ya más confundo de lo que vino.

- somos los padres de tu padre, tus abuelos. Él es Kosuke y yo soy Elizabeth - los presentó a ambos mientras sonreía.

El pelirrojo quedó paralizado al oír tan repentina noticia.

"Volviste...Nagisa" •Karmagisa• |Cancelada.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora