capitulo 4: besos

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Beso tras beso tras beso.

Se sentía tan bien, y el hecho de que ella simplemente le diera un beso de pico era aún más excitante, pues la Morena no se atrevía a avanzar más allá de lo que era un simple piquito.

Como siempre, fingió que aquellos dulces y sabrosos besos no le gustaban, que sentía asco y que sólo le molestaba, provocando que ella fuera mucho más persistente con sus besos, y más y más. Hasta el punto de tenerlo ahí sentado en el suelo por mucho más tiempo del esperado.

Aún estando al aire libre nadie podía verlos, sooga era tan silencioso y pasivo cuando la Morena y el no se encontraban corretiandose o junto sus amigos provocando desastres, No muy comúnmente se veía a gente caminando por el oscuro bosque de bambú, puesto que los ninjas de tobe se mantenían muy comúnmente cerca de la zona, y por muy ridícula que fuera la pandilla tenían su aire de fieresa, por lo que era mejor no alterarlos si no querías salir lastimado. Aunque claramente para pucca y garu no era un problema mayor más que sólo unas molestias.

Pero, ahora mismo sólo se encontraban ellos dos en el mundo, el, con la mitad de su fuerza trataba de apartar a pucca de sus labios pues seguía fingiendo molestia, pero a pesar de todo, las manos que sostenían su cintura tratando de apartarla al mismo tiempo evitaba que se separaba, y el suave roce de su intimidad con la suya era eléctrico.

Inconscientemente comenzó a provocar el movimiento, sus manos recorrían lentamente su pequeña cintura, sus dedos comenzaron a ir mas arriba acariciando su espalda hasta llegar a la nuca, ¡dios que suave era su piel!, y justo al momento en el que pucca volvió a colocar sus labios en los suyos el inmediatamente con la única fuerza de su mano izquierda tomo su nuca e impidió que se moviera de su lugar.

Ella no trató de separarse.

Lamió sus labios, quería que ella abriera su boca, quería probar mas allá de un simple pico, pero alparecer Pucca no tenia los mismos planes.

Se separo de ella, vio sus ojos grandes y sorprendidos, su carita sonrojada y derrepente se dio cuenta de lo que estaba haciendo cuando sintió una gran incomodidad en sus pantalones al ver como frotaba sus partes intimas se dio cuenta de una cosa, estaba perdiendo el control.

La empujó lo mas fuerte que pudo y con rapidez se paro del suelo, dejándola sentada de trasero sobre este. Pucca lo miraba confundida, de un momento a otro estaba teniendo el momento mas tierno de su vida y al siguiente segundo el momento más erótico, no negaba que fue extraño y que jamas se lo espero de el pero debía admitir que aquel movimiento lo había disfrutado, le gustaba pero también sentía que estaba muy mal.

Garu no tenia idea de que hacer, la morena lo miraba desde abajo, con ojos llenos de lágrimas al borde del colapso confundida y con la posición más sexy que se pudo haber imaginado, jamas pensó que la inocencia de una mujer sea lo que más le atrajera, y sin mas escapó, como todo ninja admirable aunque después de lo ocurrido no creía que ahora fuera uno.

Tomo el borde de su camisa y la estiró hasta su entrepierna mientras saltaba de bambú en bambú, tenía vergüenza de su miembro ahora que estaba en una muy clara muestra de querer salir y correr de vuelta a la morena. Al llegar a su hogar rápidamente se metió dentro de su ducha, tomo el balde con agua que se suponía tenia que calentar pero en lugar de eso lo hecho directamente sobre el, sin siquiera quitar la ropa.

Estaba enojado consigo mismo, no quería hacerle daño ni mucho menos violarla, ella siempre había declarado su amor a el pero aun así no podía aprovecharse de aquello. Quería hacerla suya era una necesidad que ni siquiera el podía controlar.

Por un momento se imaginó a pucca en la misma posición que antes pero desnuda. Se sentía terrible pues aunque nunca lo admitiría juro haber derramado semen al ver el rostro de pucca lleno de lágrimas, por alguna extraña razón deseo verla llorar mientras su boca succionaba su miembro.

Sacudió su cabeza intentando alejar aquellos malos pensamientos de su cabeza. Estaba harto de esto, harto de tenerla pero no aprovecharla, harto de besarla y no poder pasar a más, estaba harto de tener que obligarse a solo masturbarse por no querer hacerle daño.

Esta noche todos aquellos sentimientos acabarían, iría por ella y la besaría como nunca lo había hecho.

Se baño debidamente y se cambio, estaba listo para un largo día de entrenamiento y en la noche tener el valor necesario para tomarla. Se encamino hacia la puerta pues entrenaría afuera no tenia lo necesario como para hacerlo dentro pero al abrir la puerta se encontró con Pucca.

Ahí estaba, parada con la mano arriba como si estuviera apunto de tocar. Ambos se miraron a los ojos y Garu por cobardía agacho la mirada, ambos sabían que ninguno diría nada.

Estaba apunto de cerrar la puerta en su cara, toda su cordura y valentía se había ido por el caño y ahora solo quería dormir para siempre. Pero Pucca impedido su cometido y detuvo la puerta a medio camino. Sus ojos contenían esperanza, auxilio y aunque Garu se negaba a creer también contenían deseo. Pucca deseaba que volviera a suceder, que aquel beso se repitiera millones de veces, que nunca soltara sus labios y que volviera a hacer exactamente lo mismo, estaba esperando a que lo hiciera.

Y...¿quien era Garu para negárselo?.

La toma de la cintura y comenzó a besarla desesperadamente, cerro la puerta fuertemente y la sostuvo por sobre la pared.

Había sido rápido y cuando menos lo pensaba sus piernas estaban en su cintura, sus manos en su trasero, su lengua en su boca y gemidos silenciosos se esparcían por toda la casa.

Después de todo solo eran besos.



pucca. (garuxpucca)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora