capitulo 5: Sin palabras.

4.2K 172 19
                                    

Suya. Esa tarde fue solamente suya y de su propiedad.

Con el roce de sus labios, su respiración, sus latidos. Todo junto a el, siendo el y tocándolo solo a el. Garu fue dueño de cada unos de sus suspiros, gemidos y gruñidos esa tarde, toda la jodida tarde.

Ese día logro comprobar que tan lisa y suave era su piel, a que sabia su boca, su cuerpo y su entre pierna. Aspiro el olor de su cabello, chupo sus deliciosos labios sabor a fresa y su cuello. La marco como suya en cada parte visible, dejando su marca en todos lados. Su cuello, su pecho, su estomago, sus piernas.

Garu era de Pucca y Pucca era de Garu.

Hicieron el amor tantas veces, su cuerpo estaba totalmente cansado pero muy despierto al sentir la respiración de ella en su cuello y su cabello esparcido por todo su pecho. Las lentas caricias que ella le daba por toda la extensión de su costado. Garu podía recordar como sus uñas rasgaban su espalda y lo bien que se sintió eso. Recuerda su respiración, sus movimientos, sus suplicantes miradas e íntimas reacciones que se aseguraría que ningún otro puto hombre en la tierra pudiera ver.

Ella estaba ahí, totalmente dispuesta y entregada a el, le dio el permiso de profanar su cuerpo, de adentrarse más haya de un simple y casto beso, de meterse entre sus piernas, de adorarla con la mirada, lo dejo descontrolarse y volverse loco. Todo lo que el deseo lo tenia justo ahora.

Y se sentía jodidamente bien.

Ella le permitió hacerle todo eso en solo una tarde. Y que se esperara a lo que faltaba de la noche.

Garu estaba avergonzado, fue su primera vez con la mujer más hermosa de todo Sooga y ella le entrego de vuelta su virginidad. Al principio los roces y caricias fueron tan agresivos y fuertes, las grandes manos de hombre de Garu se habían apropiado de Pucca, fue tan rudo y desconsiderado, pero tan pasional y excitante la había puesto contra la pared besándola, mientras le quitaba el pantalon negro y rompía las bragas de la joven, dejándola sin ropa en la parte inferior de su cuerpo, de un salto Pucca enredo sus piernas en la cintura de garu, sosteniéndose mientras este se bajaba el pantalon. El moreno no fue totalmente desconsiderado pues sabia la falta de lubricación de la morena, esto lo retraso pero jamás le haría daño, comenzó con caricias temblorosas, muy asustado pues era la primera vez que lo hacia y no entendía como hacerlo, no sabia si a ella le gustaría o si le desagradara, no tenia idea. Pero los gemidos y el sonrojo de la joven, la humedad entre sus entrepiernas, la tensión en estás, los pequeños suspiros y el movimiento de sus caderas siguiendo el movimiento de su mano le indicaba que iba por buen camino, siguió hasta que su mano se vio en vuelta en sus jugos, estaba lista y el aun más que ella, entro de golpe. Fue la cosa más gloriosa, le encanto como Pucca apretó las piernas, siendo él en medio de ellas el que evitara que las cerrara, como su cuerpo tembloroso parecía envolverlo en calor, le encantaba. La segunda vez fue igual de dura que la anterior, inmediatamente después de haberse corrido dentro de ella y ver la expresiones en su rostro volvió a ponerse duro en su interior, y las penetraciones se hicieron igual de fuertes que la anterior, pero esta vez fueron lentas y tomaron su tiempo, no fue rápido pero si muy duro. La tercera vez Garu la había llevado a su habitación, después de que con miradas le demostró que no estaba realmente muy cómoda afuera, en la entrada de su casa, siendo follada en la pared con fieresa.

Cerro la puerta y esperaba que nadie los molestara, estaba seguro de que si alguien lo hacia el seria capaz de matarlo.

Garu la recostó suavemente en su futon. No tenia intenciones de volver a entrar en ella todavía, quería algo más, algo más profundo. Queria recorrer su cuerpo entero de pies a cabeza, admirarla como solo el podía hacerlo, mirando los estragos de los entrenamientos de pucca, que aunque no lo pareciera ella los hacía. Admiro sus ojos avergonzados por su intromisión. Garu aun no le quitaba la ropa por completo, en un arrebato de placer en la entrada el solamente le había roto las bragas para continuar de una forma poco graciada de profanarla, se había vuelto loco, algo de lo que se avergonzaba pero no podía hacer más.

Le quitó la ropa. Despacio, como si pucca fuera una niña torpe que ni siquiera podía hacer eso. Ahora lo parecía, pues temblaba nerviosamente, todo su cuerpo y sus movimientos antes tan elegantes ahora eran torpes. Esto era realmente nuevo para los dos, estaban en un punto en el que ya no había retorno, fue tan estúpido, pero se había sentido tan bien. Ninguno parecía querer dar marcha atrás.

-hn...- Murmuró la morena, avergonzada ante la fija mirada de Garu en su cuerpo desnudo, aun mantenía sus sostén negro, cubriendo sus pechos. Garu con la mirada le indico lo que queria y Pucca se lo dio, dejándose ver. No era la primera vez que garu la veía como había llegado al mundo, pero si era la primera que podía tocar todo lo que el quisiera. Comenzó trazando un camino con su dedo índice, desde sus clavículas hasta entre medio de sus pechos, considerando el pellizcar un pezón, de esos rosados como sus labios, que se mantenía tan gloriosamente erecto, pero solo recorrió el contorno debajo de sus pechos, se encontraba algo sudoroso. El también lo estaba.

Siguió su camino, acariciando levemente sus costillas, su cintura, hasta llegar a su entrada. Dios, esa entrada tan rosada. Pucca no podía estar más avergonzada. Por lo que tapó su cara solo esperando a que el terminara de verla. A garu no pareció gustarle esto.

Se recostó sobre ella, el aun mantenía su ropa, queria que ella se la quitara, después de todo seria lo más justo.

Tomo la mano de la morena y la coloco en su blusa, Pucca lo miro confundida. No seria la primera vez que ella le quitaba la camisa. Solo que no estaban en la playa.

Ella lo hizo, lento, despacio, admirando el abdomen marcado del ninja. Garu se soltó las coletas y dejo su pelo caer sobre sus hombros, lo tenia algo largo, pero no tanto como para verse como una chica, este estaba totalmente revuelto. Despeinado, e hizo lo mismo con Pucca, el cabello de ella era hermoso, largo y sedoso, cayo tan esplendoroso sobre su cama, esparciéndose incluso ella sentada. Fue la imagen más gloriosa.

Aun faltaba su pantalon por quitar. Pero realmente eso lo dejaría para después. Tomo la cara de la morena, lo considero una falta de respeto. El tener que tocar su rostro, tan fino y suave, con sus callosas manos, hechas mierda por el entrenamiento, le pareció tan indecente, tan inapropiado y eso le encanto.

Le dio un dulce beso mientras poco a poco se iba recostando en el futon, y garu siguió sus besos hacia abajo, recorriendo su cuerpo totalmente encantado. Bajo a su cuello, donde mordió y chupo, dejando rojo y con babas, Pucca solo gemía. Siguió con sus clavículas, sus pechos, mordiendo ligeramente el chupo.

-¡Ah!.- dejo salir pucca, al moreno le encanto y comenzó a chupar. Esto era magia.

Después de juguetear con ambos pechos, morderlos y marcarlos, siguió con su abdomen, tan plano. Tan hermoso.

Marcándolo a este también, su cintura, con diversas mordidas y marcas moradas, tal cual como lo eran, muchos chupetes.

Antes de poder bajar ella lo detuvo, temerosa de que se dirigiera a donde el quería ir.

La miro, no quería hablar, no podía, no debía. Esa pequeña mirada de suplica, de piedad ante el pedimento de esa llave al que el llamaba su permiso. El la necesitaba.

Y entonces ella, muy a su pesar, le dio la llave.

Garu no tardo mucho en enterrar su rostro entre sus piernas.

-¡ah!.-

Todo ese día solamente fueron miradas cómplices entre ellos. Llenas de amor. Entre sonrisas y suspiros.







--------
Sientanse libres de corregirme cualquier error. Realmente lo escribir muy rápido.

pucca. (garuxpucca)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora