Fátima.

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Si superas cuánto,
Pequeña gran estrellita
Alumbrás en la noche con tu sonrisa.

Sonrisa que enamora a cualquier hombre.
Sonrisa que muestra que ya no sos una niña.

Y nos abrazamos y lloramos
Reímos y saltamos.
Celebramos la vida;
Mientras recordamos que no es la primera vez
En la que de la mano saltamos emocionadas en sencillez.

Porque juntas no existe el tiempo
No hay edad
Ni miedos
Juntas, somos infinitas.

Infinitas y llenas de amor,
De una eterna compañía
De crecer y ser feliz.
Instantes fugaces;
Que como las estrellas, de esas que volando pasan,
Cumplen nuestros sueños y sanan nuestras heridas.

En tus palabras encuentro las mías;
Aquellas que en mi memoria,
Están perdidas,
Tu las encuentras y las pones cada una en su lugar.

En tus ojitos la fortaleza de una gran guerrera se aloja
Y en tu pasión del capturar;
Momentos,
Abrazos,
La emoción de aquellos músicos al cantar.
Me muestras que cada instante
Es
Único,
Sencillo,
Perfecto.
Inmenso en magia y amor.

¡Que lindo es correr a nuestro encuentro cuando nos necesitamos!
Y mirando al cielo agradecer
Nuestra existencia hoy, acá.

Nuestra unión es más fuerte que cualquier desconfianza ilusa
Y que cualquier temor u enojo desierto.
Porque no existen ataduras,
Te suelto
Y me sueltas para volar,
En libertad, juntas.

¡Ay amiga!
Si supieras cuánto mi corazón te quiere, y en momentos te recuerda;
Siendo feliz.
En un carnaval constante.
Estas palabras no son nada frente a lo mucho que te quiero,
Frente a cuánto valoro tu presencia hoy en mi vida.

Sos la protección
Y el orden.
Un darse cuenta continuo,
Un recordar en firmeza
Con el corazón abierto
Y la mente que despierta de un bostezo gigante.

Dieciséis años y te veo
Dieciséis años y me veo.
En tu disfrute de capturar
Bellos momentos y demás,
Veo mi danzar sin pensar
Cuando mi mente se va.
En tu sonrisa y mis dientes,
Tus abrazos y nuestro tan amado
Febrero eternal.
Tus palabras y las mías, que son Una
Porque ellas también se ven;
Ellas también se reencuentran.

Te veo y me veo.
Nos veo así siempre.
Moviendo los pies al son de una murga,
O en una vereda charlando
De la vida, y tu mirada.
Castaños ojos que con firmeza
Y tal fuerza
Entran en mi diciéndome:
¡Confía, que yo confío!

AhóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora