Miradas de fogón.

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Sentaditos los dos a lo indio
Frente a un fuego que separa cuerpos
Y une almas.
Ahí estas,
Acá estoy,
Allí estamos.

Perdidos en el dulce poder de un fuego
Que transforma,
Y desnuda,
A las personas que allí están,
Luchando con su armadura
Que poco a poco con el calor
Que desde sus pulgares entra en su corazón,
El acero se funde
Y se vuelve cristal,
En un suspiro inevitable de vida/muerte/vida.

Y en ese suspiro te miro,
¡Pa! ¡Te estoy mirando!
Un torbellino bello de emociones escondidas
Salen a la luz, las suelto al fin.
¡Fa! Que locura, pienso.
¡Fa! Somos Uno, siento.

Te veo y me veo.
Veo mi renacer en tus ojos,
La pureza esencial que creí perdida en mi
Esta en vos,
Y en ese brillo tan radiante como fugaz,
Efimero.
Porque enseguida alejo la mirada,
Me es difícil verte,
Y verme.
Encontrar mi verdad en tu sonrisa,
Reencontrarme con la Unidad que a veces siento perdida
Pero se que está ahí, esta acá,
Presente en todo, en el Todo abundante y maravilloso.

Mi sonrisa frente a la tuya,
Al lado del fuego
Me recuerda que no estoy tan sola, ni tan perdida.
Simplemente soy un caminante
Que se está encontrando.
Acompañada de luces como vos,
Duendes que me miran y sonríen
Y en sencillez me piden que confíe.

Se que la verdad saldrá en la oscuridad
De una noche de eclipse lunar,
Y con la bendición de una estrella fugaz
Se volverá luz.
Quizás el aullido duela,
Pero la flor nacerá donde brota el amor.
Volveré a nacer,
Desde el fuego sagrado
Como un venadito azul.

Y volveré a encontrarme con esa mirada que refleja la mía,
Y esa sonrisa gigante que no quiero perder.
Volveré
A sentirme Amor y luz eterna,
A caminar danzando,
Y a seguir jugando
Junto a mi niña.
De la mano a mi intuición,
Confiando,
Conectando con el corazón
Y nuestra mirada.

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