La enfermedad - El camino más doloroso.

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Quien sienta mi dolor
Que alce la mano
Y me acompañe en este crecer tan ardúo.
Que mi cuerpo no da más
Y pido a gritos que lo detengan.
Que alguien detenga por favor este dolor;
Un dolor que al parecer no quiere decir adiós,
Al menos no hasta que lo integre a mi y lo acepte al fin.

¡Pero pucha! ¡cómo cuesta estar enfermo!
Y no sólo por el precio de los medicamentos que de poco y nada me sirven
Más que para que mi herida siga sangrando,
Pero no de señales de cicatrizar.
Sumándole al maltrato del supuesto médico que alguna vez
En su juventud,
Se creyó el cuento de que la medicina salvaba almas.
Cuando lo único que hacen es enfermarnos más por sus malos tratos.
Cuando ellos mismos fomentan a que ese cuento sea pura mentira y la gente lo este dejando de leer.
Maltratando mujeres y hombres,
Niños, ¡bebés! ¿con qué corazón?
Creyéndose los dueños de nuestro cuerpo y razón,
Dueños del mundo de la plata y la enfermiza ambición de querer más más más.
¡Estos si que están enfermos!.
Pasan sus días juzgando sin razón alguna,
A débiles seres que creen que con acercarse al hospital sanarán,
Cuando en realidad más que sus cuerpos,
Son sus almas las enfermas de sufrimiento y miedo.
El cuerpo es sólo proyección de eso que el humano tanto esconde.

Sino que también:
Cuesta por el hecho de lo que nos vienen a mostrar.
Porque, la enfermedad es esa luz en nuestro caminar más jodido y sombrío.
La enfermedad se vuelve la única forma de enfrentarnos a abrir los ojos y crecer.
El "para qué" de la enfermedad es aún más jodido que el "porqué".
Poder verla dejando el ego a un costado y enfrentando nuestra verdad no es tarea fácil.
Podría decirse que puede llegar a ser de las mas complicadas para el ser humano racional y ególatra.

Pero acá estoy nuevamente enfrentando mis dolencias;
Mis fantasmas,
Mis arquetipos oscuros,
Mi dueño de barba azul
Que me matará si las fuerzas de la negación me ganan,
Haciéndome caer en el piso, y rendirme sin más.
Me dejará entre la sangre de otras mujeres
En una habitación de imágenes morbosas,
En donde crecer duele y lastima.
Hasta que en el encierro nuestros corazones se detengan,
Mientras juntas luchábamos por nuestra vidas.

Ahora estoy sintiendo desde mi tapada nariz,
El aire del buen respirar, que alguna vez habitó en mi.
Son pocos segundos, pero bellos sin igual.
Pero a pesar de esto, sigo con miedo a salir por el "qué dirán"
Tan estúpido miedo, tan estúpida yo.
Reprimiéndonos por ocultar nuestras enfermizas heridas
Que,
Aunque a veces no aceptemos;
Son parte nuestra.
Y hay que amarlas tanto como nos amamos, mucho.
Aunque a veces eso,
Nos lleve la vida.

AhóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora