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CAPITULO 11

-¿Entonces aceptas que tienes miedo? - ríe Christopher

--si! ¿Contento? Le tengo miedo a esta estúpida hora – Pongo mis ojos en blanco.

- en ese caso ven- me extiende su mano derecha ­–vamos a mi cuarto es más seguro.

Típico de todos los hombres, ven a una mujer indefensa y solo piensan en aprovecharse, los hombres solo son una plaga

-soy miedosa, pero no estúpida ¿crees realmente que iré contigo a tu habitación? ¿Estás loco? – le suelta enfadada, y yo que comenzaba a ver la cara buena de la moneda y ha estado podrida igual que todas.

-Entonces vamos a tu cuarto – me dice indiferente mientras insiste con su mano estirada.

-waoooo ¡qué diferencia! – le espeto sarcásticamente.

Baja su mano y se echa al otro lado de la silla – bueno.... Solo pensé que no querías ver como ese retrato se está moviendo. – y es entonces que una corriente helada recorre todo mi cuerpo hasta dejar todos mis pelos de punta, y siendo yo una gran cobarde me levanto sin mirar ese maldito retrato y agarro la mano de Christopher y salgo corriendo con el hasta las escaleras, y simplemente mi pies no se detienen sino hasta que llego al cuarto de huéspedes y entro con Christopher poniéndole seguro a la puerta.
Cuando una risita sale de la estúpida boca de Christopher lo comprendo todo

-Era mentira! Todo fue un cuento chino tuyo para traerme aquí- lo apunto con dedo acusador.

-primero, la que salió corriendo como loca trayéndome aquí has sido tú, no yo – me dice aguantándose la risa

-pero tú me has dicho eso para que cayera en tu trampa - esta vez retiro mi dedo acusador y cruzo mis brazos sobre mi pecho.

- y funciono a la perfección – empieza a reír a carcajadas y es entonces que me tiro sobre el para darle su buen merecido, pero como soy demasiado despistada para fijarme en cualquier cosa, me olvido completamente que mi bolso estaba en el suelo y caigo sobre Christopher, haciendo que los dos caigamos al suelo, yo sobre el pero me levanto rápidamente o eso quería hacer porque el agarra mi mano y de una extraño movimiento me coloca debajo de él, sosteniendo mis manos sobre mi cabeza.

-suéltame maldito bicho raro, o te juro que te sacare los ojos con una cuchara y luego los hare picadillo, los cocinare y se los daré a mi perro - intento escapar de su agarre pero todo es en vano.

-tan linda y tan sádica – cuando me dice esto me dejo de mover y lo miro fijamente a los ojos poniendo la cara más sádica que tengo, esa cara de te voy a cortar en picadillos.

-No me das miedo – suelta finalmente

-¿ahh si? Pues cuando logre escapar y te amarre las extremidades a cuatro caballos, los asustare para que salgan corriendo y con su fuerza te desmiembren y solo quede tu tórax ¿y sabes que hare con él? – le sigo diciendo sádicamente

-¿lo cortaras en pedacitos y se los darás a tu perro? – intenta terminar por mí, y ciertamente estaba por decir eso pero debo lucir más sádica.

-pues no, pobre mi shadow no lo quiero envenenar con tu carne podrida, hare algo mejor quemare todos los restos de tu cuerpo y los guardare en mi cocina ¿adivina para qué? Para usarlos de aliño diariamente. – termino orgullosa por lo bien que me quedo

- enserio necesitas psicólogos, estas demente – dice algo asustado

-gracias – le susurro acercándome a su oído, y entonces en el mismo oído le grito –AHORA SUELTAME. Se mueve un poco pero no me suelta

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