Necesito comprobarlo, no me lo creeré hasta salir afuera. Quizás todo esto es una simple broma de fin de año ¿no? Trato de escabullirme por las escaleras para que nadie me vea, pero mi plan fracasa y soy visto por la señora que dice ser mi otra mamá.
—Cariño, si vas a ir afuera ponte un abrigo —dice con una dulzura que me causa asco. Camina hacia mí y se cesa los pasos en cuanto me ve nervioso, pero no dice nada al respecto. Más bien habla con un tono más suave—. Ya viste en las noticias que últimamente está haciendo más frío que nunca.
Asiento y llevo mi vista al perchero que está del lado derecho, al costado de ella. Para que piense que le haré caso.
No la quiero ver a los ojos.
—Bien —murmura desviando la mirada. Vuelvo a verla. Tantea su mantel blanco de cocina y se muerde el labio inferior con frenesí—. Volveré con Cat. Estamos preparando gelatina así que no te demores, a donde sea que vayas.
Da media vuelta y recorre la sala, donde la pierdo de vista, para volver a la cocina. Una palabra dicho por ella retumba en mi cabeza.
Cat
Mi madre se llama Catalina, y si le dice así es que deben tener un vínculo muy fuerte. Pero no casadas.
¡No!
Giro sobre mis talones para quedarme enfrente de la puerta. La que se supone que debí pasar miles de veces en toda mi vida. Y el solo hecho de pensar que no fue así, me eriza la piel completamente.
Vamos Caín, no pierdas el tiempo.
Dirijo mi mano a la perilla, pero el sudor que recorre por ésta hace difícil el agarre. Lo sostengo con fuerza y lo voy girando hasta que ya lo puedo abrir, y al hacerlo, la puerta rechina por lo vieja que está. Me horroriza seguir viendo lo que pensé que era una estúpida broma. Todos siguen ahí.
Dudando un poco, avanzo lentamente hasta llegar al patio delantero. Y antes de llegar a la vereda de la calle, me detengo. Observo todo el vecindario con detenimiento, tratando de compararlo con el verdadero. Siento como mi estómago da un vuelco y regreso adentro con todo el cuerpo tembloroso.
He visto demasiadas películas de ciencia ficción para no darme cuenta de que no es mi mundo, definitivamente. Estoy en una dimensión alterna. O eso creo... Pero necesito averiguarlo ¡YA! ¡Y SALIR DE ESTE LUGAR!
Cuando voy subiendo por las escaleras mis pies se van adormeciendo y mi visión se vuelve difusa con cada escalón. Se me vienen a la mente a los gays que vi en la mañana, besándose con lujuria. Esto es repulsivo. ¡Es pecado!
Trato de sostenerme de las barandas, pero cada vez mi fuerza se va debilitando poco a poco. Siento que soy el protagonista de una película de terror, y que no tengo escapatoria. Quiero gritar, pero sé que todo es real, y esas sucias pecadoras vendrán por mí.
Se me dificulta respirar, y siento mi sangre helarse, pero en cuanto recupero un poco de energía en mis piernas, no dudo en ir mi supuesta habitación. Cierro la puerta de un portazo en cuanto estoy dentro.
Y por un instante tengo la necesidad de ver a mi padre. Para que me aclare todo y mande a la mierda a los demás. Tengo que verlo, pero... ¿Y si el no existe aquí?
Subo gateando a la cama —y con leves mareos de por medio— por el lado izquierdo de la habitación para esquivar los vidrios rotos que permanecen ahí. Me quito las zapatillas lo más rápido posible y me acurruco entre las sábanas blancas que me van calentando de a poco. Y eso me alivia, pero aún veo la foto de Leo en pedazos esparcidos al lado, recordándome que en este mundo todo está mal. Porque estoy en un lugar donde parece ser que la homosexualidad es lo más normal del puto mundo.
Un nudo se forma en mi garganta en cuanto escucho que alguien toca la puerta. Después hay un silencio y otro golpe. Escucho unos murmullos afuera pero no alcanzo a reconocer las voces, y por debajo de la puerta se ven dos sombras confusas. Pero si consigo percibir algo, una voz femenina que reconozco perfectamente. Mi madre suelta un suspiro y dice:
—Hijo... Leo está afuera y quiere pasar.
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Heterofobia
General FictionCaín es un chico amargado, machista y por si no fuera poco, homofóbico. Pero de un día para el otro su vida cambiará drásticamente. Y así vivirá su peor pesadilla, donde no tendrá ninguna escapatoria posible. ※NO a la discriminación en todos sus a...