Bodas y amistades

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Los personajes no son míos. Son de CAPCOM (si lo fueran Steve no estaría quien sabe dónde y Piers viviría) únicamente la trama de esta historia me pertenece.

Aclaraciones: Esta historia es un AU, por lo que recomiendo si no es gusto del lector dejar la lectura. Sin más, los dejo con el primer capítulo.
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The War Of Seduction

Capítulo 1: Bodas y amistades.
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[El comienzo de una guerra]
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Miró con determinación a las personas sonriendo animadamente a dos personas que se tomaban fotografías de recuerdo, como era usual en las bodas. La música sonaba a niveles tenues que le daban dolor de cabeza debido al tono meloso de éstas, dando por sentado que odiaba los enlaces matrimoniales. Sin embargo estaba ahí porque una de sus compañeras era sobrina de la pareja y habían usado el pretexto para juntarse tras dos años sin verse. Helena Harper atravesó el pasillo del jardín adornado con rosas blancas hasta encontrar la mesa con el número indicado en la invitación. Pese al odio inicial la decoración era exquisita, digno de dos personas adineradas como lo era la familia Wong.

La entrada contenía dos estatuas de ángeles tallados en mármol que daban paso al corredor con rosas rojas adornando el pasillo. Las mesas, por otro lado estaban adornadas de manteles rojo intenso y adornos de cristal en el centro. Los floreros grandes estaban hasta el final donde estaba la mesa de los novios y un pastel de seis pisos blanco adornaban dicho paisaje, haciendo recordarle que ella tenía veintisiete años y todavía seguía soltera.

- ¿Desea algo para beber, señorita? -Helena parpadeó, observado al camarero con el ceño fruncido, esperando su pedio.

-Un Martini seco, por favor. -le pidió avergonzada. Él asintió caminado hasta la cocina. Cuando lo perdió de vista se giró contrario a los esposos y el hombre le dejó la bebida al cabo de unos minutos después. Bebió despacio, sintiendo la intensidad del alcohol y miró su reloj de pulsera preguntándose cuanto tiempo tardarían las otras en parecer hasta que la figura de un hombre le obstruyó la visión y frunció el ceño.

-Si no está ocupado este lugar me gustaría tomar asiento. -informó él señalando la silla. Helena asintió despreocupada palmeando el objeto y sonrió en respuesta, tomando lugar para después colocar ambas manos sobre su mentón.

-Cómo puedes ver cualquier compañía es buena a estas alturas... - respondió, volviendo a darle un trago a la bebida entre sus manos.

El hombre a su izquierda usaba una camisa blanca de mangas largas sobre el chaleco de botones negros, pantalones del mismo tono haciendo juego con aquel saco negro sobre su brazo izquierdo y tenía una corbata color vino, haciéndolo atractivo a la vista. Sin mencionar los penetrantes ojos azules que le miraban esperando una respuesta por lo que suspiró sin dejar de observar a los costados.

-En realidad esperaba a mis compañeras pero al parecer todas se pusieron de acuerdo en llegar tarde. -murmuró con fastidio, reclinando el haciendo hacia atrás suavemente. - ¿Qué me dices de ti? ¿Te ha dejado plantado una chica y buscas con quien charlar un rato?

-Bueno, no soy quien se ha quedado tan olvidada que necesitó de otra persona del sexo opuesto para sentirse interesante. -comentó mordaz. La mujer arqueó la ceja enojada. ¿Quién diablos se creía ese sujeto?

-Vaya desconocido, no sabía que podías ser un bastardo arrogante. -sonrió ella, él le imitó el gesto tomando la botella de sus manos.

-Tampoco conocía mujeres sin falta de tacto o sutileza con los hombres. -Picó entretenido y Helena bufó comprobando su punto. - Ahí está, te quedarás sola si te niegas a moderar esa personalidad.

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