Parque

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Los personajes no me pertenecen, son propiedad de CAPCOM (el cual me tiene en descontento por la muerte rara de Wesker) y sus respectivos creadores. La historia me pertenece. Queda prohibida su reproducción sin mi consentimiento.

Advertencia: historia UA. Si no te gusta de este tipo recomendaría no seguir la lectura. Sin reclamos ¿Ok? Ya está advertido

The War Of Seduction

Capítulo 3: Parque

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Parque central de Raccoon City. 6:20pm

Chris Redfield se permitió estirar los pies descansando sobre una banca en el famoso parque de la cuidad. Estaba situado junto a la torre del reloj y varios metros delante un pequeño zoológico lograba apreciarse con el fin de preservar las visitas turísticas o al menos así lo recordaba. Llevaba varios años fuera de Raccoon aunque por las mismas características parecía que el tiempo no avanzaba aun pasados los años. La tarde le daba un toque irreal y agradable, mucho mejor a lo acostumbrado siendo un solado que siempre solía pasar largas jornadas fuera del hogar.

La entrada del parque estaba adornada con una reja negra, la cual tenía el nombre de la ciudad impreso en letras grandes. Varios árboles daban camino a un sendero de piedra, donde otros bancos volvían más grande el espacio repleto de césped y varias farolas comenzaban a encenderse dada la hora. Algunos niños jugueteaban con las palomas y los adultos mayores sonreían entretenidos. Debía disfrutarlo pero el mal humor que sentía no le permitía sentir la tranquilidad esperada y todo radicaba en una sola cosa, Steve Burnside, quien le había llamado el día anterior con el fin de tratar asuntos laborales del ejército tras la caída de Umbrella. Sin embargo llevaba dos horas esperando algún rastro del pelirrojo y su teniente tampoco contestaba la llamada ¿Por qué diablos los seguía tratando? Del idiota pelirrojo lo entendía, pero de Nivans... Respiró aire, era un hombre de poca paciencia, y esta estaba a punto de terminarse.

–Señor Redfield, le recomiendo mejorar su ceño o preocupará a los mayores. –Habló alguien caminando hacia él. Chris Reconoció el acento de la mujer y sonrió, solo ella sabía hacer comentarios sarcásticos sin remordimiento. –Veo que no disfruta la vista agradable, lo cual dice mucho de usted.

–Señorita Valentine –saludó siguiendo el ridículo juego de formalidad. –Raccoon por las tardes parece una ciudad fantasma, pero coincido con usted, es una tarde medianamente agradable.

Ella arrugó el ceño en respuesta. Las palabras de Redfield sonaban demasiado huecas y el semblante irritado le indicaba que estaba de pésimo humor por alguna razón.

–Eso no parece hacerlo feliz –le sonrió. – ¿Pasa algo?

El soldado alzó la cara intentando tener un mejor panorama de los ojos grises de su acompañante. Usaba un pantalón mezclilla entallado, una blusa mangas largas rosa pálido sin escote que era sujeto por el cinturón y al final aquel atuendo hacía claro contraste con el rubio cabello. No traía escote alguno y tal vez eso era lo mejor, todavía encontraba estúpido intimidarse por un simple encanto y de todas las personas Valentine era la menos indicada para notar que pese a ser militar era un simple humano con debilidades tontas.

Además el único imbécil entre ellos era Steve, nadie más.

–Llevo dos horas sentado esperando noticias de Burnside ¿Piensas que alguien estaría de buenas tanto tiempo? –se masajeó las sienes irritado. –Ese idiota sin remedio...

La rubia analizó sus palabras y asintió.

–Digamos que yo también estoy pasando por las mismas circunstancias. –Redfield alzó la cara para verla. –fui invitada a una reunión pero me retrasé y me citaron aquí, por favor dime que no estamos aquí sin nuestro consentimiento.

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